De Sunsara Taylor:

Adentrándonos en Lo BAsico: "Reforma o revolución — cuestiones de moral, cuestiones de orientación" con unos estudiantes como parte de nuestra gira de universidades

30 de marzo de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Aun antes de que llegaran otros, una joven negra que ha protestado por el asesinato policial y que orgullosamente lleva el cabello en el estilo afro natural señaló una frase que la conmovió mucho en el ensayo de BA “Reforma o revolución — cuestiones de moral, cuestiones de orientación”: “en esos tiempos [no] se gozaba de la ‘aprobación social’ por ser un revolucionario, y en particular un comunista revolucionario”.

“¡Sí que es muy cierto!” Ella lamentó el hecho de que tan pocos de sus compañeros apoyan la revolución y que sus padres le dicen constantemente a ella que se concentre en “salir adelante”. La conmovió la insistencia de BA en que uno tenga que trabajar por la revolución a pesar de todo esto y trabajar para cambiarles la mente a otros. Al mismo tiempo, ella se preguntó si realmente era posible y cuánto tiempo se requeriría.

Nos habíamos conocido el día anterior, cuando Carl Dix y yo hablamos en su escuela como parte de nuestra gira nacional para invitar a los estudiantes a conocer la verdadera revolución. Pronto varios otros que habían asistido al evento se unieron a nosotros alrededor de la mesa. Les habíamos hablado sin pelos en la lengua a los estudiantes, diciéndoles que explorar la dirección y la nueva síntesis de Bob Avakian y unirse a la revolución que él dirige es lo más importante que podrían hacer con su vida. En ese momento, comenzábamos a hacer seguimiento con ellos.

Después de leer el ensayo juntos en voz alta, otra mujer expresó su aprecio por la analogía que relata BA, esa de regresar a la época en que una gran plaga mataba a un enorme número de personas. BA nos pide que imaginemos que unos viajeros del tiempo lleven a esa época los antibióticos necesarios para el tratamiento de la plaga, pero que estos viajeros del tiempo acaparen los antibióticos, los guarden con matones armados, y se nieguen a distribuirlos a menos que se les pague un precio demasiado alto para la mayoría de la gente. BA pregunta: ¿En esa situación, es mejor simplemente tratar de consolar a la gente mientras mueren, o levantarse y robar los antibióticos y poner fin a la epidemia? Esta joven dijo que el ensayo la hizo reflexionar sobre lo elástico que son las personas y que todas las cosas peligrosas que hacen las unas a las otras (como el crimen), así como las cosas horribles que les hace el sistema, que todo eso “tiene su fuente en el capitalismo”. Estaba de acuerdo en que el problema no es la naturaleza humana, sino el sistema en que todos nos encontramos atrapados.

Una mujer de China dijo que el contraste entre la reforma y la revolución en el ensayo la hizo pensar en la diferencia entre las feministas radicales, y ella se considera una de estas, y el feminismo liberal. Una cuarta joven expresó su apoyo a la revolución y apreció asimismo la analogía. Pero preguntó: “¿Por qué el título conecta la cuestión de ‘reforma o revolución’ con la cuestión de la moral?”

Muy buena pregunta, la que otros no habían considerado todavía, e impulsó a todos a regresar al ensayo. Un miembro del Club Revolución leyó en voz alta un pasaje en que BA expresó su admiración por la moralidad de las personas que quieren aliviar el sufrimiento, que hacen cosas como dejar agua en el desierto para los inmigrantes que cruzan desde México. “Pero”, escribe, “su labor no es la solución fundamental al problema del sufrimiento de los inmigrantes, ni elimina las fuerzas que los arrojan de sus países ni las demás penas y opresión de las masas por todo el mundo. Aunque admiro a los que se ofrecen para Médicos sin Fronteras y otras causas, si dicen: ‘No se puede hacer más que esto’, tenemos que librar una lucha muy dura de principios con ellos, y a la vez unirnos con ellos y admirar su espíritu, porque objetivamente no es cierto que no se puede (ni se debe) hacer más, y plantearlo así le hace daño a las masas”.

El miembro del Club Revolución desmenuzó el saqueo imperialista y la explotación que impulsa a las personas a abandonar sus hogares en México u Honduras, y que era impresionante dejar agua en el desierto para que estos inmigrantes no mueran. “Pero”, ella se hizo eco de BA, “si dices que eso es todo lo que debería hacerse, ¡estás equivocado! No es verdad. No soluciona las condiciones impuestas sobre sus países. No soluciona el racismo y la explotación que sufren en este país. Y si te opones a la revolución, la que sí puede solucionarlo, ¡entonces haces algo muy dañino y muy mal!” Ella luchó para que los presentes reflexionaran profundamente sobre lo que BA quería decir, y que lo que uno considera moral depende de lo que entiende como la verdad, y si uno reconoce que los problemas sólo pueden solucionarse mediante la revolución, entonces es inmoral hacer algo menos.

Mientras las personas empezaban a ver la conexión entre la cuestión de “¿reforma o revolución?” y las cuestiones de la moralidad, surgió una nueva pregunta: “Pero, ¿cómo respondemos a las personas que no pueden ver esa verdad objetiva? Aunque nosotros lo veamos como objetivo —por ejemplo lo que dices sobre los inmigrantes en la frontera—, la verdad es relativa, ¿no?” La mujer que había preguntado esto vaciló un poco y dijo: “Tal vez sea demasiado filosófico”. Pero no era “demasiado filosófico”. La cuestión de cómo determinar lo que es verdadero, o si “cada uno tiene su propia verdad” es una de las cuestiones filosóficas más acuciantes de nuestro tiempo.

Los presentes abordaron esto de varias maneras. Retomamos al tema de los inmigrantes en el desierto. “¿Se trata sólo de una ‘narrativa’ o es objetivamente cierto que estos inmigrantes son expulsados ​​de sus hogares a causa del imperialismo Estados Unidos? ¿Es sólo una ‘narrativa’ o es objetivamente cierto que dejar agua para ellos es buena cosa pero en realidad no va a solucionar el problema?”

Varios miembros del Club argumentaron que la verdad es objetiva y no depende de lo que piense la gente, pero otros no estaban tan seguros. Se sintieron fuertemente que lo que les pasa a los inmigrantes sí es la verdad y está mal, pero tenían sentimientos encontrados con respecto a decirle a otra persona que estaba equivocada si lo percibió de otro modo.

Este interrogante quedó sin resolverse completamente, ya que cada pregunta conducía a otra. Alguien preguntó: “Entonces, ¿qué pasa con las personas que no lo ven de esta manera, que no se han despertado? ¿Esta revolución también trabaja con los de la extrema derecha y trata de cambiarlos? ¿Cómo los racistas de hueso colorado? ¿O sólo se centra en aquellos que están más cerca de ‘la verdad objetiva?’” Se animó a cada uno presente a la mesa a exponer sus pensamientos al respeto. Algunos expresaron su esperanza de que pudiéramos hacer algo acerca de los racistas de hueso colorado, pero principalmente opinaron que era necesario centrarse en aquellos que podrían estar más de acuerdo. Carl Dix y yo hablamos brevemente sobre el hecho de que estamos hoy luchando para preparar el terreno, preparar al pueblo y preparar a la vanguardia para estar preparados para el momento en que sea posible liderar a millones de personas para acometer la revolución, a toda máquina, con una posibilidad concreta de ganar, lo que significa que estamos en este momento organizando a miles de personas para trabajar activamente con nosotros para influir en el pensamiento de millones de otros. Al mismo tiempo, estos miles de personas se están entrenando y capacitando para dirigir a millones de personas cuando las crisis más grandes estallen y millones están listas para jugarlo todo por el todo para derribar este sistema y crear algo mucho mejor. Y nuestra página web, revcom.us, combina todo esto y lo dirige.

Un gran elemento de esto, recalcamos, es que ellos se profundicen más en esta estrategia y el tipo de interrogantes filosóficos que ya habían surgido en la discusión, al mismo tiempo que trabajamos juntos para luchar contra el poder y hacer que todo el mundo sepa de la dirección de Bob Avakian. Animamos a los presentes a chequear todo el índice de Lo BAsico y apreciar su alcance: desde la razón por la que la revolución es necesaria hasta el tipo de mundo por el que luchamos, desde la cuestión de la estrategia hasta el método y los modos de pensar científicos, desde la moral comunista hasta la responsabilidad de la dirección. Pasamos el resto de nuestro tiempo explorando los planes iníciales para llevar esta revolución al mundo —participando en las acciones del Día Internacional de la Mujer y la próxima huelga de estudiantes contra el asesinato policial— y para programar más discusión sobre los otros capítulos de Lo BAsico.

El mismo ensayo, una distinta discusión rica

Al día siguiente, después de ir juntos a una escuela secundaria local para promover la dirección revolucionaria de BA, reunimos a unos estudiantes de otra universidad para discutir el mismo ensayo. Aunque tratamos algunos temas similares, en cierto sentido esta discusión se desarrolló de una manera muy diferente.

El primer gran debate que brotó se trataba de lo que significaba la analogía de BA sobre los viajeros del tiempo que estaban acaparando los antibióticos en el medio de una gran plaga. El primer estudiante que habló creía que la analogía se refería a los estadounidenses que van a otros países y tienen muchos tratamientos médicos avanzados pero no los repartan a menos que puedan sacar ganancias. Vio el problema como la codicia y pensó que lo que nos hacía falta era personas diferentes a cargo y personas diferentes que se hicieran capitalistas con más compasión al determinar los precios.

Otra persona pensó que la analogía era de que, para las personas que sufren la plaga, los antibióticos fueron desde el futuro, al igual que hoy en día para las personas que sufren bajo el capitalismo, “El comunismo es en el futuro, es algo que no ha llegado todavía y nosotros estamos tratando de imaginárnoslo”. Él dejó claro que, para él, el hecho de que el comunismo “no ha sucedido todavía” no se limitó a decir que aún no se ha alcanzado sino que pensó que significaba que aún no se ha “demostrado ser el remedio”.

Durante un tiempo, las personas siguen planteando diferentes interpretaciones de la analogía de BA. Con el tiempo, un miembro del Club Revolución presento su entendimiento de la analogía. Ella leyó de BA, “Supongamos que otros viajeros del tiempo llegaron desde nuestros tiempos con un montón de antibióticos que podían prevenir millones de muertes por la peste, pero monopolizaron la propiedad de los antibióticos”. Se detuvo para preguntar quiénes eran los viajeros del tiempo, y estuvo de acuerdo cuando alguien sugirió que son los capitalistas.

Continuó leyendo: estos viajeros del tiempo “tenían grupos de mercenarios para vigilar al montón de antibióticos. Rehusaron repartirlos si no podían sacar buenas ganancias por cobrar un precio que la mayoría no podía pagar”. Ella sugirió que estos “grupos de mercenarios” parecían a los ejércitos reaccionarios de hoy que defienden el capitalismo y hacen que todos los que sufren bajo este sistema no puedan comer ni procurar medicamentos a menos que los capitalistas obtengan ganancias.

Por último, leyó la pregunta de BA, “En esa situación, ¿qué sería mejor para la gente: seguir poniendo paños mojados en la frente de los enfermos, u organizar a las masas a asaltar la bodega de los antibióticos y repartirlos?” Ella planteó agudamente que la analogía demostraba la diferencia entre la reforma y la revolución y revelaba la necesidad de tomar el poder estatal.

“Pero la reforma o la revolución no es negro o blanco, sino un espectro”, afirmó uno de los estudiantes. “Existe la reforma mínima, como poner el agua en el desierto o mantas sobre la cabeza de los moribundos, pero en el otro extremo del espectro está el trabajar dentro del sistema para cambiar el sistema. Aunque esta es una sociedad capitalista, no la es por completo. Hay algunos programas socialistas”. Este estudiante presentó ideas de un lado y de otro, reconociendo que las cosas como las prestaciones sociales apenas ayudan a las personas a sobrevivir, en realidad no satisfacen las necesidades concretas de las personas, pero al mismo tiempo él mantuvo la esperanza de que esto pudiera cambiar con las reformas. Pensó que si más personas fueran menos apáticas, tal vez pudiéramos hacer más reformas dentro de este sistema para resolver los problemas de la humanidad. Incluso dijo que él estaría satisfecho si pudiera regresar al pasado y convencer a los viajeros del tiempo que debieran bajar el precio de los antibióticos, que tal vez eso no ayudaría a todos pero que ayudaría al menos a unos pocos.

Otro estudiante expresó su apoyo a esta “idea de un espectro”. Se refirió a la camisa de  “REVOLUCIÓN, Y NADA MENOS” que alguien tenía puesta. “Esa camisa dice que tenemos que emancipar a toda la humanidad, pero que tal si simplemente bajáramos el precio de los antibióticos. Beneficiaría a la mayoría de la gente. Creo que yo podría aceptar eso. Depende de tu propia brújula moral”.

Un segundo miembro del Club Revolución dijo: “En Alemania, durante los Nazis, si tú hubieras sabido como terminar completamente el genocidio ¿ayudarías a unas cuantas personas a escapar o lucharías como endemoniado para salvar a millones de personas? No veo un espectro aquí — ¿cuál es la diferencia entre ayudar a 10 o 100 personas cuando hay millones que están siendo asesinados? Allí entra la moralidad, si sabes que hay una manera de salvar a millones de personas, tienes que hacerlo”.

La sala quedó en silencio durante un minuto, inmovilizada con el peso de este desafío. Pero, en lugar de tratarlo, una estudiante desvió la discusión hacia algo más cómodo. “Veo un dilema moral diferente”, planteó, “puedo ver por qué uno querría robar los antibióticos para ayudar a las personas que estaban sufriendo, pero con eso ¿no estaría violando los derechos de los viajeros del tiempo? Quiero decir, si pertenecen a ellos, aunque pudiéramos pensar o decir que están equivocados y tratáramos de convencerlos, ¿no tendríamos que respetar su derecho a decidir cómo usarlos?”

En respuesta, el que primero había defendido la idea del “espectro” se incomodó. “¡Eso es lo que sucede ahora! Hay un tipo que acaba de subir el precio de la píldora para el SIDA. Ese es un ejemplo donde no estoy de acuerdo con el sistema político. Si yo estuviera en el poder les diría a la mierda con esto, aunque violara la Constitución [de Estados Unidos]. Yo diría que el fin justifica los medios. Puede que lo que digo no sea lo mejor, pero a fin de cuentas ayudaría a la gente y ellos realmente necesitan esto”.

El primer miembro del Club Revolución sostuvo que la moralidad de lo que dijo ese tipo tenía razón, pero que si realmente quería un mundo que operara con esa moralidad tenía que dejar de tratar de aferrarse a este sistema. “¿Por qué deberías respaldar un sistema en que hacer lo que describes —literalmente utilizar los recursos desarrollados por la humanidad para salvar a millones de vidas— es contra la ley? Aún sigues viendo las cosas a través del marco capitalista, donde la gente tiene el derecho de poseer lo que inventan y conseguir más por ello, en lugar de que la gente trabaje colectivamente para hacer del mundo un mejor lugar para toda la humanidad”.

Por un rato la discusión iba y venía. ¿Se necesita una moralidad que corresponda a un sistema donde un individuo tiene el derecho a poseer el patente de una medicina y solo la vende a cambio de ganancias aunque signifique que millones de personas mueran? ¿O se necesita una moralidad que corresponda a la revolución comunista donde las necesidades de la humanidad vienen primero y la producción no se organiza sobre la base del beneficio? ¿Se puede tener una moralidad basada en satisfacer las necesidades de la humanidad con un sistema capitalista intacto? ¿Realmente necesitamos una revolución o puede ser reformado este sistema? Todo esto fue vinculado a las teorías que competen sobre la “naturaleza humana” y lo que esto podría significar en términos de qué clase de cambios son realmente posibles.

En esta discusión, como en la del día anterior, lo que se destacó fue cuán seria y profundamente la gente fue provocada a pensar y forcejear con base en realmente explorar las cuestiones y el método que Bob Avakian concentra. Aquí, tal como el día anterior, sostuvimos que la gente tiene la responsabilidad de explorar estas cuestiones más a fondo. El miembro del Club Revolución que dirigió la discusión indicó la necesidad de estudiar todo el nuevo libro de BA: La ciencia, la estrategia, la dirección para una revolución concreta, y una sociedad radicalmente nueva en el camino a la verdadera emancipación, porque, entre otras razones, explica a fondo cómo la producción capitalista es impulsada por la competencia y la anarquía y, por tanto, no puede ser reformada. Se hicieron planes para hacer esto, así como para seguir las discusiones de Lo BAsico con un grupo de estudiantes más grande.

 

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