Cómo funciona el presente sistema — y por qué hay que derrocarlo
Por qué no es posible eliminar los horrores bajo el presente sistema

3 de noviembre de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us

 

(Nota: A continuación presentamos una versión corta del artículo original que se puede reproducir o usar para lecturas en voz alta en grupos de personas. Para imprimir esta declaración, descargue el pdf aquí.)

 

El capitalismo es un “modo de producción”, la manera específica en que la sociedad está organizada para producir y distribuir las necesidades para la vida. Miles de millones de personas en todo el mundo trabajan colectivamente para producir esas necesidades. Sin embargo, los medios para producir esa riqueza son de propiedad privada y los controla una clase dominante mucho más pequeña, la de los capitalistas imperialistas. Esos capitalistas explotan a los miles de millones de personas en el planeta que no poseen tales medios y tienen que intercambiar su capacidad de trabajar por un salario o buscar a duras penas otra forma de sobrevivir.

Los capitalistas imperialistas establecen el marco para la sociedad entera, la que incluye a los cientos de millones de personas “en las capas medias” que tal vez tengan una pequeña empresa o trabajen de profesional, gerente, maestro, etc. Y esos capitalistas compiten entre sí, en una lucha despiadada de expandirse-o-hundirse para mantenerse en la cima. Sobre la base de dicha propiedad y control sobre la riqueza, la clase capitalista-imperialista domina la política, la cultura y las ideas, y construye una masiva máquina de represión y poderío militar para mantener su dominio. Usan la fuerza —dictan— sobre aquellos que no aceptan ese marco. Y luchan entre sí sobre cómo gobernar.

Todas las formas de opresión de hoy —cuando un pueblo o nacionalidad domina a otro, los hombres dominan a las mujeres, las guerras de saqueo sin sentido— benefician a estos capitalistas, ya sea económica o políticamente. Al mismo tiempo, los esfuerzos de desarraigar estas fuentes de ultraje, abuso y opresión NO beneficiarían a estos capitalistas. La agitación social que se produciría causaría trastornos en toda la sociedad, incluida la producción. Los recursos necesarios para sanar las cicatrices de la opresión, o por otro lado para detener la destrucción del medio ambiente, serían inmensos y reducirían la “rentabilidad”. Y en realidad estas estructuras opresivas benefician económicamente de muchas formas a los capitalistas: obligan a los oprimidos a trabajar por menos, sacan provecho de las condiciones de los oprimidos para “sacarles dos cueros” (por ejemplo, mediante el uso de la discriminación en los préstamos, el cobro de muy altas tasas hipotecarias a los negros). Por lo anterior, el sistema mantiene a esas estructuras en pie.

De aún más importancia: los capitalistas no podrían resolver esos problemas, aunque quisieran hacerlo.

He aquí el porqué: El capitalismo “funciona” y sólo puede funcionar por medio de la competencia de un capitalista, o un bloque de capitales, contra otro. Es necesario que todo capitalista persiga siempre más ganancias, lleve a cabo la producción de manera cada vez más eficiente y barata, a una escala cada vez más grande y más tecnológicamente avanzada, y que explote a los trabajadores bajo su mando tan profunda y despiadadamente como sea posible. Si no, otro capitalista aprovechará la oportunidad y lo destruirá.

Esa coacción de expandirse o hundirse ha impulsado todos los crímenes del capitalismo. Impulsa y moldea todos los cambios en la manera en que la gente trabaja y lleva la vida cotidiana. Pero es ciega, sin el control de la sociedad. Hoy, con el desarrollo del capitalismo en el sistema mundial del imperialismo, la dinámica tiburonesca se desenvuelve a una escala política mundial, lo que incluye la constante rivalidad entre las diferentes potencias imperialistas y en las guerras por defender o expandir el imperio.

El meollo del asunto es lo siguiente: aunque de alguna manera un grupo de capitalistas imperialistas se dejara convencer, contra todos sus intereses fundamentales, de modo que aceptara la agitación social necesaria para abolir y transformar la opresión que caracteriza y domina la presente sociedad; y aunque se podría convencer a esos capitalistas de modo que reasignaran los recursos necesariamente masivos en un intento de resolver esos problemas... de manera muy inmediata dicho grupo se toparía con la propia manera en que funciona el presente sistema: comer o ser comido. Dicho grupo de capitalistas saldría aplastado.

Así es cómo funciona el sistema económico y político bajo el cual vivimos. Así son las reglas del juego. Por esas razones, para que la humanidad respire libremente, es absolutamente necesario nada menos que una revolución contra el capitalismo-imperialismo, misma que derrote y desmantele las instituciones de represión violenta que el capitalismo-imperialismo despliega para su protección y expansión.

 

Lecturas adicionales:

"Convertirse previamente en capital"... y poner fin al capitalismo

Pasaje de EL COMUNISMO NUEVO: “Mediante cuál modo de producción

El "Esto lo cambia todo" de Naomi Klein contra Hacerle frente concretamente a la crisis climática

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