Crimen Yanqui

Caso #75: Obama, Clinton y el golpe de estado militar de 2009 en Honduras

16 de noviembre de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Bob Avakian escribió recientemente que una de las tres cosas que tiene “que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor: Las personas tienen que reconocer toda la historia propia de Estados Unidos y su papel en el mundo hasta hoy, y las correspondientes consecuencias terribles”. (Ver “3 cosas que tienen que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor“).

En ese sentido, y en ese espíritu, “Crimen yanqui” es una serie regular de www.revcom.us. Cada entrega se centrará en uno de los cien peores crímenes de los gobernantes de Estados Unidos, de entre un sinnúmero de sanguinarios crímenes que han cometido por todo el mundo, de la fundación de Estados Unidos a la actualidad.

American Crime

La lista completa de los artículos de la serie Crimen Yanqui

 

Soldados hondureños dentro del palacio presidencial durante el golpe de estado y la detención del presidente en 2009. (Foto: rbreve/flickr)

EL CRIMEN: El 28 de junio del 2009, las fuerzas armadas hondureñas llevaron a cabo un golpe de estado contra el presidente elegido, Manuel Zelaya, un populista con tendencias liberales. Los golpistas contaban con el apoyo de la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton y el Departamento de Estado de Estados Unidos. Los generales y politiqueros golpistas impusieron un gobierno más abiertamente fascista y más aliado a los yanquis que hundió al pueblo hondureño más profundamente en el infierno del dominio yanqui, los asesinatos políticos y el terrorismo auspiciados por el estado, la mayor violencia, la pobreza y la opresión. Esos horrores perduran hasta hoy con el respaldo yanqui.

El golpe, encabezado por el general Romeo Vázquez Velásquez, empezó con la detención y secuestro del presidente Zelaya. El general Velásquez y otros tres generales involucrados egresaron de la Escuela de las Américas (SOA, por las siglas en inglés)1. Más tarde ese mismo día, el Congreso hondureño eligió como presidente del Congreso a Roberto Micheletti, miembro del Partido Liberal de Zelaya, para que encabezara un régimen de transición.

De inmediato otros países latinoamericanos denunciaron el golpe por ser ilegal e ilegítimo. El presidente Obama y Hillary Clinton emitieron las críticas de rutina de lo que calificaron como “la acción”. Ninguno de los dos lo llamó un golpe, ni tampoco pidieron la restitución de Zelaya al poder.

La verdad es que Obama, Clinton y el Departamento de Estado sabían con días de anticipación que se estaba preparando el golpe. Y sabían que no era un acto legal “en defensa de la constitución”, como afirmarían los jefes golpistas y los políticos que se oponían a Zelaya. A menos de un mes del golpe, el embajador yanqui en Honduras envió un cable secreto (posteriormente dado a conocer por WikiLeaks) dirigido a Hillary Clinton. Se tituló “Caso cerrado: El caso del golpe de estado en Honduras”, y dijo: “No hay duda alguna” de que la destitución de Zelaya “constituyó un golpe ilegal e inconstitucional”.

En cuestión de días después del golpe, la secretaria de Estado Clinton presentó una estrategia para asegurarse de que el golpe fuera exitoso y pudiera considerarse legítimo: se llevarían a cabo unas elecciones sin la participación de Zelaya.

Las elecciones tras el golpe se llevaron a cabo bajo gobierno militar, caracterizadas por violencia y censura. A pesar de que las boicotearon los candidatos de la oposición y los observadores internacionales, tales como el Centro Carter y la ONU, la administración de Obama defendió las elecciones y reconoció el resultado aún antes de que cerraran las urnas. Desde ese entonces, los militares y el Departamento de Estado yanquis han trabajado estrechamente con los regímenes post-golpe del presidente Porfirio Lobo, y el presidente actual, Juan Orlando Hernández.

Honduran police break into house and frisk man

Familias centroamericanas, inclusive niños, encima de un ferrocarril atravesando México rumbo a la frontera con Estados Unidos, julio del 2014. (Foto AP)

Mientras tanto, para el pueblo hondureño la situación es de más desesperación y mayor peligro. El promedio de homicidios, que ya era el más alto del mundo, aumentó 50% entre 2008 y 2011. Las fuerzas de seguridad del Estado llevaron a cabo la violencia y el asesinato con toda impunidad. Unos documentos hechos públicos indican que altos mandos de la policía planearon y efectivos de la policía efectuaron el asesinato del jefe de la unidad anti narcóticos poco después del golpe del 2009. Dos años después asesinaron a su consejero. En octubre del 2011, efectivos de la policía nacional secuestraron y asesinaron al hijo de la rectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. La rectora, Julieta Castellanos, era conocida luchadora por reformas a la policía, y para que Estados Unidos deje de armar a la policía y a las fuerzas armadas hondureñas.

En 2012, The School of the Americas Watch (Vigilancia sobre la Escuela de las Américas — SOAW, por las siglas en inglés) dijo en un informe que “las fuerzas de seguridad han asesinado a más de 300 personas, habiendo desaparecido o asesinado a 34 miembros de la oposición… por lo menos 22 periodistas hondureños han sido asesinados”. El SOAW también escribió que tras el golpe han vuelto a aparecer los escuadrones de la muerte y que son responsables de muchos de los asesinatos2.

“Washington los respalda en todo mientras callan a la población para que por temor cumpla con las iniciativas del gobierno”, concluyó el SOAW. Para el pueblo, las fuerzas de seguridad son la principal fuente de la violencia nacional.

Ahora, muchos sospechan que el estado tuvo algo que ver con el asesinato de Berta Cáceres, la ambientalista admirada por todo el mundo y reconocida líder de la oposición. El periódico Guardian ha informado que, según un soldado: “la nombre de ella constaba en una lista que les dieron unos meses antes de su muerte a las unidades especiales de las fuerzas armadas hondureñas entrenadas por Estados Unidos”. Cáceres había denunciado abiertamente al gobierno de Hernández, y públicamente a Hillary Clinton por su responsabilidad en la carnicería que se vive hoy en Honduras.

       

Central American families, including young children, riding on top of a freight train through Mexico on the way to the U.S. border, July 2014.
Policías hondureños cachean a un señor al irrumpir en un hogar en Tegucigalpa, Honduras, junio de 2013. (Foto AP)

El pueblo hondureño encara mayor valencia estatal, violencia pandillera y peores condiciones económicas. Dos de cada tres hondureños viven debajo del nivel de pobreza, y se calcula que el desempleo está casi el 30%. Esas condiciones han resultado en una oleada de refugiados hondureños y de otros países centroamericanos rumbo a la frontera estadounidense. La mayoría son mujeres con sus hijos, y menores no acompañados.

LOS CRIMINALES:

Hillary Clinton: En la versión de tapa dura de su autobiografía, Hard Choices, Hillary Clinton admite que desempeñó un papel clave en el triunfo del golpe. Hace alarde de haber consultado con sus “homólogos” en México y otras partes de la región. Escribió que “forjamos un plan para restablecer el orden en Honduras y asegurarse de que se pudieran realizar elecciones libres y justas de modo rápido y legítimo, y de que así quedara irrelevante el asunto de Zelaya” (énfasis agregado). Cuando estas revelaciones causaron indignación internacional, esa parte de Hard Choices fue omitida de la versión del libro en rústica.

En su autobiografía, Clinton se burla de Zelaya como alguien que “evoca la caricatura del hombre fuerte centroamericano, con su sombrero blanco de vaquero, bigote negro oscuro, y el cariño que le tiene a Hugo Chávez y Fidel Castro” (énfasis agregado). Escribe que ella condujo a Zelaya a un pequeño cuarto durante una reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA) justo antes del golpe de estado. En la reunión, Estados Unidos estaba oponiéndose al regreso de Cuba a la OEA, y se acercaba el momento definitivo sobre la cuestión. Clinton le advirtió a Zelaya que él puede respaldar un “compromiso” apoyado por Estados Unidos y así salvar a la OEA, o ser recordado por presidir el colapso de la OEA. Zelaya no tardó mucho en concordar con la posición yanqui.

En una entrevista de la junta de redactores del Daily News de New York, en abril de este año, Clinton admitió que una de las razones por las cuales ella y Obama no querían decir que el golpe de estado del 2009 era un “golpe militar” fue porque los hubiera obligado a suspender la ayuda militar a Honduras, la que incluyó decenas de millones de dólares para las fuerzas armadas y el gobierno. La profesora Dana Frank, experta en derechos humanos y la política de Estados Unidos en Honduras, concluyó que Clinton quería “hacer que se pareciera como si no hubo un golpe… y defender sus acciones al instalar a este régimen post-golpe horroroso y espantoso”.

Bob Avakian, "¿Por qué viene gente de todo el mundo?"

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Presidente Obama: Aunque al principio dijeron que el golpe de estado de 2009 no era legal y que Zelaya seguía siendo el presidente, la administración de Obama, su Departamento de Estado y su secretaria de Estado Hillary Clinton forjaban planes para impedir el regreso de Zelaya y justificar y respaldar a la junta que se consolidaba. Mientras tanto, el Departamento de Estado estaba en comunicaciones con el comandante de SouthCom (el Comando Sur yanqui), para “asegurarse de un enfoque estadounidense coordinado” hacia el golpe, según un cable secreto.

El general Romeo Vásquez Velásquez, y los presidentes Porfirio Lobo y Juan Orlando Hernández: Estos tres fueron indispensables en la preparación y ejecución del golpe de estado de 2009, y en el dominio del pueblo hondureño hasta la fecha. En 2010, el Departamento de Estado describió al actual presidente Juan Orlando Hernández como una persona que “siempre ha apoyado los intereses de Estados Unidos”. Hernández apoyó el golpe con entusiasmo desde el Congreso y se ha empeñado en consolidarlo. Por ejemplo, en 2012, cuando era presidente del Congreso, llevó a cabo un “golpe técnico” al destituir a cuatro miembros de la Suprema Corte y el día siguiente nombar a nuevos juezes fieles a él. Luego nombró ilegalmente a un nuevo procurador general.

LA COARTADA:

Los golpistas, y Hilary Clinton como secretaria de Estado, justificaron el golpe con el cuento de que fue Zelaya quien iba contra la constitución cuando pidió que se incluyera en las elecciones de noviembre del 2009, una encuesta no vinculante, con el fin de iniciar reformas constitucionales.

EL VERDADERO MOTIVO:

El golpe militar en Honduras del 2009, el primero en América Latina desde el fin de la Guerra Fría en 1991, tuvo lugar cuando el régimen de Chávez en Venezuela encabezaba un creciente desafío a Estados Unidos en su “patio trasero”. Los gobernantes yanquis buscaban las formas de contrarrestar a Chávez, y Zelaya les pareció un “problema” para tales esfuerzos. También lo consideraron un “eslabón débil” porque dentro la clase dominante hondureña surgía una creciente oposición a sus políticas. Si bien Zelaya fue parte de la élite tradicional y ningún “izquierdista”, las estructuras tradicionales de poder consideraron una amenaza el atractivo populista que tenía para los sindicatos y otros sectores de las capas bajas, por ejemplo el apoyo de Zelaya al salario mínimo.

Honduras ha servido como cuartel general regional y área de montaje para operaciones de contrainsurgencia de los yanquis, los que además tienen una gran presencia en la base aérea de Soto Cano. Eso lo hizo indispensable que la estructura militar y política hondureña concordara plenamente con los intereses y objetivos de Estados Unidos.

Ahora Estados Unidos le da al gobierno hondureño más de $ 100 millones al año en ayuda militar y otra, y refuerza su relación de trabajo y su dominio general de las fuerzas armadas y la sociedad hondureñas, así intensificando el ya intolerable sufrimiento que vive el pueblo hondureño.

Algunas de las fuentes consultadas:

“‘She’s Baldly Lying’: Dana Frank Responds to Hillary Clinton’s Defense of Her Role in Honduran Coup,” Democracy Now!, 13 de abril de 2016

“U.S. Counterinsurgency Policing Tactics Ravage Honduras”, Annie Bird; teleSUR, 12 de abril de 2106

“Hopeless in Honduras? The Election and the Future of Tegucigalpa”, Dana Frank, Foreign Affairs, el 22 de noviembre de 2013

“Wikileaks Honduras: State Dept. Busted on Support of Coup”, Robert Naiman, justforeignpolicy.org, 11 de noviembre de 2010

 

1. Vea “Caso # 91: La Escuela de las Américas — Campo de entrenamiento para asesinos en masa y torturadores, 1946 al presente”. [regresa]

2. Vea “Caso # 79: El Honduras de Ronald Reagan — las atrocidades del ‘Batallón 316’”. [regresa]

 

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