Carta de un lector:

El régimen de Trump y Pence no está “autodestruyéndose”

22 de junio de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Mucha gente dice que “Trump está autodestruyéndose” y auto-saboteando su presidencia con sus tuits y declaraciones mal consideradas, metiéndose en mayores líos a medida que las investigaciones continúan y él no presta atención a los consejos de sus asesores. “Es la peor pesadilla de un abogado”, truenan las voces de la MSNBC y de otros medios informativos. En el contexto de las continuas investigaciones en el Congreso y en el Departamento de Justicia, con conversaciones y las esperanzas de una destitución, con una oposición no sólo de los demócratas, sino de los organismos de inteligencia y el poder judicial, existe la percepción y la opinión de que la presidencia Trump “está implosionándose”, aunque tarde un tiempo, y que por una combinación de todo esto lo destituirán.

En este contexto, y como respuesta, considere los siguientes puntos:

* Primero, el fascismo tiene raíces más profundas y es el resultado de dinámicas mayores. Hay una base social fascista cohesionada, y no van a largarse sin una pelea, calladamente por la noche. Ellos ven esto como su última oportunidad de “retomar a su país”.

Trump ha tachado las investigaciones del abogado especial Robert Mueller de “cacería de brujas” y ha reaccionado con ira, desdén y determinación de pelear. Aunque, en ciertos momentos, aparentemente se perjudique a sí mismo, en lo fundamental Trump está soltando ataques, reconfigurando las reglas y movilizando a su base social fascista para la lucha.

Unos “intereses arraigados” están haciendo “todo lo que estén en su poder para tratar de detenernos”, dijo Trump a una reunión de evangélicos el día que James Comey, el ex jefe del FBI que fue despedido por Trump, testificó ante el Congreso. “Nada que valga la pena hacer nunca fue fácil, pero sabemos cómo luchar mejor que nadie. Y nunca, jamás nos rendiríamos, y no nos rendimos. Somos ganadores, y vamos a luchar, y ganar, y tenemos un futuro increíble”.

Lo que está en contienda entre los “intereses arraigados” y el “futuro increíble” de Trump son dos concepciones del mundo y formas de gobierno diferentes, ambas están arraigadas en el sistema capitalista-imperialista y presiden sobre él. Sin embargo, el fascismo, representado por Trump y Pence y los republicanos-fascistas, es más monstruoso y grotesco que la democracia burguesa liberal, representada por Clinton y Obama y los demócratas. Como señala revcom.us:

El fascismo es cuando la clase burguesa (capitalista-imperialista) ejerza una dictadura abierta, la que gobierna por medio del uso del abierto terror y la violencia, pisotea lo que se supone son derechos civiles y legales, utiliza el poder del estado y moviliza a grupos organizados de golpeadores fanáticos para cometer atrocidades contra las masas populares, particularmente contra los grupos de personas que identifica como “enemigos”, “indeseables” o “peligros para la sociedad”.

Como Bob Avakian (BA) ha analizado extensamente en La verdad sobre la conspiración de la derecha... Y por qué Clinton y los demócratas no son la respuesta y otras obras, en Estados Unidos el fascismo es el resultado de dinámicas mayores en este momento de la historia. Ha analizado científicamente el surgimiento de este fascismo, sus causas e impulsores subyacentes y las expresiones peculiarmente estadounidenses tales como el fascismo cristiano, y qué hay que hacer por la emancipación de la humanidad. (Vea el recuadro.)

El régimen fascista de Trump y Pence, con los fascistas teocráticos cristianos y la dirigencia republicana que los apoya, representa un sector extremadamente reaccionario de la burguesía. Han forjado y cohesionado una base social alrededor de este programa, con décadas de preparación, un fenómeno que se evidencia en los mítines de Trump. “Con ‘Estados Unidos Primero’, la supremacía blanca, el patriarcado y los ‘valores tradicionales’ absolutistas y la moral bíblica al frente, esto constituye y refuerza más las relaciones opresivas y explotadoras subyacentes del presente sistema — y aglutina a su base social en torno a una ciega exaltación del poderío estadounidense y una posición violentamente represora y opresora hacia todos los que no cuadren con la modalidad fundamentalista cristiana blanca o no se subordinarán a la misma” (de “Algunos puntos de orientación estratégica para el período entrante” del Comité Central, Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos).

Esto es lo que Trump quiere decir cuando habla de “un futuro increíble” o lo que el vicepresidente Mike Pence quiso decir cuando declaró “Ahora es nuestro tiempo” cuando se completó la formación del nuevo gabinete fascista.

Esto difiere del “multiculturalismo” y del secularismo liberal de Clinton y Obama que, si bien es diferente, no rompe fundamentalmente con las normas patriarcales, supremacista-blancas o cristianas de este sistema, o con la posición opresora dominante del imperialismo estadounidense en el orden mundial. El fascismo y la democracia burguesa liberal son respuestas diferentes a las grandes contradicciones, en el mundo y en Estados Unidos, que enfrenta la burguesía, la clase dominante capitalista-imperialista. Para ver más información, vea el recuadro en esta página.

Este régimen de Trump y Pence es una camarilla fascista que no se va a desbancar fácilmente, que no va a largarse sin una pelea. Rudy Giuliani, ex alcalde de la ciudad de Nueva York y un gran defensor de Trump, expresó esto durante la campaña como, “No habrá elecciones siguientes. Esta es nuestra última oportunidad para salvar a este gran país”.

Todas las diferentes facciones del fascismo en Estados Unidos que se han unido bajo el régimen de Trump y Pence quieren ver la realización de su programa y visión, y no van a largarse sin una pelea. Los errores de Trump y las investigaciones en curso pueden contribuir a su destitución, pero confiar en que ellos “se autodestruyan” y en unas medidas que no contemplen la expulsión de este régimen fascista en su conjunto, dejarán intacto un programa con consecuencias horrendas para la humanidad.

* Segundo, como régimen fascista, no están obligados a respetar ni van a respetar las normas democráticas burguesas y los “controles y contrapesos” que resultan de esas normas. De hecho, el historial entero de Trump que se inició en su campaña electoral es uno de romper con las normas e imponer su voluntad.

La realidad es que ahora Donald Trump tiene las riendas del poder estatal, con sus instituciones centrales de poder represor: el ejército y el Departamento de Justicia (que supervisa al FBI y las fuerzas policiales locales). Él y sus secuaces han dejado claro desde el primer día que fundamentalmente no están sujetos a la tradicional separación de poderes y lo que ha caracterizado los “controles y contrapesos” y las normas democráticas burguesas en las que se apoyan, y al contrario, ejercen el poder sin frenos del poder ejecutivo.

Como dice el Llamamiento a la Acción de rechazar el Fascismo: “Donald Trump y Mike Pence han reunido una camarilla sanguinaria que ya expone posiciones y toma iniciativas que demuestran que tienen la firme intención de triturar las normas políticas y sociales, con consecuencias catastróficas”.

Newt Gingrich, uno de los partidarios de Trump, fue al extremo de decir, en efecto, que por definición el presidente no puede impedir la justicia. El régimen intentará suprimir y silenciar a cualquier grupo, incluso al interior de la clase dominante, que plantee obstáculos a la ejecución de su programa.

Como dice el Llamamiento a la Acción de Rechazar el Fascismo: “Debemos reconocer que el carácter del fascismo abarca la capacidad de absorber actos separados de resistencia al mismo tiempo que desequilibra constantemente a la oposición al impulsar velozmente su programa”.

* Tercero, si bien los demócratas se oponen agudamente a Trump y Pence y a su programa, no son lo que se necesita para PARAR esto y no lo harán.

Los demócratas tienen diferencias agudas con el régimen de Trump y Pence, realzadas casi a diario por las anulaciones del régimen a la legislación y las políticas de la era de Obama. Constituyen verdaderos obstáculos a la imposición del programa fascista, junto con otros sectores de las capas gobernantes como el poder judicial y los organismos de inteligencia. Pero si bien los demócratas y aquellos bajo su influencia cercana están movilizando ciertos tipos de oposición, no quieren correr el riesgo de que esto se salga de control de modo que cuestione todo el sistema y su legitimidad. Ni siquiera han denunciado sobre esta base al fascismo de este régimen y su ilegitimidad.

No han querido llamar abiertamente a su base electoral de apoyo —de liberales, progresistas, negros, inmigrantes, mujeres y otros— a salir a las calles, para expulsar al régimen fascista, en nombre de la humanidad. Actuar así potencialmente podría desestabilizar a la sociedad y arriesgar la legitimidad y el deshilachamiento de este sistema, ya que ellos, los demócratas, NO tienen ninguna respuesta a las inquietudes fundamentales de estos sectores de la sociedad, a las profundas contradicciones sísmicas de este sistema que no se pueden resolver dentro de los límites de este sistema — las guerras por el imperio, la opresión del pueblo negro y de las nacionalidades oprimidas, de las mujeres, de los inmigrantes, y la destrucción del medio ambiente. No pueden correr el riesgo de que estos se conviertan en los términos de lucha, por lo que, al contrario, restringen y canalizan la lucha hacia los términos tales como la injerencia de Rusia en esta “gran democracia estadounidense”.

Como dice el Llamamiento a la Acción de Rechazar el Fascismo: “Después de las elecciones, Obama dijo de Trump: ‘Ahora todos alentamos a que él tenga éxito’”. Obama subrayó esto más, diciendo, “todos nos encontramos en el mismo equipo”. Según los demócratas, la conservación del sistema capitalista-imperialista tiene precedencia sobre su oposición al fascismo, y sobre la vida de millones de oprimidos, en Estados Unidos y en todo el mundo. (Véase “La pirámide del poder y la lucha por cambiar de base el mundo” de Bob Avakian).

Dicho todo esto, es posible concebir un juicio político o la destitución del presidente Trump debido a las investigaciones, la oposición y las maquinaciones en la clase dominante, en la “cúpula”. Esto nos lleva al siguiente punto.

* Cuarto, si de alguna manera ellos sí “se implosionaran” sin la acción independiente en masa de las masas populares que repudiara fundamentalmente este programa fascista, pues eso establecería términos muy malos para la humanidad. Mike Pence podría seguir en el poder, al igual que otros de la camarilla fascista.

Como revcom.us ha dicho antes: “¿Quién es el peor, Trump o Pence? ¡Ambos son peores!” Como representante dirigente de los fascistas cristianos, Pence instituyó ataques despiadados y sin precedentes contra las mujeres y las comunidades LGBTQ durante su mandato de gobernador de Indiana. Ha defendido y tomado partido con Trump en casi todos los actos. Se conoce por ser mucho más “eficiente” y “disciplinado”, lo que debería darles fuertes escalofríos a todas las personas con una conciencia, y que tengan alguna idea de lo que representa este régimen en su conjunto.

Allí va el procurador general federal abiertamente supremacista blanco, Jeff Sessions, cuyo objetivo es de escalar las arremetidas jurídico-policial-penales contra los negros y los latinos y los inmigrantes. Hay otros — Betsy DeVos, John Kelly, el “Perro Rabioso” Mattis y demás. El fascismo cuenta con apoyo en los niveles más altos de la sociedad, conectado con una amplia base social de masas por el fascismo y vinculado con las redes fascistas al interior de las fuerzas armadas. (Para ver más información sobre esto, vea La guerra civil que se perfila y la repolarización para la revolución en la época actual de Bob Avakian).

Si la acción en masa de los millones de personas que odian a este régimen y todo lo que representa no repudiara fundamentalmente a este régimen y este programa, la humanidad y los oprimidos en Estados Unidos sufrirían muchísimo. Basta con ver lo que ya ha ocurrido, trazar la trayectoria e imaginar que este programa fascista quedara intacto. Cada día de este régimen que pase causa mayores horrores, pone a la humanidad en mayor riesgo, incluso de armas nucleares, y no podemos simplemente darnos el lujo de esperar o confiar en que Trump “se autodestruya” o que el largo proceso de un juicio político de destitución siga su debido curso. ¡La humanidad no puede darse el lujo de aceptar esto ni un solo día más!

Hace falta repudiar fundamentalmente a este programa fascista, como parte de sacar del poder a este régimen fascista, a la mayor brevedad posible, por medio de la acción histórica independiente de millones de masas, como en los años 1960, con protestas, trastornos y resistencia de masas en toda la sociedad.

En este contexto, los obstáculos de parte de las facciones gobernantes y las luchas agudas entre ellas son una parte del caldo, y pueden contribuir a expulsar al régimen. Depende de lo que hacemos el que estas cosas sirvan a los intereses de las masas populares, o no, y hacia donde todo esto lleva. Así que ¿cómo deberíamos abordar estas luchas? En este contexto, son críticos los dos párrafos que el sitio revcom publicó hace poco:

Los demócratas, junto con el New York Times y el Washington Post, están buscando resolver la crisis con la presidencia de Trump de acuerdo a los términos del sistema actual y al servicio de los intereses de la clase dominante del sistema actual, que representan. Nosotros, las masas de personas, debemos avanzar a todo vapor y millones de nosotros debemos movilizarnos para resolver esto al servicio de nuestros intereses, al servicio de los intereses de la humanidad, los que son fundamentalmente diferentes y contrarios a los intereses de la clase dominante.

Esto, por supuesto, no significa que la lucha entre los de arriba es irrelevante o no tiene importancia; más bien, la manera de entender y abordar esto (lo que hay que explicar repetidamente a la gente, incluido por medio de la lucha que se necesita y se lleva bien), está en términos de cómo se relaciona con “la lucha desde abajo” y cuáles oportunidades puede ofrecer, para la movilización de masas de personas en torno a la exigencia de que el régimen en su conjunto tiene que largarse, por su naturaleza y acciones fascistas y por lo que está en juego para la humanidad.

 

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