#49: De 1950 a 1953 — cercar, amenazar y atacar a la revolución china
17 de enero de 2018 | Periódico Revolución | revcom.us
Bob Avakian escribió recientemente que una de las tres cosas que tiene “que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor: Las personas tienen que reconocer toda la historia propia de Estados Unidos y su papel en el mundo hasta hoy, y las correspondientes consecuencias terribles”. (Ver “3 cosas que tienen que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor“).
En ese sentido, y en ese espíritu, “Crimen yanqui” es una serie regular de www.revcom.us. Cada entrega se centrará en uno de los cien peores crímenes de los gobernantes de Estados Unidos, de entre un sinnúmero de sanguinarios crímenes que han cometido por todo el mundo, de la fundación de Estados Unidos a la actualidad.
La lista completa de los artículos de la serie Crimen Yanqui
Introducción: El 1 de octubre de 1949, Mao Zedong declaró: “El pueblo chino se ha puesto de pie”.
Así fue, tras tres décadas de lucha revolucionaria bajo la dirección de Mao y el Partido Comunista derrotando a los invasores japoneses y luego a los reaccionarios respaldados por Estados Unidos.
Los gobernantes de Estados Unidos habían tratado de impedir que los revolucionarios chinos tomaran el poder. Entre 1945 y 1949, mandaron millones de dólares y armamento militar al reaccionario Partido Nacionalista (Kuomintang o KMT) que estaba bajo la dirección del generalísimo Chiang Kai-shek. Y mandó a 100.000 soldados estadounidenses para asesorar, entrenar, organizar y apoyar las fuerzas de Chiang, lo que incluyó el traslado de 500.000 tropas de Chiang a varios campos de batalla — todo con el fin de derrotar a la revolución en China. Estados Unidos fracasó, pero logró prolongar la guerra —pues, si no fuera por su apoyo el KMT hubiera colapsado rápidamente— así intensificando mucho el sufrimiento del pueblo chino [enlace en inglés]. Se calcula que para 1949 habían muerto aproximadamente 2,5 millones de chinos y desplazado a millones más, la economía había colapsado y decenas de millones de personas quedaron desamparados.
Inmediatamente, la nueva República Popular China tomó medidas radicales y de largo alcance para emancipar al pueblo chino en el camino al socialismo y en última instancia al comunismo. Rompió con más de un siglo de dominio imperialista, y siglos del yugo feudal sobre los cientos de millones de campesinos en la pobreza tan profunda que se encontraban obligados a comer la corteza y hojas de árboles o hasta vender a sus hijos durante períodos de hambruna, o morir de hambre. El nuevo estado revolucionario implementó medidas para emancipar a las mujeres, crear nuevas relaciones sociales y un nuevo ethos de “servir al pueblo”, y de transformar a China en un faro de la revolución mundial.
Después de 1949, Estados Unidos se dio cuenta de que no iba a poder derrotar rápidamente a la República Popular invadiéndola o simplemente apoyando a los opresivos y profundamente odiados nacionalistas. Por tanto, decidió cercar, contener y debilitar al nuevo estado revolucionario, al que rehusó reconocer. Estados Unidos cercó a China (y a la entonces socialista Unión Soviética) con un collar de bases militares y régimenes reaccionarios, de Japón y Taiwán (parte de China ocupada por el KMT con el apoyo de Estados Unidos) al sur de Asia. Los buques de guerra de la Sexta Flotilla de Estados Unidos merodeaban las aguas de la región, y se estacionaron miles de soldados yanquis en bases militares por todo Asia Oriental, incluido en Corea del Sur y Japón.
EL CRIMEN: Durante la Guerra de Corea, Estados Unidos amenazó directamente a China, lo que incluía amenazas de invasión, guerra y ataque nuclear. Entre 1950 y 1953, la agresión yanqui en Corea robó la vida a casi un millón de voluntarios chinos.
A principios de los años 1900, Japón invadió por primera vez a Corea, un país con unos 1000 años de existencia. En 1945, tras la derrota del Japón en la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y la Unión Soviética acordaron dividir a Corea a lo largo del paralelo 38, la Unión Soviética controlando el norte y Estados Unidos el sur. Estados Unidos rápidamente instaló un régimen títere, represivo y pro-imperialista. La Unión Soviética apoyó la formación de un gobierno nacionalista, pro-socialista (la República Popular Democrática de Corea) y sus soldados se retiraron en 1948.
Al estallar en 1950 la guerra entre ambos lados, las fuerzas del norte avanzaron al sur y parecían estar a punto de derrotar a las fuerzas de Estados Unidos y Corea del Sur para liberar a toda la península coreana. En junio de 1950, Estados Unidos orquestó un ataque masivo en Corea respaldado por las Naciones Unidas con 342.000 soldados, 90% de ellos estadounidenses y todos bajo el mando yanqui. Estas fuerzas contrarrestaron la ofensiva norcoreana y decidieron avanzar hasta llegar a la frontera con China, “hacer retroceder” al gobierno de Corea del Norte, y apoderarse de todo Corea. Para fines de octubre, las fuerzas yanquis habían avanzado hasta el río Yalu que separa a China y a Corea del Norte y amenazaron directamente a China.
Bajo la dirección de Mao, las fuerzas armadas de voluntarios chinos se unieron a las fuerzas de Corea del Norte para defender a China y, como acto de internacionalismo, apoyar al pueblo coreano. Estas fuerzas sorprendieron a las fuerzas bajo la dirección yanqui, y las hicieron retroceder al sur del paralelo 38, donde las cercaron y amenazaron con derrotar el núcleo de las fuerzas yanquis en Chosín. En Washington, D.C., reinó el pánico y gran controversia sobre qué hacer.
En una conferencia de prensa del 30 de noviembre de 1950, el presidente Harry Truman dijo que Estados Unidos estaba contemplando atacar a las fuerzas de China y Corea del Norte con armas nucleares. Ese mismo día, se comunicó una orden al Comando Estratégico Aéreo de “estar listo para despachar al este lejano, sin demora, grupos medianos de bombardeo… este aumento debería incluir la capacidad atómica”.
Desde el gobierno unos pedían una “guerra limitada” contra China de ataques aéreos, un bloqueo marítimo y la introducción a escondidas de fuerzas anticomunistas en el sur de China. El general Douglas MacArthur, el comandante de las fuerzas yanquis en Corea, dijo que China había impuesto un “estado de guerra” y que Estados Unidos debería lanzar entre 30 y 50 bombas atómicas sobre Manchuria y ciudades chinas. Truman y otros altos funcionarios se preocuparon de que lanzar una guerra contra China pudiera iniciar la III Guerra Mundial y que pudiera ser un desastre para Estados Unidos. (Luego, en la primavera de 1951, Truman despidió a MacArthur).
Estados Unidos lanzó una salvaje contraofensiva. MacArthur ordenó que las fuerzas aéreas convertieran en desierto todo entre el frente de batalla y la frontera con China y destruyeran “toda instalación, fábrica, ciudad, y aldea”. Lo hicieron, usando por primera vez el napalm, lanzando 32.557 toneladas de esta gasolina gelatinosa que literalmente incinera la piel. Una historia oficial de la guerra admitió que Estados Unidos “incendió aldeas enteras con sus ocupantes —mujeres y niños y decenas de veces más de soldados comunistas escondidos— bajo lluvias de napalm”.
Con bombardeos aéreos, Estados Unidos niveló ciudad tras ciudad, destruyó fábricas, escuelas, viviendas, puentes y otra infraestructura y masacró a miles y miles de soldados norcoreanos y chinos. Inundó los sembríos y las líneas de suministro y bombardeó enormes trechas de tierra a lo largo de la frontera entre China y Corea del Norte, inclusive la ciudad china de Dandong en el río Yalu. El historiador Bruce Cumings escribe que según el derecho internacional Estados Unidos cometió genocidio contra Corea del Norte.
La guerra permaneció en un punto muerto desde mediados de 1951 hasta que se acordó una tregua en 1953. Para ese entonces Estados Unidos había masacrado a más de tres millones de personas: dos millones en Corea del Norte, 500.000 soldados norcoreanos, y entre 900.000 y un millón de soldados chinos, además de 1,3 millones de bajas surcoreanas, incluidos 400.000 muertos.
LOS CRIMINALES
El presidente de Estados Unidos Harry Truman, quien rehusó reconocer como legítimo al gobierno de la República Popular China, declarando: “Mientras yo sea presidente, y si lo puedo impedirlo, no permitiré que esa organización criminal jamás sea reconocida por nosotros como el gobierno de China”. También aprobó la estrategia de cercar a China, y de movilizar a enormes cantidades de soldados para la guerra en Corea para tumbar al gobierno del Norte, y amenazar con usar armas nucleares.
El Departamento de Estado de Estados Unidos bajo el mando del secretario de Estado Dean Acheson quien redactó un importante documento sobre la estrategia imperialista que pedía cercar y estrangular a la revolución china, y jugó un papel clave en iniciar la guerra en Corea. La CIA y su cabecilla Walter Bedell Smith; las Fuerzas Armadas y sus Jefes del Estado Mayor Conjunto, quienes habían preparado órdenes para usar armas nucleares en represalias contra bases en Manchuria, China.
Las fuerzas aliadas con el imperialismo estadounidense en las Naciones Unidas que mandaron fuerzas para invadir a Corea: Inglaterra, Canadá, Francia, Bélgica, Holanda, Colombia, Etiopía, Sudáfrica, Nueva Zelanda, Turquía, Grecia, Tailandia, Filipinas y Luxemburgo.
El fascista gobierno de Syngman Rhee de Corea del Sur, que pidió extender la guerra a Corea del Norte y tumbar a su gobierno.
El KMT, el principal instrumento de la agresión imperialista yanqui contra la revolución comunista en China, que pidió llevar la guerra a China.
LA COARTADA
Que el comunismo y estados como China y la Unión Soviética eran agresores y representaban el mayor peligro para el mundo, y que las acciones de Corea del Norte y China constituían “la descarada agresión comunista” contra la amante de la paz, Corea del Sur. Estados Unidos le llamó al pueblo chino a que se quitara de encima “el yugo extranjero” del comunismo. En diciembre de 1950, Truman declaró un estado de emergencia: “Nuestros hogares, nuestra Nación, todas las cosas en las que creemos corren un gran riesgo” ante el avance del comunismo.
EL VERDADERO MOTIVO
Junto con la Unión Soviética socialista (de 1917 a mediados de los 1950), la victoria encabezada por los comunistas en China representó una derrota, y un achicamiento, para el sistema capitalista-imperialista mundial y su “libertad” de explotar y saquear el mundo. China, con un cuarto de la población mundial, y la Unión Soviética socialista, formaron un bloque socialista que representó una amenaza política, económica e ideológica al imperialismo mundial. Además, la revolución china fue una inspiración y base de apoyo para la liberación nacional y la revolución comunista en las naciones oprimidas y para los pueblos del mundo.
Todo esto representó un desafío inmediato a un objetivo clave de Estados Unidos en la posguerra tras la Segunda Guerra Mundial: concretar el dominio y control estadounidense sobre la región asiático-pacífica. Estados Unidos implementó la estrategia (NSC-688) de “contener” agresivamente a la Unión Soviética, China y la expansión de la influencia comunista. Emprendió el desarrollo veloz de fuerzas nucleares y convencionales, así como un gran incremento de ayuda militar a los tiranos, fascistas y carniceros con que contaba entre sus aliados y clientes.
Para Estados Unidos, la mitad sureña de Corea y su régimen títere eran un elemento importante en su plan de contener y tal vez lanzar una guerra contra la Unión Soviética, así como un paso hacia cercar y amenazar a la República Popular China. Para fines de 1950, los voluntarios revolucionarios de China estaban a punto de destruir elementos clave de las fuerzas militares yanquis. Todo eso amenazó la credibilidad de Estados Unidos en el mundo. “El prestigio es la sombra que el poder proyecta”, dijo Dean Acheson en su argumento a favor de intervenir en Corea.
Fuentes
Jon Halliday y Bruce Cumings, Korea: The Unknown War (Corea: La guerra desconocida), Pantheon Books, 1988
Bruce Cumings, The Korean War—A History (La guerra coreana — Una historia), Modern Library, 2011
“Crimen Yanqui Caso #93: Invasión yanqui de Corea—1950“, en la serie Crimen Yanqui y artículos relacionados en revcom.us.
Daniel Ellsberg, The Doomsday Machine—Confessions of a Nuclear War Planner (La máquina del fin del mundo — Confesiones de un planificador de la guerra nuclear), Bloomsbury USA, 2017
Raymond Lotta, No sabes lo que crees que “sabes” sobre… La revolución comunista y el VERDADERO camino a la emancipación: Su historia y nuestro futuro, periódico Revolución, número especial, 24 de noviembre de 2013
Obras escogidas de Mao TseTung (Mao ZeDong) Tomo IV: “Desechar las ilusiones, prepararse para la lucha”, “¡Adios, Leighton Stuart!”, “¿Por qué es necesario discutir el Libro Blanco?”, “¿‘Amistad’ o agresión?” (entre el 14 y el 30 de agosto de 1949 en respuesta a los Libros Blancos de Estados Unidos)
Yves Engler, “The Korean Atrocity: Forgotten US War Crimes and Crimes against Humanity“, (La atrocidad coreana: Crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad olvidados de Estados Unidos; enlace en inglés), GlobalReseach.ca, 18 de mayo de 2013.
Robert J Barsocchini, “Endless Atrocities: The US Role In Creating The North Korean Fortress-State“, (Atrocidades sin fin: El papel de Estados Unidos en la creación del estado-fotraleza de Corea del Norte; enlace en inglés), CounterCurrents.org, 26 de abril de 2017.
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