El huracán Florence azota a las Carolinas: Un fenómeno natural, pero un desastre INNECESARIO y no natural

Cuarta parte: ¿Cómo conseguir alimentos para la sociedad?
¡¿Con granjas industriales de cerdos, ubicadas en una planicie aluvial?!

| Periódico Revolución | revcom.us

 

Nota de la redacción del 25 de noviembre. El huracán Florence, uno de los más poderosos que jamás haya azotado a las Carolinas, aterrizó el 14 de septiembre. Ese mismo día el poderoso tifón Mangkhut azotó a las Filipinas. Y en las semanas desde ese entonces, los huracanes Michael y Willa, y el tifón Yutu han azotado a países en los océanos Pacífico y Atlántico o colindantes a ellos, y han causado por lo menos 200 muertes, mientras que incendios masivos atizados por el calentamiento global han causado muerte y destrucción sin precedentes en California y graves daños en otros estados del oeste de Estados Unidos.

En esta serie de cinco partes sobre el huracán Florence, examinamos cómo es que el sistema capitalista-imperialista ha magnificado el impacto destructivo de este (y similares) desastres naturales, y cómo este sistema ha respondido a estos, así como la subyacente y cada vez más intensa crisis de calentamiento global. Empezamos con examinar las maneras radicalmente diferentes en que una sociedad socialista revolucionaria se prepararía y respondería a Florence, y a otros desastres naturales similares1.

¿Cómo producir alimentos para la sociedad? ¿No debería hacerlo de tal manera que sea humana para las personas, y los animales? ¿Que sea segura y sustentable para el medioambiente? Y, entre otras consideraciones, ¿no debería el proceso en su conjunto contribuir al desmantelamiento de las divisiones sociales opresivas, en vez de intensificarlas?

Tomando esto en cuenta, veamos una parte de la cadena alimenticia: las empacadoras de carne de cerdo en Carolina del Norte.

10 millones de cerdos… 38.000 millones de litros de desechos:
Granjas porcinas industriales y “lagunas” de excremento porcino

Carolina del Norte tiene 2.200 granjas porcinas con unos 9,7 millones de cerdos, la mayoría criada en granjas industriales donde los tienen encerrados en pocilgas gigantescas, muy apegados. Cada año, estos puercos producen 38.000 millones de litros de excremento y orina. Esta mezcla tóxica cae por entre rajas en el piso de las pocilgas y es procesada con químicos, y luego canalizada a una de las 4.000 “lagunas” al aire libre en el estado: fosas fabricadas de barro, algunas del tamaño de una cancha de fútbol.

En tiempos normales, estas granjas industriales y sus lagunas representan un peligro a la salud y al medioambiente. “La orina y los desechos fecales producen metano, gases de amonio, y se lo puede oler. Y la gente dice que huele a huevos podridos, a veces a acelga podrida o — es simplemente un olor terrible. Y [unas personas] se encontraron obligadas a dejar de usar sus pozos, porque empezaron a ver restos de los desechos en el agua de sus pozos por el color y olor del agua de los pozos”, según Naeema Muhammad, codirectora y organizadora de la North Carolina Environmental Justice Network [Red de Justicia para el Medioambiente de Carolina del Norte]2.

Un estudio de 2014 ligó la contaminación del aire procedente de las granjas porcinas al incremento de la tasa de náusea, alta presión y problemas respiratorios como asma, y a un decaimiento en general de la calidad de vida. Los nitritos relacionados con el excremento de los cerdos que fluyen o derraman de estas lagunas y que se han detectado en el agua subterránea han sido relacionados con enfermedades y el síndrome de bebé azul: cuando la criatura se vuelve azul debido a niveles peligrosos de hemoglobina en la sangre. Un nuevo estudio de la Universidad Duke concluye que vivir cerca de una granja porcina podría disminuir la esperanza de vida3.

Estos peligros para la salud y el medioambiente son agravados por la manera en que estas granjas tratan de impedir que estas fosas sépticas al aire libre se desborden: hacen un líquido del excremento y lo rocían sobre campos cercanos, lo que también puede derramarse en los ríos, arroyos, y agua subterránea. (Eso es precisamente lo que sucedió en unas granjas porcinas cuando se acercaba Florence, para impedir que las lagunas se desbordaran o que se abriera brecha en ellas).

¿Y quién vive cerca de estas fétidas fábricas porcinas peligrosas para el medioambiente? Desproporcionadamente negros, latinos e indígenas, quienes tienen el 1,5, 1,39 y 2,18 veces de probabilidad de vivir dentro de 5 kilómetros de una granja porcina industrial que los blancos. Lumberton, que describimos en la segunda parte de esta serie, es uno de esos pueblos.

“Somos presos en nuestro propio hogar”, le dijo al Guardian una señora negra cuya familia había vivido en su propiedad por casi 100 años4.

Azotadas por Florence, las lagunas vierten a los ríos y vías acuáticas sus desechos venenosos

El peligro que representan estas granjas porcinas de Carolina del Norte para el medioambiente y la salud es amplificado por donde están situadas: todavía están al menos 62 fábricas porcinas en las planicies del este de Carolina del Norte, que cada vez más son azotados por huracanes e inundaciones sin precedentes. Y estas granjas industriales generan y almacenan más de 750 millones de litros de desechos de animales cada año.

El huracán Florence aporreó a Carolina del Norte con hasta un metro de agua en cuatro días, un total de 30 billones de litros de agua5. Por dos semanas, las lluvias bañaron y fluyeron por las planicies y bajaron de las montañas en el oeste, desbordando ríos y alcanzando niveles récord de inundaciones en varios pueblos.

De las más de 100 lagunas de excremento que corren el riesgo de ser inundadas o de que se abra brecha en ellas, el Natural Resources Defense Council [Consejo de Defensa de Recursos Naturales] determinó que seis recibieron daños estructurales y 33 se desbordaron descargando enormes cantidades de heces de cerdos. Solo de dos lagunas se derramó tanta caca porcina que contaminó las tributarias de dos de los más grandes ríos de Carolina del Norte, el río South y el río Cape Fear del Noreste6.

Más de 5.000 cerdos y 4,2 millones de pollos y pavos se ahogaron o murieron durante la tormenta y las inundaciones, sumando otro posible desastre biológico a esta horripilante mezcla.

¿Por qué permanecen en zonas de inundación las granjas porcinas?
Eso es lo que pasa cuando bloques de capital en competencia —y no la humanidad— están a cargo de la producción de alimentos

Las lagunas de excremento se inundaron y se rompieron, vertiendo su contenido tóxico durante el huracán Floyd en 1999 — hace 19 años. Eso también sucedió durante el huracán Matthew en 2016, y ha sucedido en varias ocasiones a menor escala en los años entre esos desastres. “Sabemos que tenemos tierras bajas. Sabemos que se inundan. Si hay una laguna cerca de un río, podría ser víctima de inundaciones”, le dijo un ambientalista al New York Times.

Los peligros causados por estas granjas porcinas industriales al medioambiente y a la salud han sido demostrados científicamente y son bien conocidos. Ya se han entablado numerosas demandas, se han publicado denuncias y ha habido protestas contra sus operaciones. El impacto desproporcionado a gente de color también es ampliamente reconocido como racismo ambiental, lo que también ha sido denunciado, litigado y protestado.

Sin embargo, no se han visto cambios sustanciales, y este peligro no ha sido eliminado. ¿Por qué?

Porque en vez de que la humanidad esté en control del suministro de sus alimentos, son los bloques capitalistas-imperialistas que están en control. Eso quiere decir que las cuestiones de la salud, la sustentabilidad, la humanidad y el acabar con la opresión nacional son cuestiones tan secundarias y remotas que apenas están en consideración.

Esta salvaje competencia para sacar las máximas ganancias y ventaja estratégica es lo que impela el crecimiento de las colosales granjas porcinas industriales de Carolina del Norte — así incrementando enormemente su impacto destructivo en el medioambiente.

Durante los años 1990, en Carolina del Norte se reestructuró considerablemente la cría de cerdos. Las “granjas” industriales a gran escala reemplazaron a las granjas más pequeñas y de menores ganancias que eran más sustentables y más humanas en su manera de tratar a los animales. Las granjas que no lograron convertirse en fábricas grandes con el equipo adecuado no podían seguir compitiendo y por lo general fueron compradas o quebraron. En esos años, la cantidad de granjas cayó de 23.000 a 8.000, pero la cantidad de cerdos prácticamente triplicó. El ubicárselas en terrenos baratos y propensos a inundaciones fue uno de los incentivos que atrajeron a la industria porcina en busca de más ganancias.

Hoy, Smithfield Foods, la más grande empacadora de carne de cerdo en el mundo, con ventas de $ 15.000 millones al año, domina la industria en Carolina del Norte. Smithfield es dueño directo de 200 granjas y tiene bajo contrato para la crianza de sus cerdos a más de la mitad de las 2.200 granjas porcinas de Carolina del Norte.

Es posible resolver tecnológicamente una dimensión de esta pesadilla ambiental: dejar de usar las lagunas de excremento porcino. Ya se han desarrollado sistemas de tratamiento de desechos, como uno que se llama Terra Blue, que procesa seguramente las aguas negras de las granjas porcinas sin necesitar las lagunas. Un miembro de la Alianza Waterkeeper [Defensor del Agua], le dijo a la revista New Yorker: “Se vende la materia sólida como fertilizante. La líquida se reprocesa. Pero Smithfield y sus granjas no quieren adoptar esa tecnología, y como resultado tenemos estos ríos de desechos porcinos”.

¿Y por qué no? El director de recursos renovables de Smithfield le dijo al New Yorker que la compañía no había encontrado ninguna nueva tecnología que “cumple con el criterio para la viabilidad operativa y económica” — mejor dicho, para las ganancias. “Terra Blue funciona y es permitida”, le dijo a la revista un científico estatal de Carolina del Norte que se especializa en ese campo. Pero, agregó: “Desde el punto de vista de la gerencia, es relativamente complicado…. Una granja o tendría que dedicar bastante tiempo a su funcionamiento y mantenimiento, o contratar a alguien que lo haga por ella, lo cual afecta cuestiones económicas”.

Y los capitalistas calculan que es más barato dejar que se desborden las fosas sépticas de heces porcinas que invertir en nueva tecnología para limpiar esa, bueno, mierda. Ese mismo científico señaló: “Los costos de movilizar para esas limpiezas los paga el público en general. La granja paga por el sistema de tratamiento de las aguas negras”.

Un ejecutivo de Smithfield también justificó su inacción diciendo que Florence “es de esas cosas que suceden cada mil años”, y otro agregó: “con tormentas que suceden cada mil años es difícil planear”7. En realidad, se ha establecido que los huracanes como Florence y Matthew ya no son eventos que se den cada mil años, sino con más frecuencia e intensidad. Pero Smithfield, impulsado por la lógica de expandir-o-morir del capitalismo-imperialismo, se ve obligado a invocar la negación del cambio climático y a mentir, para justificar su compulsión de seguir contaminando el medio ambiente para mantenerse en la cima.

Este es otro ejemplo revelador de porque no es posible reformar este sistema, sino que hay que tumbarlo por medio de la revolución para siquiera empezar a proteger el medioambiente y la salud de la gente.

Sobre cómo una sociedad revolucionaria abordaría el reto de producir alimentos de maneras que no exploten y que sean sustentables para el medioambiente y sean humanas

¡Parte el corazón, y es repugnante, todo ese envenenamiento del medioambiente y asalto contra la salud de la gente causados por las granjas porcinas capitalistas, y es completamente INNECESARIO! En una sociedad revolucionaria se podría manejar, y se manejaría, todo esto de una manera radicalmente diferente, con el propósito de llegar a un mundo comunista libre de toda explotación y opresión, tal como se explica concretamente en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (CNRSAN), de la autoría de Bob Avakian.

El derrocamiento revolucionario del salvaje sistema actual, que ha demostrado que es completamente incapaz de producir alimentos de una manera sana, sustentable y humana, y el establecimiento de un estado nuevo que se base en la CNRSAN, romperían el yugo que los capitalistas-imperialistas tienen sobre toda faceta de la vida —inclusive la producción de alimentos— y abrirían las puertas a posibilidades completamente nuevas, libertadoras y sustentables para el medioambiente.

Como mencionamos en la primera parte de esta serie, la propiedad y control estatales de los grandes medios de producción —las fábricas, las redes de transporte, las tierras, los recursos, etc.— serían la principal forma económica de propiedad8. El desarrollo económico contaría con una planificación central a la vez que le daría amplio margen de actuar a la iniciativa local, y sería guiado por tres criterios globales:

  • avanzar la revolución mundial en general.
  • satisfacer las necesidades sociales, lo que la CNRSAN describe como crear una riqueza material común que contribuya al desarrollo general de la sociedad y de los individuos que la conformen, y superar las grandes divisiones entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, la ciudad y el campo, las diferentes regiones y nacionalidades, y el hombre y la mujer.
  • y “Proteger, conservar y mejorar los ecosistemas y la biodiversidad del planeta para las actuales y futuras generaciones”.

Con respecto a la producción de alimentos en particular: “Será preciso desarrollar sistemas agrícolas basados en los principios de planificación del uso de tierras a largo plazo, la conservación global del suelo y el agua, y biodiversidad agrícola”. (Vea “Algunos principios claves del desarrollo socialista sustentable”, incorporados en la CNRSAN).

¿Cómo se aplicaría esto a las amenazas intensas al medioambiente y la salud que vemos en las granjas porcinas industriales de Carolina del Norte? Para empezar, el estado expropiará a los colosales conglomerados como Smithfield Farms y desmantelaría el yugo que tienen sobre la agricultura y la producción porcina. Luego se reorganizarían, reorientarían, y se transformarían esto medios de producción de acuerdo con los criterios económicos, sociales y ambientales establecidos en la CNRSAN.

Sería posible hacer cambios dramáticos rápidamente, pero conforme con los objetivos más grandes de la sociedad socialista revolucionaria y para conservar el medioambiente del planeta, las masas populares y la sociedad revolucionaria en general tendrán que bregar con una variedad de contradicciones y participar cada vez más en el proceso de transformar las maneras en que se lleve a cabo la producción agrícola.

Consideremos unos pocos de los problemas que sin duda van a presentarse, y las contradicciones que habría que manejar correctamente, en las granjas porcinas y la producción de alimentos en general:

  • Durante la transición a la sociedad socialista, ¿cómo impediría la nueva sociedad que las granjas porcinas que hubiera decidido mantener no perjudicaran la salud de la gente y el medioambiente? Eso podría incluir utilizar nuevas tecnologías y el conocimiento de los granjeros, ambientalistas, expertos de la salud y de alimentos, y otros para cambiar radicalmente la forma en que se recogiera, tratara y almacenara el estiércol de los cerdos.

    Si bien la producción de carne a gran escala crea eficiencias concretas para la sociedad y abastece a muchos con la proteína necesaria, las actuales granjas porcinas son sumamente inhumanas para con los animales, y también son inseguras y nada saludables. La sociedad socialista tendría que avanzar hacia formas diferentes y sustentables de producir alimentos, y tendría que haber debate y discusión muy amplia que incluyera a granjeros, nutricionistas, ambientalistas y muchos más sobre cómo mejor hacer esto conforme a las metas generales de la revolución comunista. (Para una discusión sobre estos puntos, escuche este corto, en inglés, de la sesión de preguntas y respuestas de la gira del verano de 2018 con Bob Avakian [BA] (comienza a 1:00:35)).
  • En vista de que las temperaturas globales seguirán subiendo por buen tiempo y que las tormentas serán más intensas, ¿se deberían trasladar completamente las granjas porcinas de Carolina del Norte (o por lo menos el almacenamiento de los desechos) desde las planicies inundadas a otras partes? Esto también podría ser necesario debido a que el impacto ambiental y a la salud de las granjas porcinas afecta más la salud y el medioambiente de los negros y otros pueblos oprimidos, y socava su capacidad de vivir en comunidades negras históricas y en tierras o granjas que han sido su propiedad, o en que han trabajado, en unos casos por décadas.

    Un objetivo clave de la nueva sociedad socialista revolucionaria es arrancar de raíz la opresión nacional del pueblo negro, como parte de la emancipación de toda la humanidad, lo cual está expuesto en muchas dimensiones en la CNRSAN. En la quinta parte de esta serie analizaremos más a fondo cómo una sociedad socialista manejará los desastres naturales con relación a esta contradicción fundamental.
  • La meta de la sociedad socialista es que la planificación económica y social pretenda “integrar de nuevas formas la agricultura y la industria, junto con actividades urbanas y rurales, y para conectar el pueblo más fuertemente con las tierras de cultivo y la naturaleza” (CNRSAN, p. 89). ¿Cómo afectaría eso el tamaño, la escala y la naturaleza de granjas porcinas, y otra producción agrícola, y dónde serán ubicadas — o reubicadas?
  • Si bien la sociedad se esforzará para proveer a todo el acceso a nutrición segura, saludable y suficiente, ¿qué hará para superar la enorme brecha que existe entre los varios sectores de la población, mientras que ya no se dependa de “la mano de obra y materiales [que incluyen alimentos] de otros países, mucho menos de la explotación y dominación”? (p. 91) Además, como ejemplo, a veces probablemente surgiría una lucha sobre la necesidad de hacer sacrificios para poder enviar alimentos a países dominados por el imperialismo o anteriormente dominados por el imperialismo estadounidense, donde millones y millones de personas pasan hambre o se mueren de hambre rutinariamente.

Sin duda alguna estas serían contradicciones espinosas. Y millones de personas tendrían que participar cada vez más en forcejear sobre ellas, y en tomar la iniciativa de diferentes maneras para trabajar en estos problemas, incluido en formas independientes del gobierno, dentro del marco general de la CNRSAN. Y la resolución de estas contradicciones requeriría la creciente participación de las masas populares en la gerencia de la sociedad. Pero el solo hecho de abordarlos conscientemente con el método, enfoque y principios desarrollados por Bob Avakian y el nuevo comunismo, y hacerlo junto con diversos sectores de la sociedad como parte de avanzar la lucha para emancipar a toda la humanidad, no sería nada menos que estupendo.

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Próxima — Quinta parte: La esclavitud, la supremacía blanca, y el huracán Florence

Las tormentas y los desastres ambientales se interpenetran con concentraciones de grandes contradicciones sociales. En el caso del huracán Florence, las formas en que la opresión de los negros ha sido entretejida en los cimientos y el funcionamiento de la sociedad estadounidense desde su nacimiento hasta hoy…

 


1. Mientras preparábamos esta edición de revcom.us, 13 agencias federales dieron a conocer un informe científico sobre el impacto del calentamiento global en Estados Unidos que pinta un retrato nefasto de los impactos económicos y ambientales que tendrá el cambio climático en Estados Unidos, incluidos sobre la salud y el ambiente: “incluye incendios récord en California, siembras fracasadas en el Medio Oeste e infraestructura desmoronada en el Sur. En el porvenir, las cadenas de exportación y suministro podrían ser trastornadas, para mediados del siglo la cosecha agrícola podría caer a niveles de los años 1980, y la temporada de incendios podría extenderse hasta el Sureste, dice el informe”. (“U.S. Climate Report Warns of Damaged Environment and Shrinking Economy” [Informe sobre el Clima de Estados Unidos advierte de un medioambiente dañado y una economía reducida], New York Times, 23 de noviembre, 2018)  [regresa]

2. Democracy Now!, 13 de septiembre de 2018.  [regresa]

3. “Mortality and Health Outcomes in North Carolina Communities Located in Close Proximity to Hog Concentrated Animal Feeding Operations” [Mortalidad y resultados de salud en comunidades de Carolina del Norte ubicadas en una proximidad cercana a las instalaciones de alimentación de animales, cerdos, concentrados], North Carolina Medical Journal, septiembre-octubre de 2018.  [regresa]

4. “A million tons of feces and an unbearable stench: life near industrial pig farms” [Un millón de toneladas de heces y un hedor insoportable: la vida cerca de las granjas porcinas industriales], Guardian, 20 de septiembre, 2017, actualizado 18 de agosto de 2018.  [regresa]

5. “Florence rainfall totals for North Carolina: 8 trillion gallons” [El total de lluvia de Florencia en Carolina del Norte: 30 millones de millones de litros], Star News Online, 20 de septiembre de 2018.  [regresa]

6. “Could Smithfield Foods Have Prevented the ‘Rivers of Hog Waste’ in North Carolina After Florence?” [¿Podría Smithfield Foods haber prevenido los "ríos de desechos de cerdos" en Carolina del Norte después de Florence?], New Yorker, 30 de septiembre de 2018. Vea también “Lagoons of Pig Waste Are Overflowing After Florence. Yes, That’s as Nasty as It Sounds” [Las lagunas de desechos de cerdos se desbordan después de Florence. Sí, es tan desagradable como suena], New York Times, 19 de septiembre de 2018; “After Florence, Manure Lagoons Breach, and Residents Brace for the Rising Filth” [Después de Florence, lagunas de estiércol se rompen, y los residentes se preparan para el auge de aguas negras], New Yorker, 21 de septiembre, 2018.  [regresa]

7. “Could Smithfield Foods Have Prevented the “Rivers of Hog Waste” in North Carolina After Florence?New Yorker, 30 de septiembre de 2018.  [regresa]

8. Bajo la CNRSAN, esto incluye: los “‘bienes públicos’ la tierra, el agua, los bosques, los minerales y otros recursos naturales. Éstos recaen en el marco de la propiedad estatal-publica. La propiedad estatal-socialista reconoce su responsabilidad de conservar los ‘ámbitos comunes’, o sea la atmósfera, los mares, la flora y fauna silvestre y demás, para toda la humanidad y para el futuro”.  [regresa]

Una granja porcina cerca de Trenton, Carolina del Norte inundada por el huracán Florence. 16 de septiembre de 2018. Foto: AP

“No se les puede encomendar el planeta”

Un corto de Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es, una charla filmada de Bob Avakian, pronunciada en 2003. Vea el vídeo completo en RevolutionTalk.net.

 

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