El gobierno de Estados Unidos asesino en masa aumenta la persecución a Julian Assange por ayudar a desenmascarar sus crímenes de guerra, y pone en la mira a TODOS los periodistas de investigación

| revcom.us

 

Imagine una sociedad en la que el gobierno amenaza a los periodistas o editores con una cadena perpetua de prisión por informar sobre crímenes de guerra masivos. En realidad, no tiene que imaginar este escenario de pesadilla. Esta es ahora la realidad en Estados Unidos 2019, con la imputación del 23 de mayo contra Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, por trabajar con Chelsea Manning para sacar a la luz los crímenes de guerra de Estados Unidos en Irak y Afganistán, así como resmas de otros datos relacionados con el trato a los detenidos en Guantánamo, cables diplomáticos con detalles sobre las relaciones de Estados Unidos con sus aliados y más.

El gobierno está persiguiendo a Assange por publicar la información que WikiLeaks recibió de Chelsea Manning, que era una soldado y analista de inteligencia basada en Irak con acceso a archivos que revelan los crímenes de guerra cometidos por Estados Unidos en Irak y Afganistán y otros secretos que Estados Unidos quería mantener en reserva1. En 2010, Manning puso su vida en peligro al proporcionar estos archivos a WikiLeaks, con el objetivo, en sus palabras, de provocar “discusiones, debates y reformas en todo el mundo” (consulte el recuadro para obtener más información en relación a Chelsea Manning). Los archivos publicados por WikiLeaks fueron la base para la cobertura de estos crímenes en los medios de comunicación tradicionales en Estados Unidos y en todo el mundo.

Assange está ahora en prisión en Gran Bretaña, luego de que lo expulsaron de la embajada ecuatoriana en Londres después de años de buscar refugio ahí debido a la persecución. Él está luchando en contra de la extradición a Estados Unidos.

Se está estableciendo un precedente peligroso

La Ley de Espionaje que el Departamento de “Justicia” de Estados Unidos (DOJ, por sus siglas en inglés) está utilizando para ir sobre Assange se aprobó por primera vez en 1917, en parte para singularizar a los activistas contra la guerra y otros radicales. Entre sus provisiones está la de singularizar la filtración de secretos gubernamentales y militares. Esto se ha usado en el pasado contra las personas que trabajaban en el gobierno o en proyectos para el gobierno, como Daniel Ellsberg, quien era analista de un grupo de expertos estrechamente vinculado a las fuerzas armadas de Estados Unidos cuando publicó los Papeles del Pentágono2 durante la guerra de Vietnam. Más recientemente, se ha usado en contra de Chelsea Manning y Edward Snowden (un contratista de la Administración de Seguridad Nacional que sacó a la luz el extensísimo espionaje electrónico contra miles de millones de personas de parte del gobierno de Estados Unidos).

Lo que hace que el caso contra Julian Assange sea tan inaudito y peligroso es que esta es la primera vez que se utiliza la Ley de Espionaje contra un periodista o alguien que publica documentos filtrados, para darlos a conocer al público, en lugar de solo la fuente original de la información en el gobierno, las fuerzas armadas o instituciones y dependencias relacionadas.

El DOJ niega que persiga a periodistas y dice que el objetivo de la imputación contra Assange es castigar la obtención y divulgación ilegal de información clasificada, lo que pone en peligro la vida de soldados, diplomáticos y fuentes estadounidenses, según el DOJ. Pero eso es como un vampiro que le dice que se quede tranquilo mientras le muerde el cuello. Como lo señala correctamente una amplia gama de voces, lo que el DOJ acusa a Assange de hacer no es diferente a lo que por lo común hacen todos los periodistas de investigación y sus editores, y eso es muy ominoso, no solo para los derechos de los periodistas sino también para los derechos de las personas en general.

Ben Wizner, director del Proyecto de Expresión, Privacidad y Tecnología de la Unión Estadounidense de Derechos Civiles (ACLU), calificó la imputación de “un asalto directo a la Primera Enmienda” que “establece un precedente peligroso que se puede usar para singularizar a todas las organizaciones noticieras que hacen que el gobierno rinda cuentas” publicando sus secretos”3. Incluso Alan Dershowitz, profesor derechista de Harvard y partidario de Trump, dijo que la imputación contra Assange era “análoga con que el New York Times y el Washington Post fueran procesados después de publicar los Papeles del Pentágono”, y calificó de “un acontecimiento muy pero muy aterrador”4.

James Risen (ex reportero en temas de seguridad nacional para el New York Times y ahora en The Intercept) toma parte del lenguaje de la imputación del DOJ y señala las implicaciones:

La imputación formal indica que Assange y WikiLeaks “repetidamente buscaron, obtuvieron y diseminaron información la que Estados Unidos puso bajo reserva clasificada debido al grave riesgo de que una divulgación no autorizada pudiera dañar la seguridad nacional de Estados Unidos”.

Eso es casi una definición de un libro de texto del trabajo de un reportero que cubre temas de seguridad nacional en una importante organización de medios de comunicación. Vea las páginas de la mayoría de los medios de comunicación donde de manera segura y encriptada se puede dejar información filtrada, y verá una notable similitud entre lo que solicitan los periodistas y lo que WikiLeaks buscó.

La imputación agrega que “el sitio web de WikiLeaks explícitamente solicitó materiales censurados, de otra manera restringidos y hasta septiembre de 2010, ‘clasificados’”. Hoy, prácticamente todas las organizaciones mediáticas grandes tienen un buzón seguro similar donde las fuentes pueden dejar información de forma anónima. WikiLeaks popularizó esa técnica para solicitar filtraciones anónimas, pero ahora es una práctica periodística común.

“Assange promovió personal y públicamente WikiLeaks a fin de alentar que las personas con acceso a información protegida, incluida información clasificada, la proporcionara a WikiLeaks para poder divulgarla públicamente”, dice la imputación. Casi todos los reporteros de temas de seguridad nacional salen en la televisión, dan discursos o lanzan giras de libros para promover su trabajo y, con suerte, obtener nuevas fuentes.

Todo esto suscita una pregunta obvia: si el gobierno puede acusar a Assange por conspirar para obtener documentos filtrados, ¿qué impediría que imputara a un reportero del New York Times que cubra temas de la CIA por cometer el mismo delito?5

Y piense en las implicaciones de la imputación contra Assange bajo la Ley de Espionaje para los periodistas a nivel internacional. Assange no es un ciudadano estadounidense, y trabajó fuera de Estados Unidos. Su imputación ahora establecerá un precedente para que Estados Unidos persiga a los periodistas de otros países que desentierran y publican información que los gobernantes declaran “dañina para la seguridad nacional de Estados Unidos”, con cargos de crímenes graves y exigencias de que sean extraditados a Estados Unidos para someterse a un juicio. Además, si Estados Unidos puede presentar cargos criminales contra periodistas de otros países, ¿otros gobiernos represivos de todo el mundo podrán presentar cargos contra reporteros y editores estadounidenses por sacar a la luz pública sus secretos?

Esta maniobra extrema y peligrosa del régimen de Trump y Pence es parte de la aceleración de su inexorable monstruosidad fascista general. En pro de los intereses de la humanidad, hay que responder a este y al auge de otros atropellos con crecientes protestas en toda la sociedad, y no solo contra este u otro ultraje en particular, sino que exijan expulsar el régimen fascista en su conjunto. Y, en lo más fundamental, se presenta la pregunta: ¿continuaremos viviendo bajo este sistema que ha producido tantos horrores para la humanidad, incluido este régimen fascista, y condenaremos a las generaciones futuras a esto... o haremos una revolución para derrocar el dominio del capitalismo-imperialismo y crearemos un sistema y mundo radicalmente diferente?


1. Entre los archivos filtrados por Manning y publicados por WikiLeaks figura un video tomado de un helicóptero estadounidense sobre Bagdad en 2007, en el que los soldados rocían con metralla a civiles en el suelo mientras charlaban e incluso bromeaban, matan a 12 personas e hieren a dos niños. Vea más información sobre lo que Chelsea Manning y WikiLeaks sacaron a la luz pública en “Crimen Yanqui Caso #23: Las bitácoras de guerra de Afganistán e Irak y la persecución de Chelsea Manning, Julian Assange y WikiLeaks”. [volver]

2. Ellsberg, en ese entonces un analista en temas militares, corrió el riesgo de una cadena perpetua en prisión por filtrar los Papeles del Pentágono, documentos secretos del gobierno de Estados Unidos que revelan verdades importantes sobre la guerra de Estados Unidos en Vietnam. [volver]

3. ACLU Comment on Julian Assange Indictment [Comentario de la ACLU sobre la imputación contra Julian Assange], 23 de mayo de 2019. [volver]

4. “‘Frightening’: Charges Against Julian Assange Alarm Press Advocates” [“‘Aterradores’: Los cargos contra Julian Assange alarman a los defensores de la prensa], New York Times, 23 de mayo de 2019. [volver]

5. “The Indictment of Julian Assange Under the Espionage Act Is a Threat to the Press and the American People” [La imputación contra Julian Assange bajo la Ley de Espionaje es una amenaza a la prensa y al pueblo estadounidense], 24 de mayo de 2019. Se puede descargar un pdf de la imputación contra Assange aquí. [volver]

 

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De la guerra de Obama contra los denunciantes a los ataques fascistas de Trump

...En una situación en la que los gobernantes de Estados Unidos y su imperio enfrentan serios y crecientes desafíos en varios lugares del mundo, el desenmascaramiento de sus crímenes de guerra (así como los tratos sucios contra sus aliados) por parte de Chelsea Manning, WikiLeaks y otros les ha causado grandes problemas. Y estas denuncias revelan una debilidad estratégica: trabajan en su maquinaria de guerra y represión unas personas que se niegan a permanecer en silencio y que actúan de acuerdo a su conciencia. Así que los gobernantes han estado respondiendo de manera draconiana para amenazar a otros e impedir que se conviertan en denunciantes.

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Una vez más: ¿Cuándo será hora de decir, ya basta?

Aunque Julian Assange y Chelsea Manning son objetivos de una persecución totalmente injusta, las personas que ordenaron, supervisaron y llevaron a cabo crímenes de guerra, y continúan haciéndolo, entre ellos generales, funcionarios del gabinete y hasta presidentes, no solo han salido impunes, este sistema los aclama como “héroes” y “estadistas”... Los verdaderos héroes son aquellos que se niegan a permanecer en silencio ante los crímenes de Estados Unidos contra la humanidad y actúan para oponerles resistencia y detenerlos.

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Chelsea Manning

¡Alto a la persecución de Chelsea Manning!

Bajo la presidencia de Obama, declararon culpable a Chelsea Manning en un juicio militar y lo condenaron a 35 años de prisión militar. Le negaron atención médica critica que se necesitaba en la prisión, relacionada con ser una mujer transgénera. Después de siete años, casi un año de ellos en aislamiento el que un Relator Especial de la ONU sobre la tortura considera “cruel e inhumana”, se conmutó el resto de su condena en 2017.

A principios de 2019, un juez ordenó que Manning fuera encarcelada por negarse a rendir testimonio ante un gran jurado que “investigaba” a Julian Assange. Pasó 62 días tras rejas, una parte de ellos en aislamiento, antes de salir en libertad. Luego, una semana antes de la nueva imputación contra Assange, metieron en la prisión a Chelsea Manning, ¡otra vez!, por negarse a declarar ante un gran jurado. El juez también agregó una multa de $500 por cada día después de 30 días que ella continúa desafiando los esfuerzos de obligarla a declarar, lo que aumentaría a $1.000 al día después de 60 días. Manning le dijo al juez: “Preferiría morir de hambre antes que cambiar mi opinión al respecto. Y al decir eso, lo digo literalmente”.

 

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