Caso #12: La masacre de Tulsa de 1921 y la destrucción del Wall Street negro
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Bob Avakian escribe que una de tres cosas tiene “que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor: Las personas tienen que reconocer toda la historia propia de Estados Unidos y su papel en el mundo hasta hoy, y las correspondientes consecuencias terribles”. (Ver “3 cosas que tienen que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor“).
En ese sentido, y en ese espíritu, “Crimen yanqui” es una serie regular de www.revcom.us. Cada entrega se centrará en uno de los cien peores crímenes de los gobernantes de Estados Unidos, de entre un sinnúmero de sanguinarios crímenes que han cometido por todo el mundo, de la fundación de Estados Unidos a la actualidad.
La lista completa de los artículos de la serie Crimen Yanqui
La fundación del estado de Oklahoma en 1907 coincidió con el descubrimiento de petróleo, y los años de auge que siguieren vieron el crecimiento de la población de 10.000 en 1919 a 100.000 una década después. El crecimiento incluía una buena cantidad de negros que buscaban una vida mejor, y esperaban escaparse de lo peor del sistema Jim Crow en Mississippi, Georgia y otros estados del Viejo Sur. En 1921, Tulsa era estrictamente segregada; los negros podían trabajar en la ciudad, pero tenían que vivir y hacer compras en el distrito Greenwood en la zona norte de Tulsa. Con el tiempo, la economía segregada, autocontenida y autosuficiente del distrito, logró tanto éxito que por todo el país se lo conocía como el “Wall Street Negro”. El vecindario de Greenwood tenía unos 11.000 residentes negros. A lo largo de la avenida Greenwood había tiendas de comestibles, bancos, bibliotecas, hoteles, restaurantes, cines, y más que pertenecían a negros.
EL CRIMEN
El 30 de mayo de 1921, Dick Rowland, un negro de 19 años y limpiabotas en el centro, se metió en un ascensor en el único edificio en la zona con baños para negros. Sarah Page, una blanca de 17 años, operaba el ascensor. Cuando se cerró la puerta Page pegó un grito y Rowland salió corriendo. La explicación más común de lo sucedido es que Rowland le pisó el pie. Pero, sin pruebas, se alegó que Rowland la había agredido, y al día siguiente fue detenido en la cárcel en el ayuntamiento.
Esa tarde, el Tulsa Tribune publicó el titular: “Detienen a negro por agredir a muchacha en ascensor”, sugiriendo que Page fue violada y comentando que: “Esta noche se linchará al negro”. Dentro de una hora de publicarse la nota, cientos de linchadores ya se encontraban frente al tribunal.
Por todo Greenwood corrió la voz de que los blancos estaban asaltando el tribunal y Rowland corría peligro. Después de debatir qué hacer, a las 9 de la noche un grupo de 25 negros armados, entre ellos excombatientes de la Primera Guerra Mundial, manejaron al tribunal para impedir el linchamiento. Se bajaron con sus rifles y escopetas y se ofrecieron a las autoridades locales. Al ser rechazados, se marcharon.
Pero la chusma blanca se enfureció, y a medida que corría la voz, llegaban miles más, muchos armados. A las 10 de la noche un grupo de 75 negros regresó al tribunal cuando se oían nuevos rumores de que el linchamiento era inminente. Marcharon en fila india a las gradas del tribunal. Una vez más les rechazaron su oferta de ayudar a proteger a Rowland. En eso un hombre blanco le exigió a un excombatiente negro que le entregara el arma. Hubo un forcejeo y un arma descargó.
El historiador y escritor Scott Ellsworth escribió: “Si bien el primer disparo frente al tribunal pudo haber sido sin querer, los demás no fueron así. Casi inmediatamente los miembros de la chusma blanca —y posiblemente unos policías— abrieron fuego contra los afroamericanos, que respondieron de igual manera. Ese intercambio de disparos inicial duró sólo segundos, pero cayeron muertos o heridos una docena de hombres, tanto negros como blancos. Al encontrarse superados en 20 a 1, los negros emprendieron una retirada combativa hacia el distrito afroamericano, con los blancos en persecución”1.
“Trataron de matar a todos los negros que encontraban”, recordó el sobreviviente George Monroe en el documental de 1999, The Night Tulsa Burned (La noche que Tulsa se quemó).
Después de estallar el conflicto frente al tribunal, una buena cantidad de blancos—muchos de los cuales fueron parte de la chusma linchadora—se reunieron frente a la delegación policial cercana. Ahí prestaron juramento como “sustitutos especiales” a unos 500 hombres y jóvenes a quienes se les aconsejó “conseguir un arma y cazar a un ‘nigger’”. Otros diputados también repartieron armas de una tienda de deportes que estaba en frente. Los blancos amotinados empezaron a dispararles a los negros y a incendiar sus viviendas y negocios hasta bien entrada la noche.
“La noche del martes, 31 de mayo, fue el motín, y el miércoles por la mañana, al amanecer, vino la invasión”. (Observador no identificado, a un reportero)
En la madrugada, miles de blancos armados —unos calculan hasta 10.000— se reunieron en tres locales colindantes a Greenwood. Al amanecer sonó una alarma, y las chusmas de terroristas blancos lanzaron la invasión.
Estas chusmas blancas armadas contaban con más de 150 policías de Tulsa. De manera sistemática se pusieron a matar, saquear, y quemar todo el distrito de Greenwood, cuadra por cuadra. Blancos armados se metieron en hogares y negocios de negros y los sacaron a la calle, y a punta de fusil se los llevaron a centros de internados manejados por las autoridades. Al que resistía lo baleaban. A los residentes de hogares donde encontraban armas, los baleaban. Saquearon las residencias y los negocios, antes de quemarlos con antorchas y trapos empapados de petróleo. Casa por casa, cuadra por cuadra, destruyeron a Greenwood. Incluso usaron aviones para disparar a negros desde el cielo y lanzar bombas de querosén para incendiar estructuras.
Durante todo ese asalto, los negros de Tulsa, a pesar de ser enormemente superado en números, opusieron resistencia. Tiradores detuvieron la invasión blanca temporariamente desde la cúpula de una iglesia recién construida. Pero los invasores incendiaron la iglesia. Fue imposible mantener esa resistencia porque los diputados de policía y la Guardia Nacional arrestaron a 6.000 residentes de Greenwood. Los negros de Tulsa no se dejaron sin luchar, pero les superaban con armamento y números. “Sobrevivientes contaron que los trenes fueron cargados de cadáveres negros a los cuales descargaron sobre el río Arkansas, y con más frecuencia en fosas comunes”2.
Para mediodía del 1° de junio, las chusmas blancas habían asesinado a más de 300 residentes negros de Tulsa. Convirtieron 40 cuadras de Greenwood en un desierto de cenizas. Dejaron 1.256 casas destruidas, y prácticamente toda otra estructura — lo que incluyó iglesias, escuelas, negocios, y hasta un hospital y una biblioteca. “Ni uno de esos crímenes jamás ha sido procesado o castigado por alguna entidad gubernamental ya sea a nivel municipal, de condado, estatal, o federal”. (Tulsa Race Riot: A Report by the Oklahoma Commission to Study the Tulsa Race Riot of 1921 (Motín Racial de Tulsa: Un informe de la Comisión de Oklahoma para estudiar el Motín Racial de Tulsa de 1921).
Después de establecerse el orden, dejaron salir a los negros detenidos, pero solo si una persona blanca se responsabilizaba del detenido y su futuro comportamiento. Más de 10.000 residentes quedaron desamparados. Miles de negros de Tulsa pasaron el invierno en carpas. Muchos se fueron para siempre, hartos de Tulsa, Oklahoma.
LOS CRIMINALES
Las turbas racistas de miles de blancos de Tulsa fueron directamente responsables del horror infligido a la gente de Greenwood.
El jefe de policía de Tulsa y los policías de Tulsa tuvieron una participación directa en armar y dirigir las turbas y nombrarlos “policías sustitutos” desde el comienzo de la matanza de residentes negros de Tulsa.
Los funcionarios municipales de Tulsa jugaron un papel decisivo al negarse a tomar medidas para parar la masacre racial. Poco después, esos mismos funcionarios aprobaron una ordenanza de zonificación que aumentó tanto los precios que los residentes de Greenwood no pudieron reconstruir sus casas.
Las unidades locales de la Guardia Nacional, al arrestar a todo residente negro de Tulsa al que pudieran encontrar y meterlos en "custodia protectora", dejaron sin protección a la propiedad de Greenwood y ayudaron a los "sustitutos especiales" que vinieron a quemarla. Los informes posteriores de los guardias locales muestran que consideraron que su tarea no era proteger a la gente de Greenwood, sino sofocar el supuesto "levantamiento negro".
La policía estatal de Oklahoma no llegó de Oklahoma City hasta que terminó la aniquilación de Greenwood; haber llegado antes podría haber evitado algunos de los peores crímenes.
El gobernador de Oklahoma, desde el principio, trató los sucesos en Tulsa como una "insurrección" negra.
Si bien no se ha comprobado el alcance de la participación del Ku Klux Klan y su posible papel dirigente en este atroz acto de terror, "la atmósfera de Tulsa apestaba a un hedor parecido al del Klan que exudaba de las túnicas de la Orden Encapuchada". En ese momento, muchos de los hombres más prominentes de la ciudad eran miembros del Klan, entre ellos el abogado asignado para representar a Dick Rowland. Fabricaron tarjetas postales con las fotografías de la masacre de Tulsa, incluida la de un cadáver negro carbonizado en primer plano; y otra del distrito de Greenwood en ruinas.
LA COARTADA
Desde el principio, se les echaron toda la culpa de la Masacre de Tulsa a los residentes negros de Greenwood: la llamaron un “Levantamiento negro" o una "Insurrección negra". Una investigación del gran jurado organizada por el gobernador de Oklahoma en los días posteriores a la masacre concluyó:
Encontramos que el reciente motín racial fue el resultado directo del esfuerzo de cierto grupo de hombres de color que se presentaron en frente del tribunal en la noche del 31 de mayo de 1921, con el propósito de proteger a un tal Dick Rowland... No había espíritu de turba entre los blancos, ni se hablaba de linchamiento ni de armas. La asamblea estuvo tranquila hasta la llegada de negros armados, lo que precipitó y fue la causa directa de todo el asunto.
EL VERDADERO MOTIVO
El éxito económico de la gente de Tulsa negra, con su propiedad de casas, negocios y tierras, alimentó el resentimiento, el miedo y la envidia en la comunidad blanca. Muchos de los residentes negros de Greenwood llevaban vidas más exitosas que los blancos. En una comunidad y en un país donde la supremacía blanca se daba por sentada y con la cual se contaba, el éxito de los habitantes de Greenwood se consideraba una provocación.
La masacre de Tulsa y el "verano rojo" de 1919 de violencia contra los negros que la precedió (vea el Caso #15 de Crimen Yanqui) ocurrieron en un momento en que los gobernantes estadounidenses tuvieron que mantener la brutal opresión de los negros y la supremacía blanca en condiciones cambiantes. El comienzo de la Gran Migración vio a los negros salir del campo del Sur para buscar trabajo en las ciudades del Norte. Entre ellos estaban los veteranos negros de la Primera Guerra Mundial, que regresaron a casa con un espíritu desafiante y menos dispuestos a aguantar la degradación y el terror de Jim Crow. A los de arriba se les planteó la "necesidad" de someter a los negros por medio del terror, suprimir su espíritu desafiante y reclutar a los blancos (incluidos los blancos oprimidos) para servir e identificarse con el orden explotador supremacista blanco.
Recursos:
Tulsa Race Riot: A Report by the Oklahoma Commission to Study the Tulsa Race Riot of 1921 [Motín racial de Tulsa: Un informe de la Comisión de Oklahoma para estudiar el motín racial de Tulsa de 1921], las conclusiones publicadas de un panel de expertos independientes sobre las consecuencias de la masacre.
The Tulsa Race Riot and Three of Its Victims [El motín racial de Tulsa y tres de sus víctimas], B.C. Franklin, un manuscrito inédito escrito 10 años después de la masacre por un testigo sobreviviente.
Black Wall Street: The African American Haven That Burned and Then Rose From the Ashes, [Wall Street Negro: El refugio afroamericano que se quemó y luego resurgió de las cenizas], Victor Luckerson, un vistazo documentado e investigado sobre la gloria, la destrucción y la reconstrucción de Greenwood.
Death in a Promised Land: The Tulsa Race Riot of 1921 [La muerte en una tierra prometida: El motín racial de Tulsa de 1921], Scott Ellsworth, la primera historia completa de los eventos precedentes, durante y después de la masacre.
‘They was killing black people’ [Estaban matando a las personas negras], DeNeen L. Brown, un artículo sobre los daños persistentes de la masacre y cómo afecta a Tulsa hoy, Washington Post, 28 de septiembre de 2019.
In Search of History—The Night Tulsa Burned [En busca de la historia: La noche en que Tulsa se quemó], documental del History Channel.
1. “The Tulsa Race Riot” [El motin racial de Tulsa], Dr. Scott Ellsworth, un ensayo en Tulsa Race Riot: A Report by the Oklahoma Commission to Study the Tulsa Race Riot of 1921 [Motín racial de Tulsa: Un informe de la Comisión de Oklahoma para estudiar el motín racial de Tulsa de 1921]. [volver]
2. Washington Post, 18 de septiembre de 2018. [volver]
La opresión del pueblo negro y otra gente de color (en inglés)
Un corto del discurso filmado Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución
Lea el texto de este corto en español aquí.