Bob Avakian sobre
EMANCIPARSE
DE LA ESCLAVITUD MENTAL Y DE TODA OPRESIÓN
| revcom.us
En 1863, a mediados de la Guerra Civil, Abraham Lincoln por fin promulgó la Proclamación de Emancipación y, como resultado de la Guerra Civil, el pueblo negro fue formalmente liberado de la esclavitud literal y corporal. Pero hoy la pregunta es: ¿Cuándo, y cómo, por fin se liberará a los negros de toda forma de esclavitud y opresión? Y eso suscita directamente esta gran pregunta:
¡¿Cuándo por fin los negros se emanciparán de la esclavitud mental de la religión?!
Hemos visto la posibilidad de un mundo sin opresión expresada poderosamente en un pasado no tan lejano, durante el auge de lucha radical que tomó lugar en Estados Unidos y en todo el mundo durante los años 1960 y principios de los 19701. En Estados Unidos, la lucha del pueblo negro estaba al frente de todo eso, y al radicalizarse más esa lucha en oposición al propio sistema, y al crecer y cobrar influencia grupos como el Partido Pantera Negra, impulsados por la impaciencia y la osadía de los jóvenes negros, el papel avanzado de la lucha por la liberación negra venía ejerciendo un papel positivo aún más poderoso. Y, como una parte muy importante de la convicción sostenida fuerte y ampliamente en la sociedad de que no solamente era necesario sino posible ponerle fin a la pesadilla que habían soportado por tanto tiempo:
entre los negros —a quienes siempre se nos dice que son inherentemente religiosos— cundía un distanciamiento en masa de la religión, especialmente entre los jóvenes. ¿Por qué? En vista de que las personas estaban llenas de esperanza, no creían que no hubiera esperanza para un mundo mejor. Estaban llenas de esperanza para un mundo mejor aquí mismo en este mundo. Y por lo tanto, entre los negros, se dio, por parte de los jóvenes en particular, un importante distanciamiento de la religión y de todas las viejas convenciones que acompañaban a la religión que eran influencias a favor del conservadurismo que mantenían abajo a la gente2.
Las duras verdades, verdades emancipadoras
Pero no se realizaron la gran promesa del auge de lucha radical de los años 1960, ni las esperanzas que éste despertó — en lo fundamental porque las cosas no se desenvolvieron por todo el camino hasta una revolución real. Y, durante las décadas desde ese entonces, por medio de las políticas conscientes de los poderes gobernantes de fomentar el desarrollo de capas más burguesas y pequeñoburguesas entre los negros, a la vez que han mantenido y contenido a las masas del pueblo negro en condiciones de privación, opresión y represión cruel, esta realidad amarga ha resultado en que:
Entre las masas básicas, incluido el pueblo negro (y no me refiero a las capas de la clase media que se desarrollaban debido a una política consciente de la clase dominante, sino a las masas de los oprimidos), surgió muchísima desmoralización y una sensación de derrota, y la inyección (incluso mediante políticas y acciones deliberadas de la clase dominante) de masivas cantidades de drogas intensificó más las condiciones desesperadas de las masas básicas y reforzó más la sensación de desmoralización. Muchas personas estaban muriéndose o, al recurrir a las drogas por desesperación, quedaban reducidas a miserables desdichados — la ausencia de esperanza, o la muerte, en términos inmediatos, de la esperanza que había inspirado a tantas personas, sobre una base real, en el transcurso del auge de lucha de los años 1960, lo que ahora se había amainado y se había transformado. Y esta situación se volvió aún más desesperada y desmoralizadora con el crecimiento de las pandillas en los ghettos y barrios de Estados Unidos (así como a nivel internacional), y la situación atraía a los jóvenes hacia las pandillas ante las condiciones de creciente privación y desesperación y lo que para la mayoría de ellos era la ilusión de enriquecerse, con la orientación de “enriquecerse o morir al intentarlo”, impulsada por el crecimiento del narcotráfico y la influencia de la pútrida cultura promovida en toda la sociedad que fomentaba y ensalzaba la explotación y la degradación de otros como mecanismo para triunfar en grande, en Wall Street y en el escenario mundial, o en las calles de las comunidades marginadas de las ciudades3.
Ante todo esto, en medio de una sensación de desesperanza fatalista, de parte de grandes cantidades de personas negras se ha dado una retirada hacia la religión. Con frecuencia se dice que la religión es lo que ha permitido que el pueblo negro aguante y persevere ante todas las vicisitudes —los verdaderos horrores— a los que ha estado sometido a lo largo de su experiencia en Estados Unidos, y que esto continúa en la actualidad. Pero, esto es una lógica de derrota — se basa en la suposición subyacente de que el sistema continuará así como ha sido básicamente, y que continuarán el desprecio, discriminación, persecución, brutalización y terror contra el pueblo negro, y que lo mejor a lo que pueden esperar conseguir es de alguna manera sobrevivir, y esforzarse por prosperar, a lo largo de todo esto — o, si uno sufre en esta vida pero “queda bien con Dios”, o se somete a Alá, recibirá su recompensa en alguna “otra vida”.
De nuevo, se suscita de manera aguda la pregunta: ¿Cómo es posible que se emancipe por fin y totalmente al pueblo negro de los siglos de opresión, y qué relación tiene eso con la eliminación de toda opresión, de toda la gente, en todas partes?
La respuesta es que sí es real la posibilidad de hacerlo, pero únicamente puede ocurrir sobre la base de un enfoque científico de cambiar el mundo y el entendimiento fundamentado en la ciencia de que esta opresión tiene sus raíces y su causa en el sistema del capitalismo-imperialismo —el mismo sistema que cruelmente explota y asesinamente oprime a las personas, no sólo en Estados Unidos sino por todo el mundo y está saqueando el medio ambiente natural— y que es necesario y posible derrocar este sistema por medio de una revolución real y reemplazarlo con un sistema radicalmente diferente y mucho mejor: el socialismo, cuyo objetivo final es un mundo comunista, sin ninguna opresión ni explotación de nadie, en ninguna parte.
Como he dicho, expresando una verdad sencilla y básica: “en términos fundamentales, tenemos dos opciones: o vivir con todo eso —y condenar a las generaciones del futuro a lo mismo, o a cosas peores, si es que siquiera tengan un futuro— o, ¡hacer la revolución!”4
En relación con esto, también he hablado de esta verdad profunda:
Existe el potencial de que algo de una hermosura inaudita surja de una incalificable fealdad: de que el pueblo negro juegue un papel crucial para, por fin, deshacerse de este sistema que no sólo lo ha explotado sino que por tanto tiempo y de tantas formas lo ha deshumanizado, aterrorizado y atormentado —deshacerse de todo este sistema de la única manera posible— luchando por emancipar a la humanidad, para poner fin a la larga noche en que la humanidad ha estado dividida en amos y esclavos, y en que las masas de la humanidad han sido azotadas, golpeadas, violadas, masacradas, encadenadas y amortajadas en ignorancia y miseria5.
Pero en este caso, en otro sentido, hay, en términos fundamentales, dos opciones: o aferrarse a la esclavitud mental de la religión y permanecer oprimidos, o romper las cadenas mentales de la religión y a la vez alzarse para luchar con una verdadera posibilidad de liberarse por fin y totalmente, poniendo fin a toda opresión y explotación.
Quizá la religión dé la apariencia de consolar a las personas ante la opresión y la angustia a las que están obligadas a soportar, o les dé la idea de que con la religión puedan abstenerse de “hacer males” — o que, aunque quizá “hagan males”, aún tengan cierto valor. Y es cierto que, para algunas personas, sus creencias religiosas las motivan a luchar contra varias formas de opresión, y muchas personas que abordan las cosas desde un punto de vista religioso tienen observaciones y conocimientos los cuales es importante conocer y de los cuales sacar lecciones. Pero también es cierto que la religión, como una manera de pensar y una guía para actuar, confía en la invención de seres sobrenaturales que no existen, pero los que, según se dice, en última instancia configuran y controlan la realidad, incluido la suerte de los seres humanos. La religión llama a las personas a que se sometan a esos seres sobrenaturales imaginarios (o a las autoridades muy humanas que hablan en nombre de esos seres sobrenaturales imaginarios) y que observen las escrituras que en realidad no llevan a poner fin a la opresión, sino que de hecho promueven y refuerzan todo tipo de degradación y horror. (Eso es algo que ilustré muy concretamente en el libro ¡Fuera con todos los dioses! Desencadenando la mente y cambiando radicalmente el mundo, particularmente con respecto a las tres principales religiones monoteístas [de un solo dios]: el judaísmo, el cristianismo y el islam6.) De esta manera, la religión está en directa oposición a asumir un enfoque consecuentemente científico de entender la realidad y emprender una lucha fundamentada en la ciencia para poner fin a toda opresión.
Por eso continuamente promueven la religión los de arriba, los cuales deben su propia existencia, riqueza y poder a la opresión y la explotación. Por eso los mismísimos amos de esclavos que prohibían que los negros aprendieran a leer (y castigaban severamente a los que lo hacían) activamente animaban a sus esclavos a que adoptaran la religión y que se arrodillaran en oración. Y por eso hoy, los poderes gobernantes en Estados Unidos están muy prestos a brindar una plataforma para cualquier persona negra, y promover a todos los negros, los que se inclinen a andar “parloteando” apasionadamente sobre dios. Quizás duela escuchar esto, pero la pregunta es: ¿es cierto, o no? Piénselo.
No es ni posible ni corresponde a los principios obligar a las personas a abandonar las creencias que sostienen en un momento dado — y nadie nunca debería intentarlo. En los términos más fundamentales, la emancipación —de toda forma de esclavitud y opresión— debe ser el acto voluntario y consciente de las personas. Pero es muy necesario e importante desarrollar la lucha ideológica, conforme a los principios, pero de la forma tan firme que sea necesario, para ganar a las personas a asumir un enfoque científico de conocer, y cambiar, el mundo y romper con las formas de pensar que de hecho contribuyen a mantener oprimidas a ellas, y a otras personas.
Una vez más, es cierto que muchas personas religiosas toman parte ahora en luchas importantes contra la opresión; también es cierto que muchas personas religiosas figurarán entre los millones que participarán en la revolución para deshacerse de este sistema opresivo en su conjunto. Pero, esta revolución, y la lucha continua para eliminar toda opresión y plasmar la emancipación real y completa, tienen que contar con la dirección de aquellos, de entre los más oprimidos, y también de entre otras personas, que han asumido un enfoque científico de cambiar el mundo y que han roto con la esclavitud mental de la religión, en adición a las demás maneras de pensar que promueven la opresión, o que al menos la racionalizan y la justifican objetivamente.
Aquí va una verdad amarga:
Los oprimidos que sean incapaces o no estén dispuestos a reconocer la realidad tal como es, están condenados a permanecer esclavizados y oprimidos7.
Pero, aquí va una verdad aún más grande y emancipadora:
La noción de un dios, o dioses, la inventó la humanidad en su infancia debido a la ignorancia. La han perpetuado las clases dominantes por miles de años desde entonces al servicio de sus intereses de explotar y dominar a la mayoría de la gente y mantenerla esclavizada bajo la ignorancia y la irracionalidad.
Gestar un mundo y futuro nuevo y mucho mejor para la humanidad implica derrocar a tales clases explotadoras y liberarse de tal ignorancia e irracionalidad esclavizante y dejarla atrás para siempre8.
1. En ESPERANZA PARA LA HUMANIDAD SOBRE UNA BASE CIENTÍFICA, Romper con el individualismo, el parasitismo y el chovinismo pro estadounidense (que está disponible en revcom.us), Bob Avakian habla de este cambio importante que se operaba durante los años sesenta:
en la década del 1960, entre masas de personas en todo el mundo, incluidas aquellas en Estados Unidos, había mucha esperanza y determinación sobre la posibilidad de crear un mundo radicalmente diferente y mejor. En todo el tercer mundo, se sostenían luchas de liberación con el objetivo de deshacerse del yugo de la opresión colonial que se les había impuesto durante décadas, generaciones e incluso siglos. Y en los propios países imperialistas —incluido, en particular, Estados Unidos— la generación que llegó a la mayoría de edad en la década de 1960 tanto entendía la necesidad como realmente creía en la posibilidad de crear un mundo radicalmente diferente y mejor, y no estaba interesada en escuchar todos los argumentos sobre por qué las cosas tenían que ser como son. [volver]
2. ESPERANZA PARA LA HUMANIDAD SOBRE UNA BASE CIENTÍFICA.
En Bob Avakian responde a Mark Rudd sobre las lecciones de los años 1960 y la necesidad de una revolución real (que está disponible en revcom.us), se enfatiza este punto:
al pasar de las limitaciones del movimiento de derechos civiles a la posición más avanzada de exigir la liberación de los negros y vincular esa lucha con las luchas de liberación en el tercer mundo, esos revolucionarios negros ejercieron una poderosa fuerza positiva para influenciar a los movimientos de aquellos tiempos, incluso entre los jóvenes educados, hacia una orientación más revolucionaria, aunque esa orientación era un revoltijo, que abarcaba un complejo de tendencias en conflicto, entre ellas el comunismo revolucionario que salía de China, así como diversas tendencias nacionalistas revolucionarias y otras tendencias contradictorias. [volver]
3. ESPERANZA PARA LA HUMANIDAD SOBRE UNA BASE CIENTÍFICA. [volver]
4. En el discurso Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución, del cual se toma esta cita, Bob Avakian habla sobre esas cuestiones cruciales. El video en inglés y el texto en español de este discurso están disponibles en revcom.us. Además, en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría de Bob Avakian (que está disponible en revcom.us), se encuentran una visión panorámica y un plano concreto para una sociedad socialista con el objetivo final del comunismo en todo el mundo. [volver]
5. Esta declaración, en adición a otras obras de Bob Avakian que abordan la opresión del pueblo negro y el camino a su emancipación total, están disponibles en revcom.us. [volver]
6. Bob Avakian, ¡Fuera con todos los dioses! Desencadenando la mente y cambiando radicalmente el mundo, JB Books, 2009; pedidos del libro: revcom.us. [volver]
7. Lo BAsico 4:1 (Lo BAsico, de los discursos y escritos de Bob Avakian). [volver]
8. Lo BAsico 4:17, énfasis agregado. [volver]