¿Amy Coney Barrett en la Corte Suprema? Un “jonrón” para el fascismo y la opresión; una amenaza inminente al aborto y a todos los derechos reproductivos

| revcom.us

 

Nota de la redacción al cierre de esta edición: En concordancia con el avance de paso completo hacia el fascismo, el partido republi-fascista está en carrera precipitada para instalar uno de “los suyos” en la Corte Suprema para llenar la vacante causada por la muerte de Ruth Bader Ginsburg. Trump ha nominado a Amy Coney Barrett (una jueza a la que Trump nominó al Tribunal de Apelaciones del Séptimo Circuito).

Como ya habíamos escrito, el líder de la mayoría del Senado Mitch McConnell anunció dentro de unas horas del anuncio de la muerte de Ginsburg que ellos—los Nazi-republicanos—tienen la intención de nombrar inmediatamente a otro juez a la Corte Suprema. El hecho de que en 2016 McConnell se negó a permitir que el Senado siquiera considerara al candidato nominado por Barack Obama para una vacante en la Corte Suprema, con el argumento de que ni siquiera debían considerar semejantes candidatos durante un año electoral, revela la hipocresía de los fascistas y su implacable impulso para consolidar un Estados Unidos fascista. El nombramiento de Barrett asegurará una mayoría fascista cristiana en la Corte Suprema durante las décadas venideras, con un papel cada vez más desproporcionado en establecer los términos y políticas para Estados Unidos en conjunto.

Desde la perspectiva y los objetivos de los fascistas, hay otra razón inmediata por tratar de apresurar semejante nombramiento. Dentro de horas después de la muerte de Ginsburg, Ted Cruz indicó al New Yorker que era necesario llevar a cabo el voto y el nombramiento antes del día de las elecciones para “asegurar una mayoría conservadora sólida en la Corte y evitar la posibilidad de un empate en el caso de que se impugne el resultado de las elecciones”. Desde ese entonces Trump y sus lacayos fascistas han redoblado abierta y expresamente sobre esta lógica; Trump dijo que las elecciones “terminarán en la Corte Suprema, y creo que es muy importante que tengamos nuevo jueces”, i.e., favoreciendo una mayoría fascista que dictamine a su favor. Esto es parte de su estrategia general de pervertir y robarse las elecciones y asegurar la continuidad del régimen de Trump y Pence.

Al cierre de esta edición, la capitulación servil de líderes demócratas hasta la fecha ha sido extraordinaria. 

Poco después del anuncio, el líder de la minoría demócrata del Senado, Chuck Schumer, dijo, “Déjenme ponerlo bien claro: Si el líder McConnell y los republicanos del Senado avanzan con esto, pues no descartaremos nada para el año que viene”, (con la expectativa implicada de que los demócratas tengan una mayoría después de estas elecciones). ¡¿¡Para el año que viene!?! Los nazi-republicanos están hablando de aprobar forzosamente este nombramiento ahora mismo, ya para el 3 de noviembre, y Schumer está hablando del año que viene, o sea, está permitiendo que esto ocurra sin librar ninguna lucha verdadera — desde poner obstáculos procedimentales a manos de los demócratas hasta hacer plantones y ser arrestados en la cámara del Senado para detener este parodia. La líder demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, pudo haber paralizado el gobierno bloqueando el financiamiento, usando eso para frenar el proceso de la confirmación. Pero ella descartó esa opción declarándola “perjudicial y vergonzosa”. ¡Qué podemos hacer, dicen los demócratas inútiles!

Al cierre de esta edición, los demócratas, bajo la batuta de Joe Biden y Chuck Schumer, buscan limitar la oposición debilucha que alcancen a oponer solamente al hecho de que Barrett revocaría Obamacare, y NO en los términos del derecho de las mujeres al aborto, al cual Barrett firmemente se opone, ni al hecho de que ella cree, como demostramos abajo, que su fe debe moldear sus dictámenes y que la “carrera judicial no es más que un medio para un fin … ese fin es forjar el reino del Dios”. Ese último en sí debe descalificarla automáticamente, pero los demócratas han anunciado que no “quieren entrar en lo personal”, es decir, al cuestionar sus creencias. Esto es otra evidencia y manifestación más de lo que Bob Avakian ha dicho sobre los demócratas:

En resumen, los demócratas, por ser quiénes son y qué son, no lidiarán y no podrán lidiar con todo eso —ni las elecciones ni la situación más amplia en la que ocurren estas elecciones y lo profundo de lo que de hecho está en juego— de otra forma salvo según los términos, y dentro de los límites, establecidos por este sistema, el que ha producido este fascismo, y en una gran medida, de acuerdo con los términos que los propios fascistas han puesto.

Los fascistas —en particular los fascistas cristianos— están prácticamente saltando de alegría sobre la expectativa de tener a Amy Coney Barrett en la Corte Suprema y están movilizando apoyo por la lucha para que el Senado apruebe su nominación. Junto con el anuncio oficial de su nominación, y para movilizar en torno a las elecciones venideras, Franklin Graham, el líder fascista cristiano, dirigió una marcha de decenas de miles en Washington que dijo que “el país está en problemas” y la gente “debe orar por Donald Trump.” Marjorie Dannenfelser, presidente de la organización antiaborto Susan B. Anthony List, dijo, “Ella es la combinación perfecta de jurista brillante y una mujer que pone ante la corte el argumento que es potencialmente contrario a las opiniones de las juezas actuales”. La Associated Press dijo que Barrett “es aclamada por conservadores religiosos y otros de la derecha como una heredera ideológica del icono conservador Antonin Scalia.” La New York Times dijo que su nombramiento sería “visto como un jonrón por cristianos conservadores y activistas antiaborto”.

¿Por qué se entusiasman tanto?

En primer lugar, Barrett es una representante femenina refinada, atrayente e inteligente de un punto de visto y programa político religioso que tiene el objetivo de subyugar a las mujeres, así como la gente LGBTQ.

En 2015, firmó una carta (enlace en inglés) a un Synod [reunión] de obispos que juró “fidelidad” a “las doctrinas de la iglesia católica”, incluido específicamente “el valor de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural” (énfasis agregado). Esta doctrina insiste que cada huevo fertilizado es un pleno ser humano, y por tanto cada aborto provocado es un “asesinato”1 . Según este punto de visto el huevo fertilizado es un “humano valorado”, pero no lo es la mujer de cuyo cuerpo ese huevo es parte; ya no tiene ni siquiera el derecho de decidir si tener hijos o no.

Si bien Barrett nunca ha llamado expresamente por revocar la decisión Roe v Wade de 1973 que legalizó el aborto, al mismo tiempo se ha negado a declarar que no se la debe revocar, ni a decir si ella cree que el aborto es “siempre inmoral”. En varias decisiones o disentimientos jurídicos que ella ha escrito o firmado, constantemente ha tomado el lado de las restricciones ultrajantes a los derechos al aborto. Esto incluye varias leyes en Indiana: una que requiere que mujeres de menos de 18 años consigan el consentimiento de sus padres, (enlace en inglés), aunque un juez ya lo haya aprobado; otra que impide que las mujeres provoquen el aborto de fetos severa o hasta mortalmente deformados; y otra más que requiere “enterrar” a fetos tras un aborto — otra maniobra más para retratar al feto como un “bebé”, y de avergonzar a las mujeres.

Además, Barrett y su esposo, según se reporta2 , son parte de un grupo religioso similar a una secta, “People of Praise” [Gente de Alabanza], en el que hablan en lenguas, creen en la profecía y la sanación divina, y tratan de vivir cerca unos a otros. Miembros comprometidos hacen un juramento de dedicación al grupo de por vida. People of Praise “enseña que el hombre tiene la autoridad sobre la esposa” (enlace en inglés), se opone al aborto y al matrimonio gay y, hasta 2018, designaba una “criada” como “asesora” de cada miembro femenina. (Newsweek, 21 de septiembre de 2020)

Segunda, Barrett se inclina fuertemente hacia abordar la ley como algo subordinada a las creencias cristianas.

En un artículo en una revista de derecho en 1998, ella y su coautor postularon que las prohibiciones de la iglesia sobre el aborto y la eutanasia son “absolutas” porque “quitan la vida inocente”. E indicaron que no estaban de acuerdo con una declaración del ex juez de la Corte Suprema William Brennan de que, en un conflicto entre su fe católica y sus deberes como juez, él se gobernaría por “el juramento que hice para defender la Constitución y las leyes de Estados Unidos”.

En un discurso de apertura en 2006 en el colegio de derecho de Notre Dame (donde ella era catedrática), instó a los estudiantes de “siempre tener presentes que su carrera judicial no es más que un medio para un fin… ese fin es forjar el reino de Dios… Si pueden tener presentes que su propósito fundamental en la vida no es ser un abogado sino conocer, amar y servir a Dios, serán verdaderamente de un tipo diferente de abogado”.

Estas citas indican una perspectiva que subordina la ley y la Constitución a la creencia religiosa, lo que debe descalificarla automáticamente de cualquier posición en el sistema judicial, mucho menos en la máxima corte del país...

Tercero, Barrett cree en la teoría jurídica del “originalismo”.

El originalismo sostiene que los jueces deben interpretar la Constitución de acuerdo con su “significado original” para sus autores. Ya que los “Padres Fundadores”, al decir “Todos los hombres son creados iguales”, no querían decir ni tenían la intención de que esto se aplicara a la gente negra o indígena, a mujeres o gays, el “originalismo” obstruye el cambio social progresista. También puede revocar cambios que ya se llevaron a cabo: Barrett ha dicho que podría ser “ilegal” (enlace en inglés) adherir a la jurisprudencia si esa contradice el “significado original” de la Constitución. Esto pone en peligro directo a Roe v. Wade, ya que ¡seguramente los autores de la Constitución no estaban pensando en los derechos a abortar! Y también es posible que se declare “ilegal” dictámenes como Brown v. Board of Education que prohibió la segregación en las escuelas.

Cuarto, al parecer Barrett siempre encuentra una manera —un argumento jurídico cuidadosamente hilvanado— para apoyar al lado cruel y fascista de las cosas.

Como señaló Slate.com (enlace en inglés), “Barrett ha escrito o se ha unido a un número extraordinario de opiniones jurídicas que perjudican a individuos impopulares e indefensos que dependen del poder judicial para proteger sus derechos. Ante dos posibles interpretaciones de una ley, hecho, o precedente, Barrett, al parecer, siempre escoge la interpretación más dura y severa”.

Por ejemplo, ella apoyó una regla del régimen de Trump que perjudicó a solicitantes de la tarjeta verde si alguna vez habían recurrido a cualquier servicio de beneficio público. Barrett sostuvo que esta regla no era una interpretación “irrazonable” de la ley existente y era un esfuerzo de evitar un “cargo” al público. Pero hizo caso omiso del hecho de que esta regla sería un enorme cargo para los inmigrantes que les obligaría a escoger entre perder todos los servicios como atención médica o el almuerzo para alumnos, o correr un fuerte riesgo de quedar descalificado para la ciudadanía. En 2017, ella criticó (enlace en inglés) al voto del presidente de la Corte Suprema John Roberts que impidió la eliminación de la Ley de Atención Asequible (ACA por sus siglas en inglés, o “Obamacare”), lo que hubiera privado de aseguranza médica a 20 millones de personas. (La próxima sesión de la Corte Suprema tratará otro reto a ACA, y la mayoría de los observadores creen que Barrett, dada esa oportunidad, votaría por terminarla.)

Conclusión

Todo esto apenas araña la superficie. Los fascistas tienen buenas razones para querer nombrar a Barrett a la Corte Suprema — y todos los demás tenemos razones sumamente buenas para trabajar para impedir eso, principalmente expulsando al régimen de Trump y Pence en conjunto.

 


1. Esta carta también ensalzó las doctrinas de “la importancia de las diferencias sexuales y la complementariedad de hombres y mujeres … y del matrimonio y la familia fundamentados en el compromiso indisoluble de un hombre y una mujer” — a saber, el respaldo implícito de la posición subordinada de la mujer en la sociedad, y la oposición explícita al matrimonio entre personas del mismo sexo. [volver]

2. El New York Times reportó esto en 2017. Ni Barrett ni People of Praise lo han confirmado —ni negado— el reporte. Incluso sus aliados generalmente lo aceptan como verdad. [volver]

 

 

Consiga una e-suscripción gratuita a revcom.us:



Se necesitan: Voluntarios para revcom.us y Revolución

Envíenos sus comentarios.