LAS VACUNAS SON UN MEDIO DECISIVO PARA LIDIAR CON LA COVID — NO SON UNA “CONSPIRACIÓN” NI UNA “CONJURA” DEL GOBIERNO Y LAS GRANDES CORPORACIONES

La importancia de un entendimiento y enfoque científico

Bob Avakian

| revcom.us

 

Como he notado recientemente, hay un problema grave en Estados Unidos de que muchas personas se están negando a vacunarse contra la Covid, cuando de hecho se ha demostrado claramente que estas vacunas son seguras y eficaces para la prevención de la enfermedad grave y la muerte por Covid. Si la gran mayoría de personas en este país se vacunaran, esto sería un gran paso para controlar la pandemia — al mismo tiempo que es necesario también que se vacunen las personas en todo el mundo, con una especial importancia de que se vacunen las personas en los países oprimidos más pobres del mundo, donde son terriblemente bajas las tasas de vacunación, y terriblemente limitado el acceso a las vacunas (por ejemplo, en África solamente el 2 por ciento de las personas se han vacunado, por la razón principal de la escasez extrema de vacunas). Así que la negativa a vacunarse, de parte de tantas personas en Estados Unidos —donde las vacunas están ampliamente disponibles sin costo— deja que la pandemia siga su marcha, matando a muchas personas en este país, especialmente negros, latinos e indígenas, y deja que el virus siga mutándose, con la perspectiva de producir variantes aún más peligrosas. Y, como he enfatizado:

no se trata de que las personas simplemente se estén negando a vacunarse debido a algunas preocupaciones legítimas sobre la seguridad (o la eficacia) de las vacunas. Demasiadas pero demasiadas personas —especialmente fascistas anticientíficos lunáticos pero demasiadas pero demasiadas otras personas también, inclusive entre aquellas que están más afectadas por la pandemia de la Covid— se están negando a vacunarse por una combinación de teorías conspirativas descabelladas, otras idioteces anticientíficas y el individualismo desenfrenado1.

Entre estas “teorías conspirativas descabelladas” y “otras idioteces anticientíficas” figuran las declaraciones de que la Covid no es real —es una “patraña”— o que no es realmente tan grave (no es más fea que el resfriado o la gripa) y que nadie, o no mucha gente, en realidad está muriéndose de ella… O de que es real, y peligrosa, pero que fue fabricada deliberadamente por fuerzas en el gobierno de este país (y/o algún otro país) o por algunas otras fuerzas siniestras (y al parecer secretas) con el objetivo de eliminar a ciertas poblaciones (de cuál población se trata depende de cuál teoría conspirativa se ofrezca). Y etcétera. Para que fueran ciertas todas, o cualquiera, de estas teorías conspirativas, se requeriría la participación de enormes números de personas en la conspiración —no solamente personas poderosas sino en última instancia millones de personas comunes, entre ellas grandes números de científicos y números aún mayores de doctores y trabajadores de salud, no solamente en Estados Unidos sino en muchos otros países también — todas en colaboración para promover semejante conspiración. NO. Hágame el favor —pongan los pies en la tierra— ¡son puras tonterías!

El trabajo, y el análisis abrumador basado en la evidencia, de científicos, y la experiencia de enormes números de personas —incluidas las que han muerto en realidad, o que se han enfermado gravemente, de Covid, así como sus familiares, y los grandes números de doctores y trabajadores de salud que han hecho grandes sacrificios personales para tratar a las personas con Covid, y quienes se han enfermado de Covid ellos mismos en cantidades significativas— todo eso ha dejado muy claro que la Covid es muy real, que puede ser muy mortal en muchos casos, y que no se ha propagado (y no se está propagando) por algunas fuerzas sombrías de una conspiración siniestra, sino que se está propagando por los medios que la ciencia ha demostrado que son reales: el virus de la Covid se propaga principalmente por el aire, cuando las personas están en cercana proximidad unas a otras, simplemente al respirar, toser, etc. (especialmente en espacios cerrados), y particularmente cuando las personas no usan máscaras faciales, cuando una persona o más está infectada de Covid, o cuando una persona es simplemente una “portadora” del virus (aunque no tiene síntomas, como puede ocurrir con muchas personas vacunadas).

Y la evidencia científica —además de la experiencia amplia— es muy clara también: las vacunas que han sido desarrolladas para combatir la Covid son seguras y muy eficaces para la prevención de la enfermedad grave y la muerte por este virus. Y, si se vacunara la gran mayoría de las personas, en Estados Unidos y en el mundo entero, sería posible controlar esta pandemia devastadora. Pues, ¡ponte la vacuna! — también usa una máscara facial y mantén una distancia sana dónde y cuándo indique la ciencia médica que sea necesario.

Como he enfatizado anteriormente:

no existe ninguna razón buena por NO vacunarse — y negarse a hacerlo no sólo pone a las personas que se niegan a vacunarse bajo riesgo de enfermarse gravemente y posiblemente morir, sino también expone a otros a los mismos riesgos2.

Junto con las teorías conspirativas lunáticas sobre las vacunas, promovidas especialmente (pero no solamente) por los seguidores fascistas de Donald Trump, el “Noticiero” Fox, etc., una de las formas comunes de oposición a las vacunas es la idea de que las vacunas no son realmente (o no tanto son) un medio para combatir la Covid en concreto sino que en esencia son una conjura del gobierno y las grandes compañías farmacéuticas para controlar a las personas y sacar grandes ganancias de la pandemia (considérese real, o una “patraña”, la pandemia). Esto es un tipo de noción “populista”, que en esencia reduce el problema en la sociedad al simple problema de que las personas son oprimidas y perjudicadas por fuerzas poderosas de arriba —el gobierno grande y las corporaciones grandes— una noción la que asumen, en formas un tanto diferentes, algunas personas de la derecha, pero también de la llamada “izquierda” (entre algunas personas “concienciadas” y “progresistas”). Esto es un entendimiento básicamente no científico de las cosas, tanto con relación específica a la Covid y las vacunas como fundamentalmente en términos de la naturaleza esencial de este sistema bajo el cual vivimos, el sistema del capitalismo-imperialismo, y el funcionamiento material de este sistema.

Por supuesto es cierto que las corporaciones (y otras grandes empresas e instituciones financieras capitalistas) dominan la economía bajo este sistema. Como he señalado anteriormente:

Este es un sistema dominado por corporaciones, bancos y otras instituciones financieras capitalistas que controlan inmensas cantidades de dinero, y hace todo eso sobre la base de explotar a la gente — a masas de personas en Estados Unidos, y a miles de millones de personas por todo el mundo, entre ellas enormes cantidades de niños.

Pero también de mucha importancia:

Estos capitalistas están enfrascados en una competencia despiadada entre sí, y esto los impulsa a penetrar cada rincón del mundo, especialmente los países pobres, a fin de explotar a las personas con aún más crueldad, al mismo tiempo que deja a muchas personas sin ninguna posibilidad de trabajar, dentro de la economía formal3.

Por estas razones, en un sentido general, estas corporaciones capitalistas (entre ellas las grandes compañías farmacéuticas — “la Gran Farma”) tratarán de convertir todo —incluidas las necesidades sanitarias del pueblo— en un medio para sacar más ganancias y ganarles en la competencia a los capitalistas rivales, al mismo tiempo que algunos gobiernos (y otras instituciones) han hecho ciertos esfuerzos por alentar la cooperación a fin de promover el desarrollo y la distribución de vacunas (y otras medidas para lidiar con la Covid).

Otra parte importante del panorama es que esta rivalidad entre capitalistas también tiene su aspecto “nacional” — con la contienda entre diferentes países capitalista-imperialistas. Al mismo tiempo, con la dominación de este sistema del capitalismo-imperialismo, el mundo está dividido en unos pocos países capitalista-imperialistas y un gran número de países pobres oprimidos en Latinoamérica, África, el Medio Oriente y Asia — el tercer mundo.

Por eso, a pesar de los esfuerzos de algunos gobiernos por refrenar los efectos de ese fenómeno en la lucha en contra de la Covid, la competencia capitalista y la búsqueda de ganancias cada vez más grandes, y los esfuerzos por obtener una posición de pez gordo número uno en el mundo, todas estas cosas estorban y socavan la cooperación que es necesaria —y que de hecho muchos científicos se esfuerzan por materializar— al lidiar con la pandemia. Por eso, cosas como la tasa de vacunación (y el acceso a las vacunas) son tan bajas en el tercer mundo.

Pero eso es sólo una parte del panorama, y no va a la médula de la situación con las vacunas y la realidad de que el gobierno (o algunas personas en el gobierno) en Estados Unidos (y en otros países) realmente querrían vacunar a la gente como un medio importante para “dominar” la pandemia de la Covid.

Es cierto que, dado que su sistema se basa en la explotación y la opresión de la gente, los gobiernos de los países capitalistas quieren y necesitan controlar a la gente. Pero, en primer lugar, estos gobiernos no necesitan algo como las vacunas para hacerlo — ya tienen muchos medios para hacerlo, como las formas en que el uso de las redes sociales y del Internet por parte de la gente generalmente proporciona a estos gobiernos un fácil acceso a detalles extensos, incluso íntimos, de la vida de las personas, la capacidad de rastrear dónde se encuentran las personas en un momento dado, sus movimientos, etc. Al mismo tiempo, sin embargo, el papel de los gobiernos capitalistas no es simplemente controlar a la gente, sino que más fundamentalmente es asegurar la base firme y la estabilidad del dominio capitalista y el funcionamiento más o menos ordenado de este sistema, particularmente en los países “base” (como Estados Unidos, Alemania, Rusia, Japón, China, etc.) donde están “ancladas” las grandes instituciones económicas y políticas de las diferentes potencias capitalista-imperialistas.

Por lo tanto, cuando se enfrenta a una pandemia grave como la actual crisis de la Covid, objetivamente obedece a los intereses de los capitalistas gobernantes y sus gobiernos en países como Estados Unidos en realidad poner esta pandemia bajo control, ya que trastorna muchísimo el funcionamiento general de la economía y de la sociedad en su conjunto — y los grandes trastornos como éste pueden suscitar grandes cuestionamientos en la población acerca de la capacidad de este sistema de mantener el funcionamiento ordenado de la sociedad y satisfacer las necesidades básicas de la gente. Y conseguir que esta pandemia esté “bajo control” también objetivamente obedece a los intereses de los capitalista-imperialistas gobernantes y sus esfuerzos, en el “escenario internacional”, para asegurar y fortalecer su posición.

Por estas razones, normalmente toda la clase capitalista dominante en Estados Unidos, y sus representantes políticos, tanto en el Partido Republicano como en el Partido Demócrata, estarían unidos en su deseo de tomar las medidas necesarias para “dominar” esta pandemia — especialmente para vacunar a la población, e imponer cosas como los mandatos de mascarillas cuando se consideren necesarios.

Pero estos no son “tiempos normales”.

Este momento poco común — Cómo las divisiones profundas y amargas al interior de la clase dominante están haciendo más profunda la crisis, y cuál es el camino hacia adelante para salir de esta locura

Éste es un momento en el que una parte de la clase dominante capitalista en Estados Unidos, representada por el Partido Republicano —el que desde el principio se ha resistido incluso a dar concesiones parciales a la lucha en contra de la opresión racial y de género, y otras luchas en contra de la discriminación y la injusticia— se ha convencido de que estos cambios han ido ahora muy lejos, que amenazan con destruir lo que ha mantenido articulado a Estados Unidos y que le ha dado posibilidades de dominar al mundo. Por ello,

Los republicanos se han convertido en un partido fascista —un partido basado en la abierta y agresiva supremacía blanca, supremacía masculina y otras relaciones opresivas— un partido convencido de que es el único que se merece gobernar, que actúa para manipular las elecciones y suprimir los votos con el fin de conseguir y aferrarse al poder, que se niega a aceptar los resultados de las elecciones que no gana, que está decidido a destripar y pervertir el “estado de derecho”, pisotear los derechos de la gente y adoptar lo que constituye una dictadura capitalista indisimulada, que está listo a utilizar la violencia no sólo contra las masas de personas sino también contra sus rivales en la clase dominante.

Estos republicanos han movilizado a un sector importante de la población que cree, con una pasión intensa e irracional, que hay que defender e imponer firmemente la supremacía blanca, la supremacía masculina y otras relaciones opresivas (así como el desenfrenado saqueo del medio ambiente). Esa gente ha sido impulsada hasta entrar en un estado de demencia cruel, al abrazar todo tipo de teorías conspirativas lunáticas, junto con un fundamentalismo cristiano enloquecido, como respuesta a la amenaza que ven a su posición de privilegio (o “ordenada por dios”) y su insistencia en que algunas concesiones adicionales a la lucha contra la opresión destruirán lo que ha “hecho que Estados Unidos tenga grandeza”4.

Es por estas razones que los fascistas en el Partido Republicano, y en la sociedad en general, han promovido con entusiasmo y crueldad y se han reunido en torno a las teorías conspirativas lunáticas y una oposición rabiosa a las vacunas contra la Covid (y otras medidas como el uso de mascarillas faciales) y han propagado esta desinformación anti-científica tan ampliamente como pueden en toda la sociedad. Dado que son Biden y el Partido Demócrata los que ahora dominan en el gobierno federal, los fascistas están decididos a sabotear y socavar la capacidad de Biden y de los demócratas para gobernar con efectividad — esto es más importante para los fascistas que lidiar con la pandemia de la Covid y lograr algún tipo de “estabilidad” relativa y “funcionamiento normal” de la economía y la sociedad en general.

Para las masas de personas en Estados Unidos —en contraposición a la clase dominante capitalista-imperialista, y todos sus representantes—, nuestros intereses corresponden a la gran mayoría de la humanidad, que sigue siendo devastada por esta pandemia, con más de 4 millones de muertos ya en todo el mundo y una intensificación del sufrimiento que el funcionamiento de este sistema del capitalismo-imperialismo y su dominación del mundo impone por la fuerza a la gente por todo el mundo. Desde esta perspectiva, definitivamente obedece a nuestros intereses y es de una gran importancia inmediata promover el conocimiento científico sobre las vacunas (y sobre la Covid en general) y convencer al número más grande posible de personas a que se vacunen; luchar con verdadera determinación contra el obstruccionismo y resistencia fascista a las vacunas contra la Covid, e insistir en que las vacunas sean obligatorias —y también las mascarillas faciales, en las situaciones en las que la ciencia indica que las mascarillas son necesarias— y que de hecho se ponga la vacuna a la disposición, con las cantidades necesarias, de la gente de todo el mundo, sin consideraciones de costo y ganancias, y en oposición a todos los objetivos políticos reaccionarios, incluida la rivalidad entre las potencias capitalista-imperialistas.

En términos más fundamentales, tanto lo que esta pandemia ha destapado más sobre la naturaleza totalmente ruin y anticuada (“pasada su fecha de caducidad”) de este sistema, como más particularmente la manera en que la situación poco común que existe ahora, con “la profundización y la agudización de los conflictos entre los poderes gobernantes”, que se han manifestado agudamente en relación con la pandemia de la Covid, y de innumerables otras maneras—, pues todo ello “pone una base más fuerte y oportunidades más grandes para romper el control de este sistema sobre las masas de personas5.

El camino hacia adelante —el único camino hacia adelante— para salir de esta locura es una revolución: una revolución real para derrocar este sistema monstruoso del capitalismo-imperialismo, y hacer nacer algo mucho mejor. Es esta revolución, que se necesita con cada vez más urgencia, por la que deben trabajar incansablemente, sobre una base consecuentemente científica, todos aquellos que anhelan un mundo sin todo el sufrimiento innecesario al que están sometidas las masas de la humanidad bajo la dominación de este sistema — aprehendiendo esta situación poco común en la que tal revolución se vuelve posible, incluso en un país poderoso como Estados Unidos.

**********

A manera de importante “antecedente” para lo que he escrito aquí, lo siguiente de V.I. Lenin —líder de la primera revolución socialista triunfante, en Rusia, quien también hizo aportes cruciales al desarrollo de la teoría comunista— es de relevancia e importancia muy definitiva e inmediata:

Las personas han sido siempre, en política, víctimas necias del engaño ajeno y propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a descubrir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas morales, religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase. Los que abogan por reformas y mejoras se verán siempre burlados por los defensores de lo viejo mientras no comprendan que toda institución vieja, por bárbara y podrida que parezca, se sostiene por la fuerza de determinadas clases dominantes.

Esta cita es de V. I. Lenin, “Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo” (marzo de 1913, en V.I. Lenin, Marx Engels marxismo, Pekín: Ediciones en Lenguas Extranjeras, 1980), tal como se cita en mi libro El Nuevo Comunismo, Editorial Aurora Roja, 2018, p. 11. (énfasis en el original.)

 

1. De Bob Avakian: “Sobre la Covid, la importancia de que la gente se vacune y el problema muy real respecto al individualismo desenfrenado”, que está disponible en revcom.us. [volver]

2. “Sobre la Covid, la importancia de que la gente se vacune y el problema muy real respecto al individualismo desenfrenado”. [volver]

3. De Bob Avakian – Líder revolucionario, autor del Nuevo Comunismo: ESTE ES UN MOMENTO POCO COMÚN EN QUE LA REVOLUCIÓN SE VUELVE POSIBLE — POR QUÉ ES ASÍ, Y CÓMO APROVECHAR ESTA OPORTUNIDAD POCO COMÚN, que está disponible en revcom.us. [volver]

4. ESTE ES UN MOMENTO POCO COMÚN EN QUE LA REVOLUCIÓN SE VUELVE POSIBLE. [volver]

5. ESTE ES UN MOMENTO POCO COMÚN EN QUE LA REVOLUCIÓN SE VUELVE POSIBLE. [volver]

 

 

Consiga una e-suscripción gratuita a revcom.us:



Se necesitan: Voluntarios para revcom.us y Revolución

Envíenos sus comentarios.