Revolución #221, 9 de enero de 2011
Nota de la redacción: El siguiente texto es de una reciente charla de Bob Avakian, el presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos. A continuación presentamos el cuarto pasaje de esa charla la cual está saliendo por partes en Revolución. La charla empezó a salir por partes en Revolución #218, 28 de noviembre de 2010. En preparación para su publicación, se ha revisado el texto y agregado las notas.
Intelectuales democráticos, nociones idealistas y la necesidad del materialismo
Así que esto nos trae de vuelta, una vez más, al intelectual democrático y al tendero (nuestros viejos conocidos a los que Marx nos presentó de una manera importante). Las ideas de "igualdad absoluta" y ultrademocracia, de las cuales ciertos intelectuales democráticos son tan aficionados, corresponden a la posición social objetiva tanto de los intelectuales democráticos como de los tenderos, a pesar del "mundo de diferencia" entre ellos, como Marx lo describió. El deseo de los intelectuales democráticos (o al menos algunos de ellos) de no tener "jerarquías", desigualdades de autoridad y poder ni, sobre todo, desigualdades institucionalizadas, corresponde al punto de vista de los "tenderos" (o más ampliamente, a los pequeños propietarios y dueños de negocios), incorporados en la producción e intercambio capitalista de mercancías, que quieren que la producción e intercambio de mercancías se haga sobre una base (idealmente) igual sin que ninguna fuerza tenga un monopolio o ventaja inherente (o por lo menos ¡ninguna fuerza que no sea otra que ellos y esté en competencia con ellos!); que quieren (al menos siempre y cuando no estén en la posición de ventaja) que no existan barreras a la "operación pura" de la dinámica de la producción e intercambio de mercancías — cuando en realidad esta misma dinámica conduce y sólo puede conducir precisamente a las condiciones de desigualdad, polarización y de hecho el monopolio de unos pocos.
La actitud de este tipo de pequeño burgués (otra vez, sea en la persona del tendero o de los intelectuales democráticos de varios tipos), y en particular su actitud tal como se manifiesta en contra de la concepción y programa basados en el materialismo que presentan los comunistas, puede compararse a la de un niño en necesidad de una siesta que ya se ha extendido más allá de su límite y gimiendo, dice: "Guaaa, guaaa, guaaa — Quiero nivelarlo todo en este momento... Guaaa, guaaa, guaaa — no me dejas... Guaaa, guaaa, guaaa — ¡Te odio!"
En contraste con esta muy divertida representación, un poco "más (o tal vez menos) elevada que la vida real" de una cierta forma específica del punto de vista pequeño burgués —y en contraste con ese punto de vista y todas sus formas—, el punto de vista, método y enfoque comunista conduce a una comprensión científica del desarrollo histórico y las vías para el cambio; y la revolución comunista representa el camino hacia el cambio radical que es realmente posible y —es realmente liberador— el que conduce a la emancipación de los explotados y oprimidos de todo el mundo y de la humanidad en su conjunto de todas las relaciones de explotación y opresión y de los conflictos antagónicos destructivos que estas relaciones continuamente generan.
Este es el meollo del énfasis que Marx pone sobre la necesidad de avanzar —de que la sociedad avance y que los seres humanos avancen— "más allá del estrecho horizonte del derecho burgués", más allá de todas las relaciones que se reflejan en el concepto burgués de "derecho". Aquí vale la pena referirse de nuevo y reflexionar sobre lo que se dice en las primeras partes de "Hacer la revolución y emancipar a la humanidad"1 — acerca de lo que sin duda acompañará la afirmación del derecho burgués: todas las relaciones que predominan en el mundo ahora, con todos los horrores que son necesarios para que el derecho burgués opere y funcione. Como recalca "Hacer / emancipar", no se puede tener el derecho burgués sin que todas esas otras cosas o estén presentes o sin que se restauren donde se han superado y eliminado, al menos en una dimensión importante. Esto da perspectiva y énfasis a la necesidad de avanzar concretamente más allá de lo que es en realidad un horizonte muy estrecho del derecho burgués y todo lo relacionado con ello.
Esto está relacionado con otra declaración importante que Marx hizo, que tiene un significado muy vital y una relación vital ahora, especialmente con la emergencia ambiental que la humanidad enfrenta, además de tener un significado e importancia más amplia. Se trata de la observación de Marx de que:
Considerada desde el punto de vista de una formación económica superior de la sociedad [el socialismo y el comunismo], la propiedad privada de algunos individuos sobre la tierra parecerá algo tan monstruoso como la propiedad privada de un hombre sobre su semejante. Ni la sociedad en su conjunto, ni la nación ni todas las sociedades que coexistan en un momento dado, son propietarias de la tierra. Son, simplemente, sus poseedoras, sus usufructuarias, llamadas a… transmitirla mejorada a las futuras generaciones. (El capital, tomo 3, capítulo 46)
Hoy, estamos presenciando una dramática ilustración de cómo y por qué bajo el capitalismo es absolutamente imposible que los seres humanos y su sociedad sean los encargados de la tierra ni que la cuiden. Y por qué, de hecho, las cosas son como Marx las describió en la declaración antes citada. Al vivir dentro de los límites de este sistema y con las ideas que prevalecen en esta sociedad, parece contundente la siguiente declaración: "Considerada desde el punto de vista de una formación económica superior de la sociedad, la propiedad privada de algunos individuos sobre la tierra parecerá algo tan monstruoso como la propiedad privada de un hombre sobre su semejante". Pero si lo pensara bien, debería parecer absurdo que sea de esa manera — y lo parece ya, una vez que se ha comenzado a tener una vislumbre del futuro que es realmente posible.
Esta afirmación de Marx habla del papel de los seres humanos como guardianes de la tierra y además de la manera en que sólo con el socialismo, y más plenamente con el comunismo, puede darse la planificación y regulación consciente de la producción, de una manera cualitativamente nueva y radicalmente diferente, en comparación con lo que sucede en el marco del sistema capitalista, moldeado como lo es por la fuerza impulsora de la anarquía (y en comparación con la ceguera ante las consecuencias de la producción y otras actividades que también en un grado muy importante caracterizaron las sociedades humanas anteriores). Esta forma económica superior, como Marx la llama, permite a los seres humanos, sobre todo cuando lleguemos a la etapa del comunismo en todo el mundo, realmente ser los guardianes de la tierra en un nivel completamente nuevo y de una forma completamente nueva y radicalmente diferente.
Así que lo que continúa aflorando aquí y lo que tenemos que seguir expresando y explicando en una forma viva y desde muchos ángulos diferentes, retomando de la realidad constantemente —lo cual sí sienta las bases para recalcar esto una y otra vez— es que es necesario partir de lo que es y avanzar sobre esa base, en lugar de tratar de evocar lo que a uno le gustaría ver y luego tratar de imponer eso sobre la realidad — lo que en realidad corresponde a los puntos de vista y los designios del pequeño burgués (y, en particular, del intelectual democrático) y no con el punto de vista y los objetivos del comunismo.
La naturaleza jerárquica de esta sociedad... las raíces más profundas y las consecuencias más grandes
Bueno, muchas personas, incluyendo aquellos que están metidos en varios esquemas utópicos y nociones idealistas, responden al nivel de observar la sociedad capitalista (o la sociedad actual, como quiera que la conciban en términos teóricos) y ven que esta sociedad es extremadamente jerárquica, al igual que aquellas que la precedieron y que también fueron sociedades divididas en diferentes clases y grupos (incluyendo, por ejemplo, el feudalismo). Lo que están enfrentando objetivamente es el hecho de que esta sociedad se rige a través de una dictadura de una clase, la clase capitalista que domina la economía, que constituye una pequeña minoría de la sociedad, pero que monopoliza el poder político, así como tiene un papel e influencia dominante en la economía y en las demás esferas de la sociedad. Pero he aquí un punto muy importante: Mientras que muchos, incluyendo muchos de los que están alienados por el funcionamiento de la sociedad actual, reconocen el carácter "jerárquico" de una sociedad como ésta, comprenden muy poco, sobre todo en estos tiempos, las verdaderas razones de por qué las cosas son así — y por lo tanto comprenden muy poco en lo que respecta a cómo cambiar las cosas, tanto la posibilidad de cambiarlo como la manera de cambiarlo. Como lo puse hace poco en un intercambio con otros camaradas líderes de nuestro Partido:
El mundo es muy desequilibrado, cada sociedad es muy desequilibrada. No se va a superar eso con ultra-democracia. Todo el mundo puede ver que ésta es una sociedad jerárquica, pero la mayoría de las personas no ven que existen razones materiales profundas para ello. Eso no es algo arbitrario. El capitalismo no es la codicia en su esencia, y la influencia excesiva por parte de ciertas personas o grupos en la sociedad no se trata de la afirmación arbitraria de la autoridad, al menos no en su esencia. Muy pocos tienen una comprensión materialista de cómo las sociedades funcionan en los hechos. Si se piensa que sólo se trata de la codicia y la afirmación arbitraria de la autoridad, se creerá que la solución es mucho más fácil de lo que realmente es... y cuando las personas huelen un tufillo de lo difícil y lo complejo que es, buscan la salida —y abandonan lo de cambiar el mundo en realidad en cualquier forma fundamental— a menos que, por supuesto, den un salto a tener una comprensión verdaderamente materialista y dialéctica.
Continuará
1. "Hacer la revolución y emancipar a la humanidad", una charla de Bob Avakian, salió por partes en Revolución a partir del 21 de octubre de 2007, en los números 105 a 120; también está en línea en revcom.us y se halla en el folleto de Revolución titulado Revolución y comunismo: Fundamento y orientación estratégicos, 2008. [regresa]