Revolución #236, 19 de junio de 2011
Segunda parte:
CONSTRUYENDO EL MOVIMIENTO PARA LA REVOLUCIÓN
Nota de la redacción: La siguiente es la quinta entrega de la segunda parte de un reciente discurso de Bob Avakian, el presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos. Para la publicación de este discurso, éste ha sido revisado, y se le ha agregado anotaciones. La primera parte del discurso titulada "Revolución y el estado" se puede conseguir en línea en revcom.us.
ESTAMOS CONSTRUYENDO un movimiento para la revolución...
y lo que eso significa
¿En primer lugar, qué queremos decir con “la revolución” —qué es una revolución, y en particular, una revolución comunista? Durante lo que nos queda de este discurso, me adentraré más en algunos elementos clave de la construcción de un verdadero movimiento para la revolución en un país como Estados Unidos — con respecto a la situación objetiva, y su desarrollo y transformación, y el factor subjetivo, específicamente el papel de la vanguardia comunista y las personas que trabajan estrechamente con la misma, unidas en lo esencial con su línea. Pero en primer lugar, es importante aclarar lo que, en términos básicos, queremos decir cuando decimos que la meta es la revolución, y en particular la revolución comunista. La revolución no es una especie de cambio de estilo, o un cambio de actitud, ni es meramente un cambio de ciertas relaciones en una sociedad que sigue igual en lo fundamental. La revolución significa nada menos que derrotar y desmantelar el estado opresor existente, el que le sirve al sistema capitalista imperialista —y en particular los organismos de represión y violencia organizada, incluyendo las fuerzas armadas, la policía, las cortes, las prisiones, las burocracias y el poder administrativo— y el reemplazo de dichos organismos reaccionarios, esas concentraciones de coacción y violencia reaccionaria, por organismos revolucionarios de poder político y otras instituciones y estructuras de gobierno revolucionarias cuya base se ha forjado por medio del proceso de construir el movimiento para la revolución y luego la toma del poder, cuando las condiciones para eso hayan surgido — lo que en un país como Estados Unidos requeriría un cambio cualitativo de la situación objetiva que desembocaría en una profunda crisis en la sociedad y el surgimiento de un pueblo revolucionario de millones y millones de personas, que cuente con la dirección de una vanguardia comunista revolucionaria y esté consciente de la necesidad del cambio revolucionario y esté resuelto a luchar por el mismo.
Como recalqué anteriormente en este discurso, la toma del poder y el cambio radical en las instituciones dominantes de la sociedad, cuando las condiciones para eso hayan surgido, hacen que sea posible más cambios radicales en toda la sociedad — en la economía y en las relaciones económicas, en las relaciones sociales y en la política, la ideología y la cultura imperantes en la sociedad. El objetivo final de esta revolución es el comunismo, lo que significa y requiere la abolición de todas las relaciones de explotación y opresión y de todos los conflictos antagónicos destructivos entre los seres humanos, en todo el mundo. A la luz de este análisis, la toma del poder, en un país específico, es crucial y decisiva y abre paso a más cambios radicales y a fortalecer y a avanzar más la lucha revolucionaria a través del mundo; pero al mismo tiempo, por crucial y decisiva que sea eso, es solamente el primer paso —o el primer gran salto— en una lucha general que tiene que continuar hacia el objetivo final de esta revolución: un mundo comunista radicalmente nuevo.
El desarrollo del imperialismo estadounidense, los cambios en las relaciones y condiciones sociales, y los retos para hacer la revolución
Teniendo en cuenta lo dicho, quisiera tratar algunas importantes condiciones objetivas y obstáculos a los cuales hay que enfrentar y transformar durante el proceso de hacer la revolución. He hablado en varias dimensiones sobre el “sello del parasitismo” en los Estados Unidos de América imperialistas en su totalidad, y la profundidad y el alcance del parasitismo en esta sociedad. Esta situación nos plantea un problema muy real y muy profundo respecto a la polarización actual en la sociedad y la repolarización para la revolución — o en otras palabras, tiene mucho que ver con ese problema. Con relación a eso, cabe acordarnos de la discusión anterior sobre el “suburbanismo” y oponernos a las varias dimensiones del mismo.
Pero aquí quiero retomar lo que planteó la primera de las 7 Charlas que di hace unos cinco años: “Por qué estamos en esta situación hoy... y qué hacer al respecto: Un sistema totalmente podrido y la necesidad de la revolución”1. Más específicamente, esa charla habla del desarrollo mediante espirales del imperialismo estadounidense durante más o menos el último siglo, y los cambios en la “configuración social y de clase” de este país, estrechamente relacionados con ese desarrollo. Lo que esa charla detalla (y no les haré una detenida explicación sino un breve resumen) es que durante el curso del último siglo —mediante el surgimiento del imperialismo estadounidense a nivel mundial de manera cualitativamente mayor a finales del siglo 19, con la guerra contra España en que le arrebató las Filipinas y otros países y territorios, entre ellos Cuba y Puerto Rico, y luego mediante la Primera Guerra Mundial y a un nivel aún mayor la Segunda Guerra Mundial—, el imperialismo estadounidense ha arribado a la posición de superpotencia (tal como se le llama), ya la única en el mundo tras la desaparición de la Unión Soviética. Ahora bien, eso no significa que goce de un poder indisputado ni indisputable —como bien lo saben los mismos líderes del imperialismo estadounidense— pero su desarrollo durante el último siglo lo ha convertido en una superpotencia imperialista. Al mismo tiempo, se está topando con muchos obstáculos de peso y dificultades concretas al pretender seguir reforzando constantemente su dominio en el mundo — muchas cosas se están convirtiendo en lo opuesto, otras fuerzas están surgiendo a nivel internacional que desafían de varias maneras esa hegemonía del imperialismo estadounidense, si bien sin pretender desafiar de frente su poder, y menos confrontar su poder militar.
Bueno, lo que quiero recalcar es la manera en que, sin ser mecanicista y reduccionista, podemos reconocer una correlación directa, mediante esas varias espirales, entre la extensión y la profundización de la penetración, dominación y explotación imperialista en todo el tercer mundo en particular —y aquí hablo particularmente del imperialismo estadounidense— y los grandes cambios dentro de Estados Unidos en la “configuración social y de clase”: el parasitismo intensificado y el cambio continuo, que se ha alejado de una configuración en la cual un gran porcentaje de la población era proletario en el sentido clásico, o sea, que trabajaba en varias esferas industriales como trabajadores salariados explotados, a la situación actual en que constituye un pequeño porcentaje de la población estadounidense y de la “fuerza laboral” en la que por encima y por debajo de esa “clase obrera clásica”, hay varias capas que no participan directamente en el propio proceso de producción — el que, para repetir, ha venido globalizándose cada vez más. Todo esto es una de las particularidades y complejidades de hacer la revolución proletaria en un país como éste.
No vamos a hacer una revolución tratando de sobreponer sobre la realidad un modelo de la manera en que “se supone” que tenga que desarrollarse una transformación socialista. Por esa razón (entre otras) parecen tan ridículos los trotskistas. Se la pasan hablando del “movimiento laboral” y “los sindicatos” como si se encontraran en Europa Occidental a finales del siglo 19. Esto tiene que ver con separar el movimiento comunista del movimiento laboral y lo que son las consecuencias de eso en general y específicamente para la revolución en un país como éste. Los muy importantes cambios en la “configuración social y de clase”, y en particular la intensificación del parasitismo, en Estados Unidos, constituyen una parte importante de la realidad objetiva que tenemos que analizar, en sus dinámicas contradictorias, en aras de enriquecer y desarrollar más, e implementar, una estrategia para hacer la revolución en este país. Hay que continuar el trabajo al respecto, si bien contamos con una estrategia correcta básica para la revolución.
Continuará
1. Las 7 Charlas (7 Talks, que sólo están en inglés), que se pueden conseguir en revcom.us y en bobavakian.net, son: 1—Why We’re in the Situation We’re in Today... And What to Do About It: A Thoroughly Rotten System and the Need for Revolution (Por qué estamos en esta situación… y qué hacer al respecto: Un sistema totalmente podrido y la necesidad de la revolución); 2—Communism and Jeffersonian Democracy (El comunismo y la democracia jeffersoniana); 3—Communism: A Whole New World and the Emancipation of All Humanity—Not “The Last Shall Be First, and The First Shall Be Last” (El comunismo: Un mundo completamente nuevo y la emancipación de toda la humanidad — y no “los últimos serán los primeros, y los primeros, últimos”); 4—The NBA: Marketing the Minstrel Show and Serving the Big Gangsters (La Asociación Nacional de Baloncesto: Racismo disimulado al servicio de los grandes gángsteres); 5—Communism and Religion: Getting Up and Getting Free—Making Revolution to Change the Real World, Not Relying on “Things Unseen” (El comunismo y la religión: Levantarse y liberarse — Hacer la revolución para cambiar el mundo real, y no poner las esperanzas en “lo oculto”); 6—Conservatism, Christian Fundamentalism, Liberalism and Paternalism... Bill Cosby and Bill Clinton... Not All “Right” But All Wrong! (Conservatismo, fundamentalismo cristiano, liberalismo y paternalismo... Bill Cosby y Bill Clinton... ¡no todo está “bien” sino mal!); 7—“Balance” Is the Wrong Criterion—and a Cover for a Witch-hunt—What We Need Is the Search for the Truth: Education, Real Academic Freedom, Critical Thinking and Dissent (Lo del “equilibrio” es para despistar… y justifica la represión en las universidades. Lo que necesitamos es la búsqueda de la verdad: La educación, auténtica libertad académica, pensamiento crítico y disentimiento). [regresa]