Revolución #247, 9 de octubre de 2011
Segunda parte:
CONSTRUYENDO EL MOVIMIENTO PARA LA REVOLUCIÓN
Nota de la redacción: La siguiente es la decimoquinta y última entrega de la segunda parte de un reciente discurso de Bob Avakian, el presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos. Para la publicación de este discurso, éste ha sido revisado, y se le ha agregado anotaciones. Ahora se puede conseguir la primera parte ("Revolución y el estado") y la segunda parte, completas, del discurso en línea en revcom.us.
Conclusión: El "sueño imposible" de un mundo radicalmente diferente — y los métodos y medios científicos que lo hacen posible
Habiendo recorrido tanto campo y habiendo tratado una amplia gama de temas en el proceso, he aquí unos puntos a manera de conclusión.
He hablado de la visión y los principios básicos de la nueva sociedad y el nuevo mundo por los cuales nos estamos esforzando y la manera muy viva en que los encarna la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto). He recalcado que la sociedad socialista —cuyos principios y dinámica básicos se reflejan, de manera concentrada, en esa Constitución— constituye sobre todo una transición al futuro comunista, al cual sólo se puede alcanzar junto con la lucha revolucionaria en general por todo el mundo hacia ese objetivo, y como parte de ella. He hablado del hecho de que, si bien se necesitará un gobierno en la sociedad socialista, en realidad se trata de un mundo radicalmente diferente y una época totalmente nueva de la historia humana. De eso también habla muy poderosamente el Preámbulo de la citada Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto).
También he aludido a algo que es muy importante captar como un punto básico de orientación: el comunismo, desde el tiempo de Marx hasta la fecha, ha experimentado a su vez muchas transformaciones en su entendimiento, al mismo tiempo que sus principios y objetivos fundamentales, y sus cimientos, método y enfoque científicos, siguen iguales en lo esencial.
Ha ocurrido, como sabemos, la transformación del capitalismo en el imperialismo capitalista (tal como lo analizó Lenin) y, junto con eso, la gran división entre unos pocos estados imperialistas y muchas naciones oprimidas de lo que ya se conoce como el tercer mundo (con, como debemos entender, varias gradaciones entre esas categorías amplias y algunas áreas donde "se mezclan" o coinciden parcialmente esos dos tipos de países, o "zonas grises" donde las diferencias no son del todo claras). Junto con eso, se ha intensificado la rivalidad entre los mismos imperialistas — entre los bloques de capital financiero imperialista y la expresión concentrada de esa rivalidad entre los imperialistas en la contienda entre estados imperialistas.
Tal como Lenin también analizó, y enfatizó, con la transformación del capitalismo en el imperialismo capitalista se ha dado la escisión en la clase obrera en los países imperialistas — entre una capa más alta, más aburguesada, por un lado, y por el otro las capas más bajas, más profundas de un proletariado verdaderamente explotado. Junto con eso, existe el fenómeno en el mundo de hoy, y es importante reconocerlo —tenemos que hacerle frente y comprender las implicaciones del hecho— de que, a diferencia de lo que predijeron Marx y Engels, la clase obrera no se ha convertido en una creciente mayoría de la sociedad. Eso es cierto no sólo en los países capitalistas imperialistas sino también en los del tercer mundo. En muy pocos países del mundo —si es que hay alguno— representa la clase obrera una mayoría de la población. Eso es distinto a lo que Marx y Engels entendieron y pronosticaron. Eso refleja el hecho de que lo que hace una ciencia es analizar la realidad en su proceso y dinámica en desarrollo. El comunismo, siendo una ciencia viva, no es un dogma ni una religión — y es importante no considerarlo o tratarlo como tal.
Además, hemos llegado a entender —no sólo en oposición a distorsiones trotskistas y otras semejantes, sino a diferencia de lo que los comunistas antes entendían al menos parcialmente— que en realidad el socialismo no es un "estado obrero", especialmente no en el sentido más limitado. Eso queda plasmado claramente en la Constitución para una Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto): en dicha Constitución se expone muy claramente que el estado socialista es la dictadura del proletariado, pero también aclara lo que realmente quiere decir y lo que no quiere decir esa frase en su encarnación viviente — no se presenta como un estereotipo reificado y economista de "LA CLASE OBRERA" y "UN ESTADO OBRERO", sino en términos de los intereses fundamentales y más elevados del proletariado como clase, de abolir todas las relaciones de explotación y opresión y de emancipar a la humanidad al avanzar al comunismo, por todo el mundo. En otras palabras, la dictadura del proletariado es —y debe ser— distinta a lo que se plasmó en la Comuna de Paris, y también en algunos aspectos importantes a la dictadura del proletariado como se plasmó en la primera etapa de la revolución comunista, en la Unión Soviética e incluso durante el apogeo de la Revolución Cultural en China. Repito, eso se ve en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto).
Eso retoma el punto del cual hablé anteriormente, de separar el movimiento comunista del movimiento laboral y todas las implicaciones respectivas: la manera en que la revolución proletaria se hace con la participación de muchas diferentes capas del pueblo, en un proceso complejo y dinámico de fuerzas y luchas que se influencian mutuamente, por medio del cual —y particularmente de una manera concentrada sobre la base del papel y el trabajo de la vanguardia comunista— salen a primer plano y cobran fuerza los intereses mayores y más fundamentales del proletariado en un sentido general, en la lucha para derrotar y desmantelar el aparato de gobierno del viejo sistema, y de ahí para establecer las nuevas instituciones que de hecho son los instrumentos para seguir impulsando la revolución comunista, que hacen posible y ponen las bases para que continúe la transformación de la base económica así como la superestructura política e ideológica de la nueva sociedad. Otra manera de describir eso es que existe una nueva síntesis del comunismo, que corresponde a lo que se necesita respecto a una nueva etapa de la revolución comunista.
En esta conexión, quisiera retomar y tocar brevemente el punto sobre el "paracaídas"1 y la manera en que dicho punto expresa un aspecto importante de la nueva síntesis. Cabe recordar —y pensar más amplia y profundamente en las implicaciones— de la declaración de Mao de que cuando estaban en las montañas, durante la guerra popular prolongada de China, todos comían del mismo tazón; pero luego, como lo expresó, cuando se bajaron del monte (cuando tomaron el poder en todo el país y se hicieron cargo del nuevo estado revolucionario), ahí surgieron todo tipo de problemas nuevos.
Una cosa es forjar un movimiento para la revolución, sea cual fuera el camino apropiado — y en el camino de la guerra popular prolongada en los países del tercer mundo, por ejemplo, una cosa es establecer ciertas bases de apoyo en las cuales la vanguardia comunista es la fuerza dirigente, y en efecto es el poder institucionalizado o dirige a las masas populares a ejercer ese poder de una manera institucionalizada, en un estado embrionario, y de manera abrumadora las masas populares son masas básicas empobrecidas. Pero es otra cosa bien diferente dirigir una revolución que conquista el poder en todo un país y tener que lidiar con una compleja variedad de diferentes fuerzas sociales —y contradicciones diferentes que en ese momento se perfilarán en sus formas particulares y diferentes dentro de esta nueva sociedad— y tener que responsabilizarse de lidiar con todo eso de una manera que encamine las cosas progresivamente sobre el ancho camino hacia el comunismo, con todas las contradicciones y complejidades que eso entraña. Tal como enfatiza el punto sobre el "paracaídas": en el contexto de la toma de poder, mucha gente y muchas fuerzas "se comprimirán" alrededor de la vanguardia y seguirán la dirección de la vanguardia, con sus objetivos y punto de vista comunistas, sin estar de acuerdo con todos esos objetivos o sin hacer suya de lleno la concepción del mundo comunista (por lo menos en muchos casos); pero al consolidarse el nuevo poder estatal, las cosas "se abrirán" de nuevo, y todas las diversas contradicciones que se comprimieron alrededor de la vanguardia (casi como si las atrajera una poderosa fuerza de gravedad), de repente se apartarán y se manifestarán con una fuerza muy poderosa. Tal como Mao recalcó, tener que lidiar con todo eso es algo muy distinto. Lo que quizás fuera suficiente para lidiar con un estado embrionario (en una base de apoyo revolucionaria) y para ver cómo forjar un movimiento revolucionario en un sentido parcial, antes de la toma final de poder, sea cual fuere el camino en que se halle uno, para nada será suficiente para lidiar con la gran complejidad de lo que se dará cuando el "paracaídas" (para retomar ese metáfora) se abra de nuevo.
Lo importante no es que haya ni deba haber diferentes principios o métodos para esas situaciones distintas — unos que se apliquen antes de tomar el poder y luego otros que se apliquen después. Al contrario, los principios y métodos son, y deben ser, los mismos, en términos fundamentales, pero se diferirá la aplicación de ellos en las distintas condiciones — y más específicamente, serán mucho mayores las complejidades con las cuales la aplicación de dichos principios y métodos tendrá que lidiar una vez que se haya dado el primer gran salto, una vez que se haya conquistado el poder y se haya consolidado un nuevo poder estatal a nivel nacional.
A luz de eso, podemos entender más profundamente la gran importancia de la nueva síntesis.
Es necesario captar de veras y entender de lleno no sólo la naturaleza sino la importancia de la nueva síntesis. No entenderla, cabe recalcar, al estilo de una "fórmula mágica" sino por encarnar el método y enfoque esenciales para enfrentar, y luchar y resolver, las contradicciones a las cuales se tiene que enfrentar para avanzar al comunismo —precisamente con la finalidad de seguir adelante sobre el camino revolucionario que lleva al comunismo— y, en el curso de eso, continuar desarrollando la ciencia del comunismo.
De hecho, captar lo que esta revolución verdaderamente histórico-mundial entraña, sí con todas sus complejidades y dificultades, no la hace parecer más fácil: no estamos traficando en atajos ni nirvanas sino estamos aplicando un método y enfoque científicos para confrontar y superar muy grandes obstáculos, y estamos bregando con contradicciones muy profundas y resolviéndolas. No obstante, incluso con los grandes sacrificios que está revolución deja en claro que se requerirán, este enfoque y entendimiento científicos sí hace que la revolución sea aún más real, y posible.
Un punto básico de orientación es lo siguiente: si bien es muy importante seguir respondiendo, de manera seria y convincente, a las distorsiones y calumnias sobre la historia del movimiento comunista, y más específicamente las sociedades socialistas que el movimiento comunista ha creado hasta la fecha, es importante hacerlo sin ponernos a la defensiva para nada. Es importante hacerlo en el contexto de exponer muy audazmente la realidad concreta de esta experiencia, junto con la necesidad y la base de ir más allá y hacerlo aún mejor para la próxima —la base concreta para la siguiente ola, y el mayor avance, de esta revolución— al mismo tiempo que se tiene que librar una lucha para crear, a un nivel más alto, una nueva etapa de la revolución comunista. Es un hecho científicamente fundamentado que eso sí representa el camino a la emancipación de la humanidad; y aún teniendo en cuenta todas las complejidades y dificultades que esta lucha histórico-mundial encierra, eso es mucho más realista y viable que la ilusión monumental de que ¡de alguna forma se podría eliminar, o hasta aliviar de alguna manera duradera o concreta, mediante la reforma de este sistema, las condiciones horrendas bajo las cuales el sistema capitalista imperialista viene sometiendo constantemente a la gran mayoría de la humanidad, como resultado del mismo funcionamiento de su sistema!
Tal como recalca la polémica contra la filosofía política de Alain Badiou, en Demarcations2: con el reformismo que Badiou promueve en esencia, y con todos los programas y proyectos reformistas, el mundo sigue sin cambiar en lo fundamental y la máquina del sistema imperialista sigue "zumbando en el fondo", destruyendo vidas y aplastando espíritus a diario y a escala enorme. No solamente debemos estar exponiendo —vigorosa y consecuentemente y con confianza— la necesidad y la base para la revolución comunista y el potencial que ofrece para una época de la historia humana completamente nueva, radicalmente diferente y mejor, sino que también debemos estar lanzando un reto a todos y cada uno: si usted no cree que se necesita esta revolución, explique por qué — y díganos la manera en que otra cosa siquiera pudiera abordar, ni hablar de solucionar, las condiciones aplasta-vidas y los problemas y peligros tan profundos que agobian a las masas de la humanidad y al final la totalidad de la especie humana (y otras especies sobre la tierra)?
Por eso es tan crucial ingresar al partido, fortalecerlo y construirlo, sobre la base de este punto de vista y método científicos y esta línea revolucionaria general —sobre la base del comunismo tal como se ha desarrollado más por medio de la nueva síntesis— para hacer avanzar el movimiento para la revolución que este partido está forjando y debe dirigir, y para contribuir todo lo que podamos al avance de la revolución comunista por todo el mundo. El rol del partido sí es decisivo e indispensable en lo fundamental y en última instancia —no sólo en el momento crucial cuando surjan una situación revolucionaria y un pueblo revolucionario sino "a lo largo del camino" a fin de hacer que el surgimiento, y el reconocimiento, de tal situación sean posibles— para acelerar mientras se aguarda una situación revolucionaria y se lleva a cabo preparativos ideológicos, políticos y organizativos generales para ese momento.
Todo eso se concentra ahora en la campaña que nuestro partido está llevando y encabezando, y las tres metas de esta campaña: propagar audaz y ampliamente la revolución que necesitamos y "poner la revolución a la orden del día" en Estados Unidos, como una cuestión seria y en grande; hacer que Bob Avakian, la dirección que tenemos para la revolución que necesitamos, sea conocido en toda la sociedad; y atraer y desarrollar a nuevas fuerzas que se comprometen firmemente con plasmar esta revolución en el plano real y aumentar el impacto de este movimiento revolucionario. El que alcancemos estas metas, el que demos avances para cumplir con lo que esta campaña se ha propuesto, influenciará decisivamente el que se forje de verdad o no un movimiento para la revolución en este país, y más allá de eso —sin nada de exageración o hipérbole— tendrá un impacto importante sobre el rumbo general del movimiento comunista en todo el mundo. Debemos entenderlo en esos términos y nada menos, porque eso corresponde a una evaluación científica, un análisis y una síntesis científicos, de la realidad. Esta campaña no es un ardid idealista. Bajo las condiciones actuales y ante las formas en que las contradicciones se están manifestando hoy, esta campaña es una expresión concentrada de los medios para dar en serio los saltos necesarios a fin de avanzar y no sufrir un revés, y para que no sufra un revés el movimiento comunista en general, quizás hasta cualitativamente. Eso es lo que está en juego, con eso se tiene que bregar —ésos son los saltos que se tienen que dar— y en torno a eso se tiene que actuar.
Así que permítanme concluir parafraseando a Lenin: es bueno, es necesario e importante, soñar con otro mundo mejor y radicalmente diferente — y al mismo tiempo debemos infundirle e informar a nuestros sueños con el punto de vista y el método científico más consecuente, sistemático e integral, el comunismo, y sobre esa base luchar para hacer realidad esos sueños.
1. Lo del "paracaídas" se analiza (en una sección con ese título) en "La base, las metas y los métodos de la revolución comunista", un discurso que dio Bob Avakian en 2005. Se refiere a la dinámica de la revolución en relación a la "configuración social y de clase" en general de la sociedad — y más específicamente "todo se concentra [alrededor de la vanguardia revolucionaria] a la hora de la toma del poder y luego se 'vuelve a abrir' después de la consolidación del poder". Revolución publicó este discurso por entregas que empezaron a salir en el #46 (14 de mayo de 2006) y se consigue en línea en revcom.us/a/046/base_metas_metodos.html. [regresa]
2. Demarcations, A Journal of Communist Theory and Polemic, #1, verano-otoño de 2009, publicado en inglés en línea en demarcations-journal.org. [regresa]
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