Revolución #186, 20 de diciembre de 2009
Trascripción revisada de una charla de Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, otoño de 2009
Contradicciones todavía por resolver, Fuerzas que impulsan la revolución
[Nota de la redacción: Lo siguiente es la tercera entrega del texto de una charla que dio Bob Avakian en el otoño de 2009, que se publica por entregas en Revolución. La primera entrega salió en el número 184, 29 de noviembre de 2009 y la segunda en #185, 13 de diciembre de 2009. Las entregas que han salido están en línea en revcom.us/avakian/driving/driving_toc-es.html]
Lo atractivo de los fascistas cristianos en la esfera cultural y moral — y la necesidad de contender fuertemente en esta esfera
En este contexto, quiero hablar de algo que sería muy malo pasar por alto o subestimar. Se trata de lo atractivo moral de los fascistas cristianos en particular — y específicamente su oposición y ataques al egoísmo, el individualismo, el consumismo y, tal como lo formulan, el "materialismo". Es decir, la avaricia, la codicia y los esfuerzos de poseer cada vez más artículos de consumo y bienes materiales.
Esto representa una gran parte de la crítica moral y del atractivo moral de los fascistas cristianos fundamentalistas en particular. Pero plantean todo esto con la orientación de defender enérgicamente e intentar reforzar agresivamente las cadenas de la tradición, tal como eso aplica a la mujer y la familia en particular, y hacen todo eso sobre la base de aceptar y contribuir a perpetuar las relaciones opresivas dominantes en este país y en el mundo en su conjunto — lo que incluye como pilar clave de esto la posición y el papel del imperialismo estadounidense como "la superpotencia más opresora y más monstruosa". (Vea "La revolución que necesitamos... La dirección que tenemos", Revolución #170, 19 de julio de 2009; este mensaje/llamamiento también está en línea a revcom.us.)
Su atractivo moral critica y trafica con algunos elementos de la cultura popular y valores dominantes que nosotros también criticamos —y con mucha razón— pero desde una perspectiva radicalmente diferente. Desde el punto de vista de la moral fascista cristiana, alrededor de la cual hoy una base social de proporciones importantes y muy grandes se está movilizando y durante varios años se ha movilizado en Estados Unidos, esto supone una crítica de las cosas que se pueden sintetizar en la palabra "licenciosidad": tanto la permisividad sexual, lo que según ellos quiere decir cualquier tipo de relaciones sexuales fuera del marco de la familia patriarcal tradicional, como la licenciosidad general de buscar la gratificación en relación con objetivos personales y lo que con mucha frecuencia, espontáneamente y dentro de la dinámica de este sistema, son objetivos egoístas, y con motivos egoístas.
Tal como lo ven los fascistas cristianos, lo que esto encierra y lo que está arrastrando la sociedad hacia la condenación, son todas esas cosas —desde el aborto hasta las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo (y específicamente el matrimonio de los gays) así como la cuestión de la evolución— que cuestionan las relaciones dominantes tradicionales que han existido durante miles de años y están asociadas en un sentido general, particularmente de parte de estas fuerzas religiosas fundamentalistas, con la "tradición judeocristiana".
Estas fuerzas fascistas cristianas reaccionarias insisten en que semejantes desafíos a los puntos de vista y valores "tradicionales" sólo pueden conducir al caos en la sociedad. Esto tiene algo de cierto y desde su punto de vista esto sólo puede ser algo muy malo, ya que operan en el marco del sistema capitalista imperialista y de la necesidad de continuar —e imponer con la mayor violencia que sea necesaria— la dominación imperialista estadounidense en el mundo. Pero he aquí la cuestión más fundamental: ¿cómo ver las posibilidades del "caos" o de trastornar la "estabilidad" —cuando esa "estabilidad" supone la perpetuación de este sistema y sus crímenes monstruosos— y cómo ver las posibilidades de grandes trastornos sociales y lucha, cuando esos trastornos y lucha puedan poner fin a este sistema y sus horrores muy reales?
Bien, es importante reconocer que los "llamamientos morales" de los fascistas cristianos tienen alguna resonancia, logran tocar una fibra sensible, no sólo entre los "viejos fofos" sino también entre varios jóvenes — entre ellos, de manera muy importante, algunas mujeres jóvenes que, entre otras cosas, por asco se distancian con mucha razón de la atroz degradación de la mujer que se fomenta por todas partes en la cultura dominante y que es una parte integral de las relaciones sociales dominantes en esta sociedad. Esto es algo ante lo cual, una vez más, es muy importante no tener ignorancia, y es importante no ignorarlo ni subestimarlo.
También es muy indicativo que este tipo de llamamiento tiene una resonancia entre los soldados rasos, y no sólo en el cuerpo de oficiales, del ejército estadounidense. Este tipo de llamamiento atrae a los que han estado incorporados al ejército estadounidense, que hoy es un ejército de voluntarios, en una medida importante sobre la base de que son distintos y mejores que la "mugrosa" sociedad fuera del ejército. (Eso fue cierto cuando Bill Clinton era el presidente durante la mayor parte de los años 1990; y aunque requiere de más investigación, sería sorprendente si eso no pasara ahora con Obama y la política y "valores" asociados con él). Esta denuncia de la sociedad dominante por corrupta y podrida a menudo va contra el individualismo desenfrenado en la población de Estados Unidos —¡comparándolo con el "espíritu de equipo" del asesino ejército de Estados Unidos!— y, para repetir, nosotros también criticamos el individualismo desenfrenado pero desde un punto de vista radicalmente distinto.
En el libro Making the Corps, de Thomas Ricks (Scribner, 1997) —un libro que fue escrito en los años 1990 y que trata el ejército en general aunque se centra en el entrenamiento básico de los marines estadounidenses—, aparece este tema una y otra vez. Los oficiales recalcaban, pero también decían espontáneamente muchos soldados en entrenamiento básico, que ellos eran los que tenían los verdaderos valores, y era una ironía que estaban protegiendo a una sociedad compuesta de muchas personas podridas, corruptas y egoístas.
Como un punto que tiene cierta relación con esto, cabe señalar que los fascistas y en particular los fascistas cristianos fundamentalistas fingen ser "anticolonialistas": las maneras en que en ciertas circunstancias y al menos en ciertos aspectos, defenderán las "culturas tradicionales" contra lo que a veces denuncian como el "imperialismo cultural liberal". Por ejemplo, a nombre de oponerse al imperialismo cultural liberal podrían defender hasta unas de las formas tradicionales más horrorosas de la opresión de la mujer: tales como la mutilación genital femenina en África y en otras partes del tercer mundo; u otras maneras en que la mujer es objeto de formas tradicionales de desvalorización, degradación y subyugación en el tercer mundo, en lugar de las formas "modernas" que se manifiestan con más frecuencia en los países imperialistas.
Esas fuerzas fascistas cristianas también promueven un populismo perverso (lo cual es una característica de las tendencias políticas fascistas en general). Como han señalado las personas como Chris Hedges, eso fue un fenómeno muy marcado en la breve pero importante candidatura presidencial de Huckabee durante la primera vuelta electoral de los republicanos en 2008. Este populismo conlleva un intento de organizar a la "gente común" contra el "elitismo liberal" — de parte de las fuerzas verdaderamente elitistas y gobernantes en la cima del sistema capitalista (o al menos de unos sectores importantes de éstas). Eso se puede ver ahora, por ejemplo, en el debate sobre la asistencia médica.
Los demagogos derechistas —y no sería una exageración identificarlos como fascistas— tratan de organizar a la "gente común" contra lo que son de hecho unos aspectos positivos del liberalismo, tales como el laicismo y la defensa de ciertos derechos de los oprimidos y grupos marginados, aunque el mismo liberalismo formula y confina todo eso en un marco dominado por la burguesía y el imperialismo. Eso también es una dinámica muy perversa y es crucial librar la lucha para que cada vez más gente se zafe de ella.
Esto se parece también a la manera en que en ciertas circunstancias estos fascistas cristianos promueven el relativismo. Aunque denuncian el relativismo y promueven el absolutismo de la "certeza" de una interpretación textual de la Biblia, a veces cambian de posición y fomentan y apoyan el relativismo —especialmente en oposición a la ciencia— y de nuevo su ataque contra la evolución concentra eso.
Todo eso es una esfera —la moral y la cultura— en que tenemos que contender mucho más —de manera más extensa, sistemática, fuerte y creativa— generando una alternativa verdaderamente radical y verdaderamente liberadora a todo eso, a todas las formas en que se presenten la cultura y la moral según los términos del sistema explotador y opresivo del capitalismo-imperialismo.
Continuará.