Por qué los demócratas “no ofrecen y no pueden ofrecer ninguna respuesta a este fascismo la cual corresponda a los intereses de la humanidad”

Bob Avakian

| revcom.us

 

Los demócratas, y el sector de la clase dominante que por lo general está alineado con ellos, no ofrecen y no pueden ofrecer ninguna respuesta a este fascismo la cual corresponda a los intereses de la gente, de la humanidad, porque son parte del mismo sistema que ha creado las condiciones que engendraron y fomentaron este fascismo, y comparten intereses y supuestos fundamentales con el sector fascista de la clase dominante, sobre todo el grotesco chovinismo estadounidense. Esto sale repetidamente de todas estas instituciones de los medios de comunicación y del Partido Demócrata. Y lo único que hay que hacer es pensar en la Convención del Partido Demócrata de 2016 que nominó a esa halcón Hillary Clinton y pensar en la forma en que esto llegó a concentrarse, cuando no sólo el militarismo y los coros de “U.S.A., U.S.A.” salían desde el escenario, sino luego esto llegó a concentrarse cuando en cierto momento algunos de los delegados de Oregón, de ese estado me parece, en oposición a todo este patrioterismo y chovinismo a favor de Estados Unidos, comenzaron a corear “No a la guerra, No a la guerra, No a la guerra”, y la masa de los delegados los ahogaron gritando, “U.S.A., U.S.A., U.S.A.”. Así que simplemente pensemos en eso.

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El párrafo anterior es un pasaje de un discurso que pronunció Bob Avakian en el verano de 2017, El problema, la solución y los retos ante nosotros. Este pasaje es de la siguiente sección del discurso:

 

Ahora, antes de pasar a la última parte del discurso, quiero hablar de lo que representa el régimen fascista de Trump y Pence — cómo oponérsele y cómo esto se relaciona con el objetivo estratégico fundamental de la revolución.

En primer lugar, es importante identificar al régimen de Trump y Pence. Volveré a esto un poco más y cómo esto se presenta en el trabajo y lucha específicos en Rechazar el Fascismo y lo que se propone hacer. Algo, es decir una parte importante de todo este panorama, que creo que debemos entender, y podemos entenderlo en parte en términos de analogía histórica, es lo que podríamos llamar —ya que Trump es el “maestro del trato”, según él— el trato de Trump con los fascistas cristianos. Fíjense que creo que es muy importante que entendamos lo que pasó aquí con Trump y particularmente esta dimensión. Si examinamos el historial de Trump, él solía estar a favor del derecho a decidir sobre el aborto, muchos de sus puntos de vista no concordaban con los del Partido Republicano y en particular con los fascistas cristianos. El racismo, la descarada misoginia — sí concordaban. Pero muchos puntos de vista suyos no concordaban con la posición de ellos. Y, en un cierto momento, ambos lados, desde sus propios puntos de vista, reconocieron algunas cosas importantes. Trump, creo que es justo decir, no pudiera haber ganado las elecciones si los fascistas cristianos no sólo hubieran — no sólo si se le hubieran opuesto, sino si no hubieran tenido entusiasmo por él. Y se podría preguntar: bueno, ¿por qué él? Ted Cruz está mucho más en correspondencia con estos fascistas cristianos, y él es mucho más un lunático fascista cristiano. Él está al centro de esas cosas. Según su punto de vista, ¿por qué no Ted Cruz? Porque en cierto momento —y esto se analiza en los artículos de La guerra civil que se perfila— no se puede seguir tendiendo un señuelo ante estas fuerzas fascistas, y en particular ante los fascistas cristianos, acerca de que se va a hacer esto y lo otro, como eliminar el aborto y suprimir a la gente gay y todas las cosas de este tipo. No se puede seguir tendiendo ese señuelo y nunca cumplir y dar resultados, y en cierto momento si no se cumple, ellos van a romper con eso. Y en cierto sentido eso es lo que ha sucedido. Trump se postuló en las elecciones primarias republicanas, pero en realidad él no era del Partido Republicano. Y estas fuerzas (como se sabe, Jerry Falwell, Jr. y todos estos otros tipos) no se pusieron en contra de él —incluso cuando salió la grabación de Hollywood Access en que Trump habla de agarrar coños— debido a lo que Trump representaba para estas fuerzas, y porque estas fuerzas reconocían: “Aquí está alguien que opera fuera de las reglas generales y de la manera que esto se hace en el ‘pantano de Washington’, quien sí cumplirá y dará resultados. Así que a pesar de que Ted Cruz se parece más a lo que nosotros representamos, a una medida muy grande Cruz ha formado parte de esa dinámica de Washington. Trump opera fuera de esa dinámica. Trump en realidad cumplirá y dará resultados”. Y Trump, por su parte, reconoció que si no lograra conseguir el apoyo de estas fuerzas, no iba a ser capaz de ganar.

Esto trae a la mente la analogía histórica al trato que Hitler hizo con el ejército en 1934. Hitler llegó al poder, pero durante mucho tiempo el ejército en realidad no estaba bajo su mando. Todavía estaba bajo el mando más tradicional. Y en un cierto momento, Trump (más bien me refiero a Hitler) amarró un trato en 1934 con el ejército. El ejército pasaría a estar bajo su mando y, a cambio, él desmantelaría a los Soldados de Choque, los SA, las camisas pardas — algo que sí hizo. Y aquí hay una cierta analogía a Trump y a los fascistas cristianos: Trump adoptó su programa. Veamos a quién nombró a la Corte Suprema, a un lunático fascista cristiano, a Gorsuch. Y veamos a quiénes está nominando.... está haciendo lo que dijo que iba a hacer, en cuanto a los principales puntos programáticos. Él está cumpliendo con lo que estas otras personas no cumplían y no daban resultados para ellos porque todavía estaban “jugando según las reglas” de la política burguesa tal como de costumbre se ha hecho. Así que es importante entender esto.

Claro que Pence es un eje crítico de esta alianza, en esta unión entre lo que representa Trump —sus propias ambiciones personales y todo lo relacionado con eso— y los fascistas cristianos, y programáticamente lo que él (Trump) ha adoptado con el fin de lograr lo que se está proponiendo y con el fin de seguir adelante con ello. Y es por eso que las instituciones burguesas establecidas, especialmente las que están más al centro de las cosas, como la CNN, el Partido Demócrata y así sucesivamente, siguen planteando analogías históricas que no resultan o que sólo resultan en parte. Ya se conoce lo que siguen diciendo: “Él no puede hacer eso, no se hacen las cosas así”. Pero luego él lo hace porque no está jugando según esas reglas. No está trabajando en el marco de las normas tales como han existido. Va directamente contra ellas, precisamente como parte importante de lo que está haciendo. O sea, ¿alguna vez se ha sabido de alguien que tuitea todas estas cosas — no sólo las cosas estúpidas, sino las cosas muy fascistas, como los ataques a otras personas en las estructuras gobernantes? Por ejemplo: Comey es un chiflado, Adam Schiff es un político demócrata ruin. Es decir, quién ha oído hablar de alguien que hace eso — eso no concuerda con las normas. Esto es una parte importante de lo que Trump está haciendo. Y Pence es un verdadero eje de esto, aglutinando a los fascistas cristianos — o es la bisagra que los une, si se quiere continuar con la analogía: Trump y lo que él representa y particularmente los fascistas cristianos. Y cabe señalar lo que se citó de Andrew Sullivan por el tiempo en que se publicó el suplemento sobre Clinton, La verdad sobre la conspiración derechista… y por qué Clinton y los demócratas no son la respuesta, donde se dice: hoy día algunas personas dicen que el elemento fundamentalista religioso de esta cosa derechista no es lo que está de moda, se trata de los conservadores fiscales que quieren recortar los programas sociales, reducir las prestaciones para la gente, reducir los impuestos para los ricos, etc. — son ellos los que tienen la iniciativa. Y se señaló: Bueno, quizá eso sea algo muy temporal, pero en un sentido general, estos fascistas cristianos son los que más están estableciendo los términos en toda esta cosa fascista. Y Sullivan señaló: Incluso las personas que son conservadores fiscales — él escribió esto hace casi 20 años, pero es aún más cierto ahora— incluso aquellos que son conservadores fiscales tienen que presentar su programa envuelto en este lenguaje de este fundamentalismo cristiano. Así que esto es un punto importante que hay que entender. Y volveré a la cuestión general de: Bien, si nos deshacemos de Trump, pues nos tocará Pence, lo que podría ser aún peor.

Creo que es importante identificar lo que podemos llamar la tríada del fascismo, es decir, la afirmación agresiva irredenta de la supremacía blanca, la supremacía masculina y la supremacía pro Estados Unidos (o el racismo, la misoginia y el patrioterismo xenófobo belicoso, si se quiere usar otra terminología), reforzada con una oposición desafiantemente —y no irredenta pero desafiantemente— ignorante y beligerante hacia la ciencia y al pensamiento racional, en combinación con la aserción igualmente ignorante y beligerante de la “superioridad de la civilización occidental”, como se evidenciaba en el reciente discurso de Trump en Polonia. Y una vez más, en referencia a lo que leí del libro de Jackson Lears, The Rebirth of a Nation, sobre las cosas a principios del siglo anterior, hace más de 100 años, se puede ver claramente el entrelazamiento y el reforzamiento mutuo de todo esto.

Aunado a esto, se tiene la intimidación fascista — tanto la intimidación física como la intimidación intelectual: las tropas de choque de cabeza hueca, junto con reclamos perversos de victimización y racionalizaciones irracionales para las atrocidades. Piénselo: Estas tropas de choque —es decir, los Guardianes del Juramento, el Ku Klux Klan y demás personas así, los Muchachos Orgullosos, o como quiera que se les llame— están allá en la sociedad, en las calles con fusiles, y así sucesivamente. Y hay videos de la NRA (Asociación Nacional del Rifle) que básicamente llaman a la gente a participar en una guerra civil contra todo lo positivo en la sociedad. Pero también están las Ann Coulter y otros de su calaña en la sociedad con su intimidación intelectual, que presentan a los fascistas cristianos y a otros fascistas a la vez como las víctimas. De alguna manera estas personas —cuyos representantes están en el poder, con un régimen fascista que ejecuta su programa— pues, son las víctimas, son los cristianos en el Coliseo donde están soltando a los leones en su contra. ¿Por qué? Bueno, hay un libro escrito por este tipo —se llama, no se llama Jimmy Kimmel, es otro Kimmel (Michael Kimmel)— que se titula Angry White Men (Hombres blancos furiosos). Y él hizo una declaración que creo que habla de una buena parte de este tipo de resentimiento movilizado, este derecho a privilegios frustrados. Dice: Si uno se ha encontrado en una situación —se refiere a los hombres que se sienten agraviados en estos días porque “las perras [mujeres] están logrando hacer todo a su favor”— si usted está acostumbrado a tener todo 100% a su favor, y luego se le reduce al 75%, supongo que le parece que uno es objeto de persecución. Y eso es esencialmente lo que está sucediendo aquí. Ha habido ciertas concesiones a la lucha contra cosas como la supremacía blanca, y diferentes formas del patriarcado, y así sucesivamente. Así que estas personas tienen la sensación que estas concesiones menores están socavando, reduciendo y destrozando su derecho desde el nacimiento a la superioridad — aunque no todas estas personas sean ricas y poderosas, algunas de ellas sí lo son. Creo que es muy importante entender esto. Luego están las racionalizaciones irracionales de las atrocidades. O sea, veamos a Ann Coulter —pura irracionalidad, pero al servicio de horrorosas cosas de todo tipo— la promoción y defensa de actos horrendos: entrar (en los países musulmanes) y matar a todos sus líderes, convertirlos a todos al cristianismo —una y otra y otra vez—, podemos citar estas cosas sin cesar.

Así que creo que es muy importante entender este fenómeno. Pero también quiero subrayar, una vez más, la importancia de no dejarse intimidar por este fenómeno, sino de oponerse audazmente a estos golpeadores fascistas en todos los ámbitos —inclusive en la esfera intelectual e inclusive los soldados de choque reales — pero, al mismo tiempo, de hacerlo como parte de un movimiento más amplio para expulsar a este régimen fascista, y desde nuestro punto de vista, en términos de lo que en lo fundamental se necesita, de hacerlo como parte de impulsar los 3 A Preparar: A preparar el terreno, a preparar al pueblo y a preparar a la vanguardia — a prepararse para el momento en que sea posible liderar a millones de personas para acometer la revolución, a toda máquina, con una buena posibilidad de ganar.

Es muy importante, en relación con todo esto y en general, manejar correctamente la contradicción entre la esencia del estado capitalista burgués, su esencia dictatorial y la apariencia de la democracia — la que, por otro lado, los fascistas están maniobrando para resolver a su manera deshaciéndose de la apariencia y pasando a una dictadura abierta grotesca. Y en todo esto, una vez más, podemos ver que la larga sombra de la esclavitud y la continua opresión del pueblo negro juegan un papel fundamental, inclusive en el régimen fascista de hoy. Entre otras cosas, se expresa mediante el aparato electoral normal. Esto incluye todo el fenómeno de la supresión de los votantes, lo que ha dado otro salto con esta comisión que supuestamente investiga el fraude electoral, que en realidad es una comisión para la mayor supresión de los votantes. Y se puede ver en la manipulación del proceso electoral a favor de las zonas y fuerzas conservadoras — es decir, las zonas y fuerzas con inclinaciones reaccionarias y fascistas. Yo vi en uno de estos programas —creo que fue en la MSNBC— que alguien decía que hay un análisis que dice que para el año 2030 (o algo así, pero de todos modos en un par de décadas), el 70% del Senado representará al 30% de la población, y el 30% representará al 70% de la población. Este es un fenómeno importante, porque, ¿es necesario que ellos eliminen todos los procesos electorales? Tal vez no sea necesario, porque las cosas ya están manipuladas a favor de estas zonas rurales y de los pequeños estados que también tienden a ser muy rurales (en muchos casos, aunque no en todos los casos). En tal caso, pues, no necesariamente se tendrá que eliminar todo el proceso electoral. Y por esa razón adicional —no digo que la razón más esencial, sino por esa razón adicional—, esta estrategia general del Partido Demócrata de “Vamos a voltear todas estas elecciones en 2018 y volver a ganar la Casa Blanca en 2020”, no corresponde a lo que en realidad está sucediendo. No digo que no haya posibilidades de que ellos ganen unas elecciones, si se celebran elecciones en esos años, pero aquí hay gato encerrado. Lo que, una vez más, si se piensa en lo que condujo a establecer el colegio electoral en primer lugar, y la forma en que está estructurada la representación en el Senado, y para colmo, la forma en que han manipulado los distritos del Congreso de modo que en ciertos casos haya un distrito... que mucha gente negra en una zona se encuentre en su inmensa mayoría en un distrito, y por otro lado, los demás distritos en la zona sean blancos... todas las cosas de este tipo son parte de lo que ellos han venido preparando durante décadas, lo que ya está dando otro salto.

Y tenemos que entender y luchar para que la gente entienda, la mentalidad nazi abierta de este fascismo y no sólo sus implicaciones sino sus intenciones conscientemente genocidas. Vuelvo a ese comentario, una vez más, de ese “congresista ruin”, Adam Schiff. Recuerdo haberlo visto hablando del Obamacare original (la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio, o lo que sea que ellos la llamen) cuando fue aprobado. Uno de sus electores se le acercó y le preguntó en qué sentido votó, y dijo que votó a favor de Obamacare. Y como eso obviamente era del desagrado del elector, éste le pregunta: “¿Por qué votó por él?” El congresista ofreció una serie de razones, y luego dijo: “Bueno, y además, una de las principales razones es que la gente ahora puede obtener el cuidado de salud el que de otro modo no podía darse el lujo de adquirir”. Luego, este tipo dijo: “¿Y usted cree que eso es algo bueno?” Adam Schiff dijo: “Sí. ¿Y usted, no?” Y el tipo dijo: “¡Para nada! Si esa gente no puede pagarlo, no debe tenerlo”. Ahora, piense en las implicaciones de semejante tipo sobre la mentalidad que se ha fomentado y azuzado entre sectores de la población en la forma de una fuerza fascista. Esta concepción del mundo depravada de que ciertas personas —entre ellas, obviamente, los negros, otros pueblos oprimidos, pero también la gente mayor, los enfermos, las mujeres, etc., especialmente aquellas que quieren tener anticonceptivos y abortos— que según estas fuerzas fascistas, esa gente es un lastre y una mancha en la sociedad y la civilización, y que, por lo tanto, se merece morir (o, lo que es lo mismo, no se merece vivir o tener asistencia para vivir).

Esta declaración, que aparece regularmente en revcom.us, concentra muchísimo y tiene gran importancia:

Los demócratas, junto con el New York Times y el Washington Post, etc., están buscando resolver la crisis con la presidencia de Trump de acuerdo a los términos del sistema actual y al servicio de los intereses de la clase dominante del sistema actual, que representan. Nosotros, las masas de personas, debemos avanzar a todo vapor y millones de nosotros debemos movilizarnos para resolver esto al servicio de nuestros intereses, al servicio de los intereses de la humanidad, los que son fundamentalmente diferentes y contrarios a los intereses de la clase dominante.

Esto es sumamente importante, y fue muy alentador leer sobre lo que sucedió en Los Ángeles cuando la gente fascista trumpista salió y chilló: “U.S.A., U.S.A.”, y la gente que estaba presente bajo la dirección de Rechazar el Fascismo coreaba: “¡La humanidad ante todo! ¡La humanidad ante todo!” — lo que ahogó, y de hecho por un tiempo corto silenció, a estos fascistas.

Ahora, también es importante continuar con la segunda parte de esta declaración:

Esto, por supuesto, no significa que la lucha entre los de arriba es irrelevante o no tiene importancia; más bien, la manera de entender y abordar esto (lo que hay que explicar repetidamente a la gente, incluido por medio de la lucha que se necesita y se lleva bien), está en términos de cómo se relaciona con “la lucha desde abajo” y cuáles oportunidades puede ofrecer, para la movilización de masas de personas en torno a la exigencia de que el régimen en su conjunto tiene que largarse, por su naturaleza y acciones fascistas y por lo que está en juego para la humanidad.

Los demócratas, y el sector de la clase dominante que por lo general está alineado con ellos, no ofrecen y no pueden ofrecer ninguna respuesta a este fascismo la cual corresponda a los intereses de la gente, de la humanidad, porque son parte del mismo sistema que ha creado las condiciones que engendraron y fomentaron este fascismo, y comparten intereses y supuestos fundamentales con el sector fascista de la clase dominante, sobre todo el grotesco chovinismo estadounidense. Esto sale repetidamente de todas estas instituciones de los medios de comunicación y del Partido Demócrata. Y lo único que hay que hacer es pensar en la Convención del Partido Demócrata de 2016 que nominó a esa halcón Hillary Clinton y pensar en la forma en que esto llegó a concentrarse, cuando no sólo el militarismo y los coros de “U.S.A., U.S.A.” salían desde el escenario, sino luego esto llegó a concentrarse cuando en cierto momento algunos de los delegados de Oregón, de ese estado me parece, en oposición a todo este patrioterismo y chovinismo a favor de Estados Unidos, comenzaron a corear “No a la guerra, No a la guerra, No a la guerra”, y la masa de los delegados los ahogaron gritando, “U.S.A., U.S.A., U.S.A.”. Así que simplemente pensemos en eso.

O pensemos en la cuestión de la mentira fundamental de la sociedad estadounidense — la mentira fundamental de que “uno puede salir adelante si hace el esfuerzo”. Ahora, pensemos en lo siguiente: En medio de las elecciones, una funcionaria de la campaña de Trump en Ohio fue obligada a dimitir —incluso una funcionaria de la campaña de Trump fue obligada a renunciar— porque dijo: Si usted es negro y se encuentra en Estados Unidos hoy y no está logrando salir adelante, pues es culpa suya, por no hacer un esfuerzo lo suficientemente duro, por no trabajar lo suficientemente duro. Estoy parafraseando, pero así es la esencia de lo que ella dijo. Por eso, tuvo que dimitir de la campaña de Trump. Porque lo expresó en términos muy negativos, porque le echó la culpa abiertamente a la gente. Pero quisiera que alguien me explicara: ¿Cuál es la diferencia en la lógica entre eso y la declaración de Barack Obama en su discurso de victoria electoral de 2012: la grandeza de Estados Unidos es que si uno trabaja duro, puede salir adelante? ¿Cuál es la diferencia en el contenido, en la esencia de lo que se dice, entre eso y lo que dijo esta mujer de Ohio de la campaña de Trump por lo que tuvo que renunciar? Es exactamente la misma afirmación, excepto que una se expresa en términos muy negativos, y el hombre de la “audacia de la esperanza” expresa la otra en términos muy “positivos, esperanzadores”. Pero es exactamente el mismo mensaje, porque ¿cuál es la lógica de: si uno trabaja duro en Estados Unidos y hace las cosas de la forma correcta, puede salir adelante? La lógica es: Si uno no logra salir adelante, no está haciendo las cosas de la manera correcta y no está trabajando duro — lo cual es exactamente lo que dijo la mujer de la campaña de Trump por lo que tuvo que renunciar. Así que podemos ver muchos otros ejemplos —podríamos repasar otros ejemplos, pero me estoy quedando sin tiempo, así que no lo haré— que comparten supuestos fundamentales debido a la naturaleza misma del sistema que representan.

Así que, en resumen, aunque ellos sí tienen diferencias y conflictos reales y en algunos sentidos muy agudos con el sector fascista de la clase dominante, por ejemplo sobre las normas de gobernanza política, sí constituyen una expresión y un instrumento del mismo sistema capitalista-imperialista que a diario produce en una escala masiva horrores para la humanidad y que ha regado este fascismo como respuesta a una situación que ha surgido, sobre todo y en lo más fundamental, de las contradicciones y dinámicas básicas de este mismo sistema que todos estos políticos y todas estas fuerzas políticas representan y al que sirven.

Ahora, mucha gente ha planteado: Si expulsamos a Trump —aquí quiero hablar de este tema—, pues simplemente nos tocará Pence, y si acaso, él es aún peor. Aquí cabe remitirnos a lo que se dijo anteriormente acerca del trato entre Trump y los fascistas cristianos, los que Pence simboliza y cuya perspectiva y programa (de los fascistas cristianos) él propaga y promueve agresivamente. Pero es importante entender que no se trata únicamente de expulsar a Trump y quedarse con Pence. Esa manera de ver las cosas, una vez más, todavía refleja que la forma normal de ver y hacer las cosas está limitando y agobiando demasiado a la gente, lo que es precisamente la trampa con la que muchos millones de personas tienen que romper. No se trata de deshacerse de Trump y quedarse con Pence, sino que se trata de expulsar al régimen de Trump y Pence en su conjunto. Se trata de una masiva y sostenida movilización y resistencia política desde abajo. Se trata de cambiar todo el panorama político, toda la situación política, cultura y ambiente en la sociedad. En el caso de que esto empiece a ocurrir a la escala y con la determinación que se necesitan y cuando se inicie, esto, a su vez, tendrá repercusiones significativas entre las fuerzas políticas gobernantes, lo que creará o ensanchará las grietas y divisiones entre ellas y obligará al menos algunos sectores de las fuerzas “liberales” de la clase dominante a dar la apariencia de reconocer la legitimidad de lo que exige esta movilización de masas, al mismo tiempo que se esfuerza por cooptarla y hacer que vuelva a los cauces y posiciones normales y “aceptables”. En respuesta a esto, a su vez, hay que utilizar las nuevas oportunidades creadas por todo esto, para atraer a un número aún mayor de personas hacia la movilización masiva y sostenida. Y hay que continuar, magnificar y acelerar esta dinámica general hacia el objetivo de realmente expulsar a este régimen antes de que pueda consolidar plenamente su dominio e implementar su programa. Para expulsar a este régimen, será necesario y crucial lograr todo esto, y la expulsión de este régimen en su conjunto de esta manera sentaría bases más favorables para generar un cambio aún más positivo a favor de los intereses no sólo de la gente en Estados Unidos que está tan harta de este régimen y se niega a aceptar a un Estados Unidos fascista, sino de toda la humanidad.

Lo último sobre este punto: la cuestión de cuál es la relación entre el objetivo principal ahora de expulsar a este régimen fascista y el objetivo fundamental de la revolución que necesitamos. Aquí tenemos que hablar muy brevemente sobre Naomi Klein y su libro Decir no no basta. Ahora, es muy significativo que ella tuvo que sacar un libro con ese título, a pesar de que no puso signos de exclamación alrededor del NO. Es muy significativo que ella tuvo que hablar de este NO. ¿Y qué es la respuesta a eso? La respuesta es, en primer lugar: el NO es necesario, vitalmente necesario. En otras palabras, en este momento es crucial expulsar a este régimen. Al mismo tiempo, el no no basta. Y la realidad es que —lo que tenemos que llevar a la gente de manera muy audaz y vigorosa, volviendo a la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte— es que existe una alternativa radical real y viable, más allá de expulsar a este régimen: el nuevo comunismo, la revolución cuya base es el nuevo comunismo y la Constitución para la Nueva República Socialista que éste ha generado.

En conclusión sobre este punto, podemos volver a la conclusión del artículo sobre la República de Weimar y lo que dice allí: que el ataque de las fuerzas fascistas a la República de Weimar, especialmente cuando estas fuerzas fascistas estén en el poder, es algo a lo que hay que oponerse; pero lo que hay que crear, en lo fundamental y en última instancia, no es la República de Weimar, ni una forma aún más grotesca y asesina de lo que representa la República de Weimar —es decir, la forma democrática-burguesa de la dictadura burguesa y el sistema capitalista imperialista que ésta refuerza—, sino la alternativa radical representada por la revolución, representada y encarnada en la nueva sociedad, la nueva sociedad representada y encarnada en la Constitución para la Nueva República Socialista y el objetivo final de un mundo comunista. Eso es lo que en lo fundamental y en última instancia tiene que reemplazar a la República de Weimar — y, en este momento, para lograr eso, el camino va por medio de la expulsión de este régimen y luego el desarrollo de la lucha hacia ese objetivo de una revolución y una sociedad radicalmente nueva.

 

 

 

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