El parasitismo, la pandemia y los horrores innecesarios de un mundo desequilibrado

Carta de un miembro de la Gira “Revolución”

| revcom.us

 

Hacía unos días leía un par de artículos en el New York Times1. Uno trataba la escasez desesperada de EPP (equipo protector personal) para los trabajadores sanitarios de las líneas del frente en Estados Unidos y unas páginas más adelante uno trataba la producción de algunos de esos EPP en Malasia en condiciones horribles2. Realmente ilustraban algo de lo que Bob Avakian (BA) estaba señalando en su resumen de BREAKTHROUGHS (ABRIENDO BRECHAS): El avance histórico hecho por Marx, y el nuevo avance histórico del nuevo comunismo, Un resumen básico, de que el capitalismo cada vez más globalizado:

se basa en un muy alto grado, para la producción y para mantener la tasa de ganancia, en una vasta red de maquiladoras, en particular en el tercer mundo de América Latina, África, el Medio Oriente y Asia, mientras que la actividad capitalista en los “países de base” capitalista-imperialistas se ubica cada vez más en la esfera de las finanzas y la especulación financiera, y la tecnología de punta de “alta gama” (y no la producción de los materiales físicos básicos para dicha tecnología), así como el sector servicios y la esfera comercial (con el creciente papel de la comercialización en línea). Como señalara Lenin, esto les pone “el sello del parasitismo” a la totalidad de las sociedades como Estados Unidos…

Pensaba que estos dos artículos eran ilustraciones del proceso provenientes del mundo real “sacadas de los titulares”, y que el parasitismo y la relación estrechamente entrelazada pero profundamente desigual de la que habla BA.

Como informa el artículo del New York Times “Ten Months Have Passed. Protection Is Still Scant” [Ya han pasado diez meses. La protección todavía escasea], por increíble que parezca, a nueve meses de esta pandemia, TODAVÍA escasea el EPP para los trabajadores de las líneas del frente en Estados Unidos incluido el personal médico en los hospitales de todo el país. En Minnesota, los trabajadores sanitarios están obligados a usar máscaras N95 que han sido esterilizadas una y otra vez aunque, como informa un enfermero cardiaco, las máscaras se aflojan después de dos o tres turnos, dejando espacios para que el virus se filtre.

Para citar el artículo “‘Nuestros días están llenos de temores y dudas’ —dijo el Sr. Rubesch [un enfermero cardiaco]—. ‘Es como conducir un coche sin cinturones de seguridad’”. El artículo agrega que la escasez es el resultado de varias cosas: el aumento vertiginoso de la demanda global y la orientación del régimen de Trump de no intervenir en la producción y distribución del EPP — “Eso ha dejado que los estados y los hospitales se compitan entre sí por insumos limitados”. Más adelante en el artículo está la historia de un fabricante de máscaras N95 en Texas que se ofreció a aumentar su producción en enero cuando empezó a pensar que esta escasez podría ser un problema, pero no le informaron nada durante meses.

Bajo este sistema económico, este modo de producción, la producción se determina por la anarquía entre varios productores que luchan en una escaramuza por una mayor participación del mercado sin ningún plan, sin pensarlo bien, sin prioridades basadas en las necesidades reales de la gente, sin importar lo urgente que sean esas necesidades. Así que parte de esta situación se debe a que es más económico producir el equipo en otros países (como se verá de manera vívida en el próximo artículo que discuto), pero ni siquiera bajo sus propios términos son capaces de satisfacer las necesidades de salud de la gente con este modo de producción y todo el desorden y la anarquía que se derivan de él.

Las personas con una participación inmediata —los trabajadores de la salud, los expertos en salud pública y los demás— esperan que la nueva administración de Biden “ponga fin a la especulación” y a la escasez de EPP que ha “enfrentado a los estados y a las cadenas de hospitales de gran presupuesto contra las residencias de gente de la tercera edad y los pequeños hospitales rurales”. Ya veremos. E incluso si son capaces de resolver al menos temporalmente esos problemas, otros problemas nuevos serán engendrados por las contradicciones subyacentes de todo lo que se produce como una mercancía, algo que se vende no porque sea necesario sino para satisfacer el implacable afán competitivo de ganancias.

La moral resultante es mortal y asquerosa. “La especulación de precios se ha vuelto la norma, y decenas de instituciones desesperadas han resultado embaucadas de modo que compraran productos falsificados”. Los guantes de un solo uso son esenciales para la atención médica, pero los precios se han disparado de 30 dólares por caja de guantes antes de la pandemia a 300 dólares por caja actualmente. Hay problemas en el “sistema de distribución libre y descontrolada” que “facilita [nótese: no sólo permite sino que facilita] el acaparamiento por parte de las cadenas de hospitales de gran presupuesto”.

Luego el artículo señala que parte del problema es que las redes de suministro “dependen de manera exagerada de los fabricantes en otros países”. Y ese “problema” conduce a estas “soluciones” por la administración entrante de Biden: “crear incentivos financieros y políticas de ‘compra de productos estadounidenses’ para impulsar el puñado de empresas nacionales que fabrican EPP”. Luego, el artículo cita a los ejecutivos de la industria para decir que la única manera de garantizar un suministro confiable de artículos de EPP de alta calidad es de “reconocer al sector como esencial para la seguridad nacional, similar a la orientación del Pentágono para garantizar que las empresas que fabrican componentes para aviones de combate y uniformes militares sigan siendo viables incluso en tiempos de paz”.

Así que existe un problema: no hay suficiente EPP para los trabajadores de la salud que se arriesgan la vida para salvar la vida de otras personas a diario — y ¿cuál es la solución de los capitalistas imperialistas, tanto fascistas como demócratas? Es definirlo como un problema y solución de seguridad nacional. Esto tiene el beneficio, para ellos, de reforzar y fortalecer el chovinismo pro estadunidense frente a una pandemia mortal, entrenar a la población en Estados Unidos a que identifiquen sus “intereses, perspectivas y estatus personales con la posición dominante del imperialismo capitalista estadounidense — y su saqueo del mundo y de las masas de la humanidad”. (Bob Avakian, Esperanza para la humanidad sobre una base científica: Romper con el individualismo, el parasitismo y el chovinismo pro estadounidense.)

Las cadenas globales de suministro y un mundo desequilibrado

¿De dónde proviene este EPP y cómo se produce? Necesitamos poner las cosas en una perspectiva más amplia, más allá de las fronteras de Estados Unidos, a un país de Asia como Malasia, para ver cómo el impacto horrible en Estados Unidos se basa en una manifestación mortal del imperialismo en partes del resto de este mundo desequilibrado. El otro artículo del New York Times —“Arming Globe with PPE, But Not Its Sick Workers” [Pertrechando al globo con PPE, pero no a sus trabajadores enfermos]— habla de Top Glove en Malasia, que controla alrededor de un cuarto del mercado de guantes de hule en el mundo.

Los trabajadores, que viven en dormitorios a 20 en una sola habitación, producen 220 millones de guantes desechables al día por “aproximadamente 300 dólares al mes”. Producen estos guantes con máscaras “empapadas de sudor” puestas, sin nunca recibir ninguno de los resultados de las pruebas por la Covid que se les practican, trabajan semana tras semana de horas extras. En estas condiciones, para nada es sorprendente que estos trabajadores estén sufriendo “un brote feroz de la Covid-19”. De sus 11.215 empleados, 5.700 en un solo complejo han dado positivo desde noviembre. Y Top Glove despidió tanto a un denunciante que advirtió sobre las condiciones inseguras como a un asesor de calidad de su propia empresa que hizo circular fotos de la ausencia de distanciamiento social en el lugar de trabajo.

Esto es lo que se les pasa a los trabajadores en la producción del EPP el que se envía a los trabajadores de la salud en Estados Unidos. Por desgarrador que sea lo que se les pasa a los trabajadores de la salud en Estados Unidos, la relación de Estados Unidos con Malasia, y con los otros países de los que el sistema capitalista-imperialista de Estados Unidos exprime sus ganancias, es una relación del parasitismo de Estados Unidos, que se ceba del trabajo de la gente donde el capital de Estados Unidos tiene su red de maquiladoras, minas, refinerías y agro-negocios.

Debido a que todas las cosas que la gente produce para vivir, todo lo que la humanidad crea, todas las necesidades de la vida tienen que pasar por este modo de producción capitalista-imperialista, con sus sistemas desalmados e irracionales. Este es el mundo en el que las masas de personas tienen que tratar de vivir. Los valores, las ideas y la moral que apuntalan este sistema son los valores, las ideas y la moral que este sistema fomenta y respalda.

Bob Avakian revela la realidad subyacente de este sistema capitalista-imperialista en su artículo “El capitalismo-imperialismo — la sofocación de siete miles de millones de personas — y la profunda necesidad de un mundo con nuevos cimientos”:

este sistema aplasta y apaga el espíritu humano, además de ir pulverizando la vida —o de plano ir robándose la vida— de miles de millones de personas en todas partes del mundo.

Piense en el enorme desperdicio —y en la destrucción franca— del potencial humano que resulta de todo esto. Todo esto es consecuencia del hecho de que el mundo, y las masas de la humanidad, están obligados a vivir bajo la dominación de este sistema del capitalismo-imperialismo.

Todo esto es la base sobre la cual una parte relativamente pequeña de las personas en Estados Unidos, y una parte muy pequeña de la humanidad en su conjunto, tienen las condiciones y la “libertad” para desarrollar y aplicar su iniciativa y creatividad — pero, bajo este sistema, el resultado es servir a reforzar las condiciones “desequilibradas”, altamente desiguales y profundamente opresivas en el mundo en su conjunto y para las masas de personas en el mundo.

Y todo esto es completamente innecesario.

No es posible servir a los intereses de la humanidad por medio de este sistema del capitalismo-imperialismo, este modo de producción, esta forma de organizar las necesidades de la sociedad, pero sería posible hacerlo con una forma totalmente diferente de producir relaciones económicas y de producción, y una moral, un etos y el resultante desencadenamiento de las ideas creativas de la humanidad en todo el mundo para el bien de todos. Para hacerlo, se necesitará una revolución real de millones de las masas de personas. Y la nueva sociedad que será posible construir después de eso está concentrada en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte.

Tomen su indignación contra el mundo actual, y sus esperanzas y sueños de un futuro mejor, o un futuro en absoluto dado lo que este planeta y la humanidad enfrentan, exploren lo que el líder del movimiento para una revolución real está diciendo leyendo la obra de Bob Avakian en revcom.us. Y conéctese con el movimiento para la revolución, contribuya con sus ideas, su energía y lucha para conocer el mundo y la manera de cambiarlo más profundamente mientras lo hace, para ser parte de realmente hacer posible este mundo mejor.

 


1. “Ten Months Have Passed, Protection Is Still Scant” (Encabezado en línea: “Health Care Workers Still Face Daunting Shortages of Masks and Other P.P.E.” [Los trabajadores de la salud siguen enfrentando una enorme escasez de máscaras y otro EPP”), 20 de diciembre de 2020; “Arming Globe With P.P.E., But Not Its Sick Workers” (Encabezado en línea: “A Company Made P.P.E. for the World. Now Its Workers Have the Virus” [Una empresa fabricaba EPP para el mundo, ahora sus empleados tienen el virus]), 20 de diciembre de 2020; ambos artículos son del New York Times. [volver]

2. El equipo protector personal, PPE, es ropa y equipo protector diseñado para proteger el cuerpo del usuario contra lesiones o infecciones. Para las personas que trabajan en el área de la salud durante esta pandemia, el EPP incluye guantes, batas, protección para los ojos y la cara (gafas, protectores faciales) y máscaras faciales con filtro N95. [volver]


Los trabajadores de la fábrica Top Glove en Malasia viven en dormitorios a 20 por habitación, y producen 220 millones de guantes desechables al día por “aproximadamente $300 al mes”. (Foto: AP)

Afghan workers make PPEEn Afganistán, unos trabajadores fabrican el equipo protector que se despachará a Estados Unidos. (Foto: AP)

Nurses Protest lack of PPEEnfermer@s del Centro Médico UCI, Orange, California, protestan debido a la escasez desesperada de EPP (equipo protector personal) para los trabajadores sanitarios en las líneas del frente, abril 2020. (Foto: AP)

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