Revolución #83, 25 de marzo de 2007

voz del partido comunista revolucionario, eu

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Revolución #83, 25 de marzo de 2007

Parte 1

Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU

Nota de la Redacción: A continuación publicamos pasajes de una versión editada de una charla que dio Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU, a un grupo de simpatizantes en el otoño del año pasado. Esta es la primera de una serie de pasajes que publicaremos. Agregamos los subtítulos y notas de pie de página.

A manera de introducción

Las 7 Charlas que di hace poco (más las preguntas y respuestas y los comentarios finales) 1, “Puntos” y “La base, las metas y los métodos”2 sirven de trasfondo para esta charla y, claro está, no voy a repetir muchas de las cosas que señalé ahí, aunque deben ser puntos de referencia y fundación para lo que voy a decir ahora.

¿Qué impulsa las guerras que está librando “nuestro gobierno” y las amenazas de más guerras?

Quiero empezar explorando no solo la libertad y las ambiciones de los imperialistas estadounidenses, en particular del núcleo de esa clase dominante agrupado en torno al gobierno de Bush, sino también su necesidad y cómo la perciben. Hemos hablado mucho de que han aprovechado cierta libertad como resultado del derrumbe de la Unión Soviética, y de las ambiciones que tienen de ser un imperio mundial indiscutible e indisputable. Pero también es importante que captemos y que ayudemos a otros a captar cómo perciben su necesidad, en particular cómo la percibe el núcleo de la clase dominante que ha estado al timón en los últimos años. Nuestra responsabilidad, en primer lugar, es hacer un análisis plenamente científico de lo que está pasando en el mundo, adónde lo están impulsando las dinámicas de la situación, y por qué, y cuáles son los medios para transformar todo esto radicalmente, con el fin de eliminar todos estos horrores y forjar un nuevo mundo, o sea, una transformación que corresponda a los intereses de la gran mayoría de los oprimidos, de la gran mayoría del mundo y de la humanidad en sí; y, segundo, es llevar ese análisis a la mayor cantidad posible de personas en todo momento.

En cualquier momento, mucha gente se moviliza en respuesta y en oposición a los crímenes de este sistema y, obviamente, necesitamos mucho más de eso. Los que participan en ese movimiento tienen diferentes niveles de conocimiento y diferentes puntos de vista sobre las raíces de esto y qué hacer al respecto. Nuestra responsabilidad, además de unirnos con los que están en movimiento y contribuir a desarrollar una mayor y más pujante resistencia política, es excavar y profundizar continuamente para entender más plenamente qué impulsa la situación y por lo tanto cómo abordarla y, por medio de la unidad y la lucha con una diversa gama de personas y fuerzas, posibilitar que con mayor impacto tomen el rumbo necesario para lidiar con la causa fundamental de todo esto.

Hace poco leí Fiasco, The American Military Adventure in Iraq (Fiasco: La aventura militar estadounidense en Irak), un libro de Thomas Ricks, un corresponsal militar de la prensa burguesa, el Washington Post especialmente. Es muy interesante; no es simplemente obra de Thomas Ricks, el observador militar, sino de un sector de las fuerzas armadas que expresa su profunda inquietud, ira y, en cierto sentido, protesta contra la conducción de la guerra de Irak por el gobierno de Bush. Muchos de ellos han llegado a la conclusión de que el gobierno no debió haber lanzado esa guerra o de que si la iba a lanzar necesitaba un plan, que no existía, para después de tumbar al gobierno de Saddam Hussein. El libro expresa mucho resentimiento de parte de esos militares. Además de ser el análisis de Ricks, el libro es un vehículo para expresar las ideas de muchos oficiales, coroneles y hasta generales, unos de servicio activo y otros retirados.

Un aspecto importante del libro es que al principio Ricks analiza el papel y los motivos de tipos como Paul Wolfowitz (ex subsecretario de Defensa y actual presidente del Banco Mundial) y otros “neconservadores” que querían derrocar al gobierno de Hussein, aun antes de que Bush fuera presidente. Ricks habla de cómo veían la situación, en Irak y el Medio Oriente en general, y por qué estaban tan resueltos a invadir a Irak y tumbar a Hussein. Al leer eso, se me ocurrió una metáfora que después Ricks mencionó explícitamente: a los ojos de los neoconservadores, el Medio Oriente era como un pantano que engendraba toda clase de mosquitos terroristas, y aunque Saddam Hussein no era un peligro para Estados Unidos (ni tampoco para sus “vecinos”), si no hacían nada el Medio Oriente seguiría generando generaciones de monstruos venenosos que obstaculizan los objetivos fundamentales de dominación imperial estadounidense, en la región y por todo el mundo (que son los objetivos del conjunto de la clase dominante, y no solo de los neoconservadores, a pesar de importantes diferencias sobre cómo lograrlos). Así que esa metáfora de tener que secar el pantano, que Ricks menciona explícitamente, capta la posición de gente como Wolfowitz y los demás neoconservadores, que tienen mucha influencia en el gobierno de Bush.

Otra manera de decir eso es que Irak fue más que un “blanco de oportunidad”, a su manera de hablar. Tenían que invadir a Irak para empezar a instalar en esa parte del mundo gobiernos que correspondieran más a los intereses imperiales de Estados Unidos y que posibilitaran implementar su programa para esa región del mundo (y para el resto del mundo). No hacerlo, y dejar a Irak en manos de Saddam Hussein, hubiera dejado intacta la situación del Medio Oriente (con Irán, Saddam Hussein, Arabia Saudita y los demás), hubiera seguido reproduciendo esas condiciones intolerables, desde su punto de vista. Así es cómo veían la situación: si no hacemos algo y pronto, se nos saldrá de las manos.

Es cierto, vieron una oportunidad y cierta libertad que podían aprovechar para atacar a Saddam Hussein como parte de sus ambiciones desenfrenadas de reconfigurar el mundo más bajo su dominación imperial; pero también respondían a una verdadera necesidad, y tal vez más de lo que yo por lo menos me imaginaba previamente. Para ellos, la política de mantener la estabilidad (relativa) que existía en el Medio Oriente ha llevado a una pésima situación, engendrado terrorismo, creado obstáculos y repercutido contra lo que querían hacer. Esto se ve en lo que dice Ricks en el libro Fiasco y en lo que dijeron explícitamente Bush y otros de su gobierno hace poco en una serie de discursos.

Cómo el gobierno de Bush ve la “estabilidad” y la “paz” en el Medio Oriente

Por ejemplo, en septiembre (2006), Bush y Rumsfeld dieron unos discursos muy importantes y hablaron de una manera bastante honesta desde su punto de vista. [risas] Es importante tener en cuenta que su punto de vista no refleja fielmente la realidad y es una distorsión de lo que están haciendo: de sus objetivos, las acciones que emprenden en pos de esos objetivos y del resultado de esas acciones “en el mundo real”, como se dice. Sin embargo, esos discursos tampoco son puras distorsiones y demagogia; son una combinación de demagogia y expresión de puntos de vista y objetivos por Bush y Rumsfeld. Así que, por ejemplo, en un discurso del 5 de septiembre en Washington, D.C., sobre la "guerra global contra el terror”, Bush dijo:

“La única manera de proteger nuestra nación es cambiar el curso de los acontecimientos del Medio Oriente”.

El 11 de septiembre, hablando sobre el Medio Oriente, dijo explícitamente:

“Los años de promover la paz y la estabilidad nos dejaron sin la una ni la otra”.

La “guerra contra el terror”: Lo que está pasando de veras… y por qué

Un análisis crítico y científico de los comentarios de Bush, que llegue a la esencia, nos permitirá ver los verdaderos motivos y fuerzas motrices del programa del gobierno de Bush en Irak y en el Medio Oriente en general, como una región de gran importancia estratégica. Nos permitirá ver que la guerra contra Irak no es una “desviación” o “distracción” de la “guerra contra el terror”, sino una parte central de esa guerra (o de la campaña de guerra y represión del gobierno de Bush). En esencia, es una guerra por el imperio.

Como nuestro partido ha dicho desde el comienzo de esa campaña de guerra y represión del gobierno de Bush (justo después del 11 de septiembre de 2001 y la guerra contra Afganistán que Estados Unidos inició poco después), el petróleo, en un sentido estrecho, nunca ha sido la esencia de la campaña.3 Es cierto que, para los imperialistas estadounidenses en general (y no solo el gobierno de Bush) el control del petróleo, especialmente del Medio Oriente, es muy importante en las relaciones estratégicas del mundo y para mantener su posición de superioridad con relación a las demás potencias imperialistas (Europa, Japón, etc.); pero nunca ha sido simplemente una cuestión de apoderarse del petróleo iraquí. Eso es una parte, pero lo fundamental y lo más importante son las consideraciones estratégicas: la libertad y la necesidad como las percibe ese núcleo de la clase dominante, agrupado en torno al gobierno de Bush, y su relación con los intereses estratégicos del imperio y de la clase dominante en conjunto.

Como mencionaré a lo largo de esta charla, eso tiene que ver con el hecho de que la “guerra contra el terror” es, por un lado, un nombre incorrecto; no es una caracterización acertada de lo que está pasando, en un sentido fundamental, y el lema de la “guerra contra el terror” tiene mucha demagogia y mucho engaño; pero por otro lado hay un elemento de verdad en lo que describe ese lema. Una vez más, esta es la complejidad de la realidad que tenemos que entender, más y más profundamente, para cambiarla de acuerdo con los intereses fundamentales de la gran mayoría de la gente, de Estados Unidos y del mundo entero.

Hay demagogia e instrumentalismo en lo que dice la camarilla de Bush (con “instrumentalismo” aquí quiero decir torcer la realidad para hacerla un instrumento en aras de ciertas metas), pero también hay un elemento de verdad en lo que dice sobre la “guerra contra el terror”. Es decir, desde el punto de vista de los imperialistas, al ver todo un arco estratégico desde Irak, Irán y Afganistán hasta Indonesia (un país con una gran población donde el islam es la principal religión y el fundamentalismo islámico está creciendo), si permitían que persistiera esa situación que ya llevaba años, rebotaría contra los intereses del imperialismo estadounidense de una manera muy grave. Las fuerzas del fundamentalismo islámico militante, fanático, no son una alternativa positiva para las masas populares (inclusive para los que se han incorporado a ese fundamentalismo o se han dejado llevar por él), pero son un obstáculo para los objetivos y los designios de los imperialistas yanquis en particular en este momento. El gobierno de Bush y la clase dominante en general se refieren a esas fuerzas fundamentalistas islámicas cuando hablan hoy del “terrorismo”; y esas fuerzas usan tácticas y métodos que en gran medida se pueden describir legítimamente como “terrorismo”, como ataques premeditados contra civiles.

Por otra parte, es muy importante recordar dos cosas al respecto: primero, los imperialistas (y especialmente los imperialistas estadounidenses) son los que desde hace muchas generaciones han llevado a cabo (o han apoyado y a fin de cuentas han causado) los más monstruosos incidentes de muerte y destrucción, como la matanza de millones y millones de civiles, por todo el mundo, en Filipinas, Vietnam, Chile, Congo, Irán, Indonesia, Irak y Afganistán… para mencionar solo unos ejemplos… y los que soltaron dos bombas atómicas en ciudades japonesas al final de la II Guerra Mundial, con todos los horrores que causaron.

Y segundo, cuando los imperialistas dicen “terrorismo” lo hacen, con toda intención, de una manera tan amplia e imprecisa que se puede aplicar a cualquier fuerza, de cualquier tipo, que representa un obstáculo a sus intereses, inclusive los movimientos revolucionarios y las guerras revolucionarias en que las fuerzas revolucionarias no atacan a la población civil ni destruyen la infraestructura civil a propósito y que cuentan con la participación y el apoyo de las masas populares. Así y todo, los imperialistas estadounidenses no vacilan en tildar a las fuerzas revolucionarias de “terroristas” si lo que hacen perjudica sus intereses.

Así que, repito, hay mucha hipocresía y engaño en el uso de la frase “guerra contra el terror”; por otro lado, es cierto que se refiere a una guerra que el gobierno de Bush —y, en el sentido fundamental, la clase dominante imperialista— se siente obligado a librar para superar obstáculos a sus intereses, objetivos y designios de dominación mundial indisputable.

Esta no es nuestra guerra ni tampoco nuestro "atolladero"

Los intereses, objetivos y grandes designios de los imperialistas no corresponden a nuestros intereses; no corresponden a los intereses de la gran mayoría de los que viven en Estados Unidos ni de la abrumadora mayoría de los pueblos del mundo. Hay que entender las dificultades en que se han metido los imperialistas en aras de sus intereses, y hay que responder a ellas, pero no desde su punto de vista y sus intereses, sino desde el punto de vista de la gran mayoría de la humanidad y de la necesidad básica y urgente de un mundo diferente y mejor, de otro camino.

Es interesante leer a los analistas imperialistas, como Michael Scheuer, agente de la CIA durante muchos años y autor (aunque lo escribió con el pseudónimo de "Anónimo") de Imperial Hubris (Orgullo imperial), un libro en que hace un par de años hizo unas observaciones bastante proféticas. Hay que reconocer cuando alguien tiene perspicacia y previsión. [risa] En ese libro dijo dos cosas (o dos cosas en que quiero concentrarme aquí). La primera es que la guerra de Irak es para Osama bin Laden el regalo de navidad que nunca se imaginó que recibiría. (Por supuesto es una declaración irónica, dado que bin Laden es musulmán y no cristiano, pero el punto es válido e importante). La segunda es que pronto la situación en Afganistán empeorará para Estados Unidos; en un par de años la victoria inicial no va a parecer tan buena. Bueno, tenía razón en esas dos declaraciones. No fue el único que vio eso, pero en el libro dijo esas cosas enérgicamente, sin reservas, y resultó que son ciertas.

Eso está relacionado con el lío en que se encuentran los imperialistas: en un sentido los neoconservadores y el gobierno de Bush percibían acertadamente que, desde el punto de vista de los intereses que representan, tenían que hacer algo para reconfigurar esa parte del mundo (para "cambiar el curso de los acontecimientos del Medio Oriente", en palabras de Bush); pero por otro lado, han tropezado con muchas dificultades como resultado de la invasión y ocupación de Irak en particular.

Cuando tengo la oportunidad, me gusta checar lo que dicen los demagogos derechistas, ver cómo presentan las mentiras del gobierno de Bush y su programa. Hoy presentan argumentos muy diferentes a los que presentaron para justificar y conseguir apoyo para la invasión de Irak del 2003, con toda la cháchara de "armas de destrucción masiva" y lazos entre Saddam Hussein y Al Qaeda, y lo demás. Al comienzo, ofrecieron un conjunto de justificaciones para la guerra, pero ahora tienen otro conjunto que corresponde a la situación que confrontan hoy y a cómo la van a abordar. Hoy los apologistas del gobierno de Bush dicen que la guerra de Irak en realidad apuntaba contra… ¡Irán! ¿Por qué? Bueno, para parafrasear la propaganda:

"Miren lo que está pasando hoy en Irak. Miren todos los avances que está logrando Irán en Irak. Hay un montón de chiítas y milicias chiítas, una variedad de fuerzas, que Irán básicamente controla. Por eso tenemos que caerle a Irán".

Por supuesto, las dificultades con las que ha tropezado Estados Unidos en Irak no son la razón verdadera (o fundamental) por la que tiene a Irán en las miras. Examinaré esto más adelante, pero la realidad es que la camarilla de Bush puso al gobierno iraní en la lista negra antes de la invasión de Irak (¿no recuerdan que poco después del 11 de septiembre del 2001 metió a Irán en el "eje del mal”?). Pero la verdad es que, si no hubiera invadido a Irak y tumbado a Saddam Hussein, no tendría hoy los problemas con esas fuerzas chiítas y no tendría todos los problemas que tiene hoy. Así que Bush y la clase dominante de ninguna manera tienen "toda la libertad" en esta situación, y no la han tenido desde el comienzo.

Si hubieran dejado que la situación continuara, en el Medio Oriente en particular, hubieran perpetuado las condiciones que estimulan la clase de fundamentalismo islámico que le causa grandes problemas al imperio. Por toda la región las masas sufren horriblemente; los gobiernos son corruptos y represivos; las condiciones materiales de las masas son cada día peores y hay una tremenda agitación social y desplazamiento de millones y millones de personas; la "vida tradicional" se ha fracturado sin que se presente una alternativa radical posible en el marco de las relaciones sociales e internacionales dominantes: una alternativa que corresponda a las necesidades e intereses de las masas populares. ¿Sorprende que tal situación y su dinámica haga gravitar a mucha gente a los extremos? Encima, el "extremismo islámico" ha estado movilizando precisamente con una versión extrema de las relaciones, los valores y la cultura tradicionales, que parecen estar (y de hecho están) bajo ataque desde muchos lados, especialmente cuanto más penetran y se imponen en esas sociedades las consecuencias de la globalización y el sistema imperialista en general.

Por eso, la camarilla de Bush y otros calcularon (y desde el punto de vista de su sistema y sus intereses, con cierta lógica) que no podían dejar que esa situación continuara en el Medio Oriente, que tenían que tomar medidas dramáticas para "cambiar el curso de los acontecimientos del Medio Oriente".

Invasiones… ocupaciones… trastornos y caos

Pero su problema, como vemos ya sea en Afganistán o en Irak, es que los imperialistas saben invadir países y tumbar gobiernos, pero cuando se encuentran ante la necesidad de ocupar el país y ante una población movilizada contra ellos, es otra dinámica y no es nada fácil. No ha sido fácil mantener el "orden" e imponer los cambios que sus intereses dictan. No ha sido fácil imponer esto "desde arriba", que es la única manera en que una ocupación imperialista puede imponer cambios.

En relación con esto, y volviendo a las observaciones y predicciones de Michael Scheuer acerca de las dificultades de la ocupación estadounidense de Afganistán, es una gran ironía que las feministas burguesas digan que apoyaban la guerra contra Afganistán porque supuestamente la invasión y ocupación estadounidense llevaría reformas para mejorar la situación de la mujer. Si examinamos la situación ahora, Estados Unidos no controla mucho más de Afganistán que los soviéticos cuando lo ocuparon en los años 80. Y para ser honestos y científicos, las reformas que los soviéticos impusieron, especialmente con respecto a la mujer, fueron mucho más cabales. Esa es una de las cosas que provocaron la ira de los fundamentalistas islámicos.

Los soviéticos impusieron esas reformas desde arriba, con la invasión, la ocupación, golpes de estado, etc. Cuando no lograron aplicar esas reformas y cuando no pudieron estabilizar el gobierno, se retractaron y conciliaron con las fuerzas fundamentalistas islámicas. Después de todo, la ocupación soviética de Afganistán no fue como la revolución china, una movilización "desde abajo" que atrajo a las masas políticamente, las movilizó y contó con ellas para llevar a cabo cambios radicales, en las relaciones económicas tanto como en las relaciones sociales, las costumbres, la cultura y demás.

En contraste, la ocupación estadounidense de Afganistán, igual que la ocupación soviética, busca imponer ciertos cambios desde arriba; pero si queremos hablar de lo que verdaderamente se logró, las reformas soviéticas fueron más cabales, especialmente en lo que se refiere a la posición de la mujer. Pero a fin de cuentas, la ocupación soviética tampoco tuvo éxito.

Lo mismo pasa en Irak. Una cosa es tumbar un gobierno, especialmente uno debilitado por una guerra anterior y 10 años de sanciones económicas, etc. Pero otra cosa es mantener una ocupación y someter a la población con una dominación directa. Ahora, muchos estrategas políticos del imperio, e incluso muchos altos oficiales de las fuerzas armadas, lo admiten. Muchos de los oficiales militares citados en el libro de Ricks lo admiten. Dicen: "La invasión de Irak fue pan comido. Tenía un ejército débil que cualquier ejército fuerte hubiera podido derrotar". Por supuesto, no lo dicen así precisamente, porque quieren decir que son muy fuertes, que son una gran potencia militar, pero de todos modos básicamente admiten que, cuando invadieron en el 2003, Irak tenía un ejército muy débil, incluso en comparación con la guerra del Golfo de 1991. Por supuesto, si uno examina lo que decían esos "expertos" (y la propaganda del gobierno de Bush) antes de la guerra, era un coro interminable de lo peligroso que era Saddam Hussein y su gobierno: lo pintaban como uno de los enemigos más peligrosos y poderosos del mundo, a punto de desatar una bomba nuclear en Estados Unidos y un enorme peligro para todos sus vecinos.

Así que invadieron y no les fue muy bien después de que Bush anunció “misión cumplida” en el 2003. Y la situación ha ido de mal en peor y ahora están atollados. Desde el punto de vista de los imperialistas (aunque también debemos reconocer que esto plantea importantes interrogantes que afectan a una amplia gama de sectores de la sociedad, inclusive a mucha gente progresista), no hay una solución fácil. No tienen una salida fácil y no quieren tener que considerar la opción de que sufrieron una derrota. Como dije al comienzo, nuestra responsabilidad es ser rigurosamente científicos. Nuestra responsabilidad es no descartar inmediatamente todo lo que dicen los imperialistas ("Es pura propaganda imperialista, punto"). Tenemos que mantener firmemente nuestra posición básica, conforme a los intereses de las masas populares de todo el mundo, en oposición a los imperialistas y su sistema de explotación, dominación y opresión, pero no podemos ser simplistas. Tenemos que ser científicos y analizar la realidad en toda su complejidad.

De hecho habrá mucho trastorno y caos en el Medio Oriente si simplemente se retiran de Irak. Eso animaría a los fundamentalistas islámicos a redoblar sus ataques contra las fuerzas estadounidenses en otras partes; y, en vista de la concepción del mundo y la orientación de los fundamentalistas (que, como saben, son fundamentalmente diferentes de las nuestras, y no son nada bueno), con toda probabilidad volverían a atacar a civiles estadounidenses, en la medida que puedan. Pero también es muy importante tener presente que en el mundo actual —y en la situación y la vida de la mayoría de la gente de todo el mundo— ya hay mucho trastorno y caos. Las dinámicas que impulsan la situación (y que han llevado a la situación actual en Irak y en el Medio Oriente en general, con repercusiones en todas partes del mundo) causarán más trastornos y caos, que repercutirán en todas partes, hasta que haya una resolución de un tipo u otro.

Aparte de la bancarrota moral de buscar evitar el caos para uno mismo en lo que le afecta personalmente, mientras muchísima más gente está atrapada en esto y sufre horriblemente; aparte de esa dimensión moral, de la que hablaré más adelante porque es algo que tenemos que subrayar y debatir, está la realidad de que incluso los que ocupan una posición privilegiada en los países imperialistas y en otras partes del mundo no podrán evitar las consecuencias de los grandes trastornos y el caos que se avecinan. Lo esencial no es si habrá caos o no, o si afectará a la gente de todas partes de una manera u otra. Lo esencial es: ¿adónde llevará, cuáles serán los resultados y qué clase de mundo surgirá de todo esto?

Osama bin Laden y esa gente son unos reaccionarios, pero no son tontos. Su programa y las tácticas que dictan ese programa, su ideología y valores, son sumamente reaccionarios y perjudiciales para las masas populares, aun para las que movilizan. Pero no carecen totalmente de sentido táctico ni de matices. ¿Qué dijo bin Laden durante las elecciones del 2004 en Estados Unidos? Manejó el punto de vista y los espejismos democrático-burgueses que cautivan a tanta gente en esta sociedad, incluso mucha gente progresista. Les dijo: "Ustedes tienen el derecho de elegir a su gobierno, tienen el derecho de cambiar las medidas del gobierno votando. Por tanto, si estas persisten, ustedes tienen la culpa". Hace poco oí en CNN a unos fundamentalistas islámicos decir lo mismo sobre el gobierno inglés y el pueblo inglés.

Piénsenlo, es una profunda ironía: gente como bin Laden aprovechan esos prejuicios y espejismos democrático-burgueses para sus propios fines. Claro, primero que todo, los utilizan desde su punto de vista para justificar ante su base social lo que están haciendo, para decir que es justo atacar a civiles en Estados Unidos, Inglaterra y otros países. "En el mundo islámico", aun de sus seguidores, hay muchos a quienes no les parece bien atacar a civiles. Así que esas declaraciones de bin Laden y otros (acerca del derecho al voto en Estados Unidos o Inglaterra) no están dirigidas principalmente al público de estos países sino a la base social de los fundamentalistas islámicos. Desde nuestra perspectiva radicalmente diferente y nuestras metas radicalmente diferentes, nosotros entendemos que esos ataques contra civiles no se justifican de ninguna manera. Pero nunca debemos perder de vista (ni dejar de sacar a la luz) que lo que han hecho bin Laden y los de su calaña es nimio en comparación con los enormes y monstruosos crímenes que han cometido, y que cometen a diario, los imperialistas, y en particular los imperialistas estadounidenses.

Pero lo esencial aquí es que, en un sentido muy real, la situación que han creado por medio de la "guerra contra el terror" hasta la fecha, con las invasiones de Afganistán e Irak (y las acciones militares en otras partes del mundo) es muy problemática, y no debemos tener nociones simplistas de lo que esto implica y de lo que va a resultar. No tienen una salida fácil. Y lo siento, pero por más que respeto a John Lennon, su lema de "todo lo que decimos es démosle una oportunidad a la paz" no responde a la creciente complejidad e intensidad de la situación. Quiero subrayar que debemos unirnos con los que creen que la paz prevalecerá si "le damos una oportunidad", pero también tenemos que entrar en debate con ellos sobre lo que verdaderamente está pasando, cuál es la raíz, cuál es la dinámica y cuál es la solución fundamental.

No hay una salida fácil. Y mucha gente se da cuenta de esto. He oído y leído informes de discusiones con gente progresista que dice: "Fue terrible que Estados Unidos se metiera en Irak, pero ahora no podemos retirarnos así no más". No me refiero a los reaccionarios. Reconocen que una consecuencia de la retirada estadounidense de Irak podría ser fortalecer a las fuerzas fundamentalistas islámicas, y que esas fuerzas no distinguen entre el gobierno estadounidense y la población civil. Voy a decirlo con claridad: de ninguna manera estoy diciendo que se debe negar o restar importancia a lo que he subrayado muchas veces: los intereses de las masas populares de Estados Unidos, y de la gran mayoría de la humanidad, son fundamentalmente diferentes y contrarios a los de los imperialistas. Hay que entender las dificultades en que se encuentran los imperialistas como resultado de sus invasiones y ocupaciones y hay que responder a ellas, pero no desde su punto de vista y sus intereses, sino desde el punto de vista y los intereses de la gran mayoría de la humanidad, y a fin de cuentas de la humanidad en sí. Lo que quiero decir es que la situación es sumamente compleja y no se puede movilizar a la gente en torno a sus propios intereses fundamentales, en la gran escala que se requiere, con una visión ingenua y simplista; hay que reconocer lo que realmente está pasando en el mundo, con toda su complejidad, y los retos que plantea; y hay que bregar para llevar a la gente a entender esto correctamente y a responder en consecuencia, en el contexto de captar la situación concreta y su dinámica.

Los que participaron en las luchas de los años 60 recordarán (y a otros les parecerá interesante) que durante la guerra de Vietnam una de las justificaciones de la agresión estadounidense era la "teoría del dominó": si Vietnam cae, los otros países caerán en cadena, y eso tendrá consecuencias en Asia y por todo el mundo. Se oía decir: "Si no los paramos en Vietnam, pronto van a estar a nuestra puerta". Un elemento subyacente de esto era un burdo anticomunismo (distorsiones burdas de lo que es el comunismo y de lo que los comunistas representan y anhelan); pero iba de la mano con la suposición de que los pueblos y países del mundo no son nada más que objetos para ser controlados y explotados por los intereses (imperialistas) estadounidenses, y que no se puede permitir que el control de un país pase de las manos de Estados Unidos a las de su propia población. Especialmente a fines de los años 60, mucha gente rechazó esa noción y se burlaba de la "teoría del dominó" diciendo: "¿qué van a hacer los vietnamitas, venir en sus lanchas (sampanes) y desembarcar en California para atacarnos?".

Este chiste no funciona ahora. Los fundamentalistas islámicos tienen ideas muy diferentes que las fuerzas de liberación vietnamitas, que eran auténticos revolucionarios (aunque su dirección no haya sido rigurosamente comunista). A pesar de sus deficiencias, los revolucionarios vietnamitas tenían una teoría y una estrategia de guerra popular que apuntaba contra los imperialistas y sus fuerzas armadas, y no contra la población civil de Estados Unidos. De hecho, para los vietnamitas era muy importante distinguir entre el gobierno y la población de Estados Unidos y conseguir apoyo político de la población; hicieron mucho trabajo con el fin de conseguir tal apoyo, o a lo mínimo desarrollar la oposición a la guerra en grandes sectores de la sociedad estadounidense. Pero la situación es distinta hoy, en varios sentidos importantes. Sí, el gobierno de Bush manipula la situación para sembrar miedo en el país y toma medidas represivas con el pretexto de "impedir más ataques terroristas contra Estados Unidos y el pueblo estadounidense". Pero eso es solo un aspecto de la situación. No cabe duda de que la orientación y meta de algunas fuerzas fundamentalistas islámicas es atacar la población civil, además de las fuerzas armadas estadounidenses. Esto es muy diferente de lo que pasaba durante la guerra de Vietnam, y si queremos movilizar a la gente para que tome el rumbo que hay que tomar y responda conforme a sus propios intereses de una manera fundamental, debemos tener presente toda la situación, con toda su complejidad. Muchas otras fuerzas e individuos pueden contribuir percepciones valiosas de la situación, y no cabe duda de que es necesario e importante unirnos lo más ampliamente posible con otros para oponernos a lo que está haciendo el gobierno de Bush (y la clase dominante imperialista en general) en el mundo, pero nada puede sustituir que nuestro partido responda de una manera rigurosamente científica, con nuestra visión y metodología comunistas.

Notas

1. Los archivos de audio (en inglés) de las 7 Charlas, y la conclusión y sesión de preguntas y respuestas, se pueden escuchar y descargar en bobavakian.net y revcom.us. [Regresa]

2. "Puntos sobre el socialismo y el comunismo: Una clase de estado radicalmente nuevo, una visión radicalmente diferente y mucho más amplia de libertad" y "La base, las metas y los métodos de la revolución comunista" son partes de una charla que dio Bob Avakian a un grupo de militantes y simpatizantes del partido en el 2005. Están en la internet en: http://revcom.us/chair_s.htm. [Regresa]

3. 3 Ver, por ejemplo, "Los grandes retos de la nueva situación", una charla que dio Bob Avakian a finales del 2001. El texto, que publicó el Obrero Revolucionario en el #1143 (17 de marzo de 2002), está en la internet en: http://revcom.us/chair_s.htm#newsituation. [Regresa]

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Revolución #83, 25 de marzo de 2007

Acusan a 3 policías de Nueva York

Todavía se necesita justicia en el caso del asesinato de Sean Bell

Two weddings...

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Péguenlo por todas partes

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Exigen justicia en el caso de Sean Bell
El 17 de marzo, un día después de que el gran jurado de acusación entabló cargos contra tres policías por asesinar a Sean Bell y herir a Trent Benefield y Joseph Guzmán, hubo una enérgica protesta de unas 200 personas en Union Square, Nueva York. La protesta, convocada por la coalición Peoples' Justice (Justicia Popular), destacó tanto la importancia de las acusaciones como la necesidad de seguir desarrollando la lucha popular para que condenen y metan presos a los policías. Nicholas Heyward Sr., cuyo hijo adolescente murió a manos de un policía de la autoridad de vivienda en 1994, dijo: "Esos policías deberían estar presos ya, pero no están. Por eso es importante seguir luchando, que no dejemos de batallar". Después del mitin, marcharon por la avenida Broadway a la plaza de la Policía, donde dieron un "veredicto popular" contra Ray Kelly, el jefe del Departamento de Policía, por la muerte de 50 perso,nas a manos de policías.

El 25 de noviembre del año pasado, unos policías de Nueva York mataron a Sean Bell, un joven de 23 años. El 16 de marzo, después de escuchar el testimonio de unos 60 ó 70 testigos, examinar pruebas materiales, mapas, fotos y un informe de toxicología, un gran jurado de acusación entabló cargos contra tres de los cinco policías. Al cierre de esta edición, sin confirmación oficial, la prensa informa que a dos de los policías los han acusado de homicidio impremeditado de segundo grado y al tercero de imprudencia temeraria. (El lunes 19 de marzo se dará a conocer el documento acusatorio del gran jurado).

Con respecto a esto, hay que dejar en claro dos cosas. Primero, han debido acusar a los cinco policías que rodearon a Sean y sus dos amigos (Trent Benefield y Joseph Guzmán), les dispararon 50 tiros, mataron a Sean y dejaron heridos a los otros dos. Segundo, los cargos contra los tres acusados no cuadran con el horroroso crimen que cometieron. El gran jurado debió haber acusado a los cinco policías del delito más grave: homicidio.

Repasemos lo que sucedió el 25 de noviembre, según el testimonio de varios testigos que dieron testimonio voluntariamente. Bell, Benefield y Guzmán fueron a un club en Jamaica, Queens, a la fiesta de despedida de soltero de Sean, quien se iba a casar esa mañana con Nicole Paultre. Según los testigos, en el club empezó un argumento entre los tres y otros dos hombres, que continuó en el corredor cuando Bell, Benefield y Guzmán salieron, y afuera. En vista de que Sean se iba a casar en cuestión de horas y no querían problemas, se fueron hacia el carro de Sean, que estaba a una cuadra.

Esa noche estaba en el club Gescard Isnora, un tiras negro de una unidad especial del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) que investiga prostitución y narcotráfico. Isnora fue testigo de la discusión y les comunicó a sus compañeros que estaban en un minivan y un Toyota Camry en la calle que uno de los tres amigos podía estar armado. Después de que estos se subieron al carro de Sean, llegaron el minivan y el Toyota e Isnora se les acercó gritando. Benefield y Guzmán les dijeron a sus abogados, en la cama del hospital donde los esposaron, que en ese momento pensaron que los iban a robar o a robarse el carro. Sean arrancó hacia adelante, y los policías dicen que le dio a Isnora; luego metió marcha atrás y otra vez hacia adelante, y le dio al minivan.

Isnora abrió fuego y les disparó 11 tiros. Inmediatamente los demás policías abrieron fuego. Michael Oliver disparó 31 tiros, vació el cargador, volvió a cargar la pistola y siguió disparando. En cuestión de segundos, Sean Bell estaba muerto, Joseph Guzmán estaba herido con 11 impactos de bala y Trent Benefield con tres impactos; ambos quedaron malheridos.

Isnora dice que anunció que era policía antes de abrir fuego, y que llevaba la placa colgada del cuello. Pero varios testigos dicen que eso no es cierto, que nunca dijo que era policía. Isnora también dice que Guzmán, que estaba dentro del carro, tenía una pistola en el cinturón y que temían que disparara y por eso abrieron fuego. Pero no apareció ninguna pistola, ni en el carro de Sean ni en ninguna parte, fuera de las pistolas con que los policías mataron sin piedad a un hombre y dejaron heridos a otros dos.

Este asesinato a sangre fría hace recordar otro horripilante crimen cometido por otra unidad especial del NYPD en 1999, cuando le dispararon 41 tiros a Amadou Diallo, le dieron 19 veces y lo mataron instantáneamente en la entrada de su apartamento. ¿Cuál fue el pretexto? Que Amadou iba a sacar una pistola, cuando estaba sacando la cartera para identificarse. Tampoco se puede decir que la ejecución de Sean Bell fue una aberración, un error trágico. El Proyecto Vidas Robadas ha documentado que desde la muerte de Amadou Diallo en 1999, la policía de Nueva York ha matado a más de 130 personas, la mayoría jóvenes negros y otras personas de color. El Proyecto Vidas Robadas también ha documentado más de 2,000 casos de asesinatos policiales en la década pasada, la mayoría de jóvenes negros y latinos. Es una epidemia nacional que se ha vuelto más grave desde el 11 de septiembre del 2001, cuando la policía recibió más libertad de matar con impunidad.

De hecho, de los miles de asesinatos policiales documentados, solo un puñado de policías han sido acusados; de ellos, solo unos pocos han sido condenados. La gran mayoría han recibido sentencias leves o libertad condicional. Por eso, y sin olvidar que debieron haber acusado a los cinco policías de homicidio, ¡¡es un logro que hayan acusado a tres de ellos!! Una de las principales razones es que miles de personas se lanzaron a la calle indignadas por el asesinato de Sean.

Two weddings...

16 de diciembre 2006 , Nueva York
foto: Stanley Rogouski

.

Esto plantea algo muy importante. Las acusaciones contra los tres policías solo representan una etapa en la larga batalla para obtener justicia y, a partir de eso, para fortalecer nuestra resistencia contra todos los asesinatos policiales y toda la brutalidad policial. Antes de que se dieran a conocer las acusaciones, los abogados de los tres policías, contando con el respaldo del sistema, dijeron con belicosidad que pelearán hasta el final y que solicitarán un cambio de lugar para el juicio, tal como sucedió en el caso de Amadou Diallo, en el que absolvieron a los cuatro policías que lo mataron.

El juicio de los policías que mataron a Sean Bell podría empezar en un año. Las acusaciones son un primer paso, pero hay que luchar incansablemente y demandar que condenen a los policías y los metan a la cárcel.

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Revolución #83, 25 de marzo de 2007

Atención: Lectores... y revolucionarios

¡Viene un número especial de Revolución!

Todas las fotos son Li Onesto, menos la de arriba, que is de Stanley Rogouski

El 2 de abril Revolución publicará un número especial y el plan es distribuir enormes cantidades de ejemplares.

Nuestro propósito es presentar a cientos de miles de personas la visión del comunismo de Bob Avakian, su análisis de los serios retos que confrontamos hoy y su programa para lidiar con todo esto.

No hay otro dirigente como el presidente Avakian. No hay nada como la obra que ha producido, las ideas que ha forjado y su manera de abordar la tarea de entender y cambiar el mundo. No hay nada como esto; aquí está para que lo asimilen y lo apliquen para hacer cambios revolucionarios. Pero es un problema que todavía son muy pocas las personas que han tenido la oportunidad de escuchara Bob Avakian, de conocer su visión y de explorar sus ideas y su pensamiento. En las próximas semanas, nuestra meta es hacer grandes avances y transformar esa situación.

Pedimos que los distribuidores y lectores habituales piensen en cómo distribuir ese número por todas partes y que hagan los planes y preparativos necesarios. Junten a los amigos y conocidos ahora para que vean el DVD Revolución: Por qué es necesaria, por qué es posible, qué es.

Identifiquen a profesores, clérigos y otras personas que puedan llevar el periódico a muchísima gente más. Háblenles. Hagan cita para hablar a sus clases y sus feligreses cuando salga el número especial.

Hay tiendas, gimnasios, teatros, peluquerías, salones de belleza, galerías y lavanderías que pueden recibir veintenas y centenares del número especial. Háblenles, véndanles un video o DVD y tracen planes para llevarles el periódico.

Decidan cuáles son las zonas y los vecindarios clave donde se necesita conocer a este líder y su visión. Hagan los planes y preparativos correspondientes.

Después de hacer los planes vayan a todas partes con el próximo número del periódico. Con cautela donde sea necesario y audazmente donde sea posible. Lleven docenas de miles de ejemplares del periódico a las preparatorias, los barrios, las universidades. Llévenlo por todas partes; salgan en GRANDE.

Inviten a las personas que encuentren a participar en el movimiento ahí mismo. Más tarde, júntense todos para hablar de cómo les fue. Propaguen el movimiento. Propáguenlo, y distribuyan cientos de miles de periódicos; creen una enorme oleada política desde abajo, como un maremoto.

* * * * *

Para que tengan el mayor tiempo posible para preparar el terreno para ese trabajo, la próxima semana no sacaremos una edición impresa. Publicaremos una edición electrónica en revcom.us, nuestro portal, que estará lista el lunes 26 de marzo por la mañana. Habrá reportajes sobre las noticias de la semana, como las protestas del 17 al 20 de marzo contra la guerra y el gobierno de Bush, la respuesta popular a la decisión del jurado de acusación en el caso Sean Bell, e indudablemente mucho más.

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Revolución #83, 25 de marzo de 2007

Los demócratas no se oponen a la próxima guerra de Bush: Hay que pasar “de la protesta a la resistencia”

Sunsara Taylor

“Se anunció que la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y otros miembros de la dirección [demócrata] decidieron borrar de un proyecto de ley sobre gastos militares un requisito de que Bush obtenga autorización del Congreso antes de atacar a Irán... La medida proporciona casi $100 mil millones para dos guerras e incluye más dinero de lo que el presidente solicitó para Afganistán y lo que los demócratas llaman deficiencias de capacitación y equipo”.

AP, 13 de marzo

“A pesar de las críticas de la izquierda, los estrategas demócratas dicen que cuentan con que la mayoría de los legisladores contra la guerra reconozcan que este proyecto de ley de gastos de defensa es lo mejor que van a conseguir”.

New York Times, 14 de marzo

Uno puede cerrar los ojos y hacer de cuenta que esto no está sucediendo.

Puede hacer de cuenta que el nuevo Congreso, controlado por los demócratas (tras cuatro años de tortura, genocidio y crímenes de guerra contra los iraquíes), no le acaba de prometer al comandante en jefe de los crímenes de guerra que no hará nada contra una nueva y más peligrosa guerra contra Irán.

¡Puede hacer de cuenta que los demócratas (que han traicionado a sus seguidores tantas veces y al costo de tantas vidas) no acaban de prometerle al presidente más dinero de lo que solicitó para las guerras que está librando!

Puede hacer de cuenta que de alguna manera la historia (y el pueblo del Medio Oriente) le perdonarán por recibir estas noticias con pasividad, silencio o en el mejor de los casos “protestas como siempre”.

O uno podría abrir los ojos y confrontar la pesadilla que agobia a millones de personas en el Medio Oriente y el mundo entero, y asumir la enorme responsabilidad que tiene la gente de este país de sacar corriendo al gobierno de Bush.

Hace 40 años, una generación que rechazó la injusta y criminal guerra de Vietnam, cayó sobre el Pentágono; vio las aldeas destruidas y los niños quemados vivos con napalm, y se dio cuenta de que si no paraba esa guerra tendría las manos manchadas de sangre. Declaró que tenía que pasar de “la protesta a la resistencia”.

Ahora, cuando el gobierno de Bush, con el silencio y la complicidad de los demócratas, está escalando la guerra en Irak y preparando agresivamente una guerra contra Irán, es injustificable no sumarse a las protestas, como la de miles de personas en el Pentágono el 17 de marzo.

Es injustificable esconderse tras el pretexto de que “las protestas no tienen efecto”; es injustificable claudicar porque “no nos hacen caso”; y es injustificable descartar el peligro real de una nueva guerra contra Irán simplemente porque Bush tiene tantos problemas en Irak.

El problema nunca ha sido que “las protestas no tienen efecto”. El problema es que no ha habido suficientes protestas y que no han demandado lo suficiente.

Todavía no se han cerrado las universidades por todo el país con paros por un fin inmediato a la guerra. Durante la presentación de los premios Óscar, no hubo montones de estrellas o directores que pidieran un juicio de destitución del presidente, lo que hubiera entusiasmado a millones de personas por todo el mundo. Aunque los ex combatientes que se oponen a la guerra de Irak están adelante de la mayor parte del movimiento, todavía no han realizado protestas como las de la guerra de Vietnam: audiencias sobre crímenes de guerra o ceremonias para tirar las medallas al Capitolio. Todavía no ha surgido un Daniel Ellsberg, alguien dispuesto a pasar 150 años en la cárcel por divulgar la verdad y obstaculizar las mentiras del gobierno para una nueva guerra. Todavía no hay cientos de miles de personas que, en palabras de Cindy Sheehan “apaguen la tele, agarren una pancarta y caigan sobre la Casa Blanca como campesinos oprimidos frente al castillo del amo con horquetas y antorchas”.

¡Sé que somos capaces de hacer estas cosas! El problema no es que no haya millones que detestan el programa de Bush; el problema es que esa ira no se ha convertido en acción constante, en resistencia resuelta, no solo para demostrar descontento, sino para parar todo esto.

¡En estos tiempos de tortura legalizada, de guerras en expansión, de crímenes de guerra y de crímenes de lesa humanidad, todos somos responsables!

Seamos honestos: ninguno de nosotros puede decir, honradamente, que hemos hecho todo lo posible, y ninguno de nosotros debe dormir tranquilo hasta que lo hagamos.

La protesta, la resistencia y el rechazo son MÁS importantes cuando los de arriba “no nos escuchan”.

Muchos no quieren creer la posibilidad de que Estados Unidos ataque a Irán, tal como lo han analizado en detalle Seymour Hersh y otros. Como escribió hace poco Larry Everest: "El atolladero de Irak ha minado la influencia estadounidense, impulsado a las fuerzas islamistas y aumentado la influencia regional de Irán. La situación en el Medio Oriente es intolerable para los imperialistas, y el gobierno de Bush ha decidido tomar medidas más agresivas para combatirla, escalando la guerra de Irak y amenazando a Irán. Por su parte, los demócratas han demostrado que ni pueden ni quieren parar el ‘aumento de tropas’ de Bush en Irak. No se han opuesto en serio a las amenazas de atacar a Irán... De hecho, en ciertos casos, han dado apoyo importante a esas amenazas”.

Hoy está más claro que nunca que no habrá un “salvador” del Partido Demócrata.

Hoy está más claro que nunca que la guerra de Irak no parará hasta que nosotros hagamos algo para pararla, junto con gente por todo el mundo. Está más claro que nunca que la guerra contra Irán no se impedirá, a no ser que nosotros hagamos algo para impedirla. Y está más claro que nunca que Bush no parará hasta que lo saquemos corriendo.

Es hora de que pasemos de la protesta a la resistencia por toda la sociedad.

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Revolución #83, 25 de marzo de 2007

16-18 de marzo: Protestas en la capital y por todo el mundo exigen poner fin a la guerra de Irak

Washington DC, 17 de marzo de 2007
Foto: Stanley Rogouski

Los Angeles, 17 de marzo de 2007
Foto: Marcus-LA Indymedia

El 17 de marzo hubo protestas por todo el país con motivo del cuarto aniversario del comienzo de la guerra de Irak. En Washington, D.C., más de 20,000 personas marcharon al Pentágono para exigir un alto inmediato a la guerra. Fueron de muchos estados, entre ellos Florida, Colorado, Iowa, Vermont y Kentucky. A veces formaron caravanas de carros porque las compañías de buses cancelaron el viaje debido a una tormenta. Ann Bonner, que manejó de Athens, Ohio, con su esposo y dos hijos a pesar de la nieve, le dijo al Associated Press: "Muchos han muerto y no se ha resuelto nada… Me da pena seguir la rutina como si nada cuando hay tanto sufrimiento aquí y en Irak". La víspera, arrestaron a 200 cristianos opuestos a la guerra por rezar frente a la Casa Blanca.


Ex combatientes de la guerra de Irak y soldados de servicio activo fueron en uniforme a la cabeza de la marcha, al lado de miembros de Familias de la Estrella de Oro (cuyos hijos murieron en Irak), como Cindy Sheehan. Frente al Pentágono, los ex combatientes exhortaron ir "de la protesta a la resistencia", un eco del llamado que hicieron los ex combatientes de la guerra de Vietnam hace 40 años en el mismo lugar. Cindy Sheehan, el alcalde de Salt Lake City Rocky Anderson, el ex secretario de Justicia Ramsey Clark y la vocera de El Mundo no Puede Esperar Sunsara Taylor recibieron una calurosa acogida cuando pidieron realizar un juicio de destitución de George Bush.
Hubo protestas en varios países, como en Atenas (Grecia), Estambul (Turquía), Seúl (Corea del Sur) y Sydney (Australia), y hay planes para más protestas la semana que viene. En Los Ángeles, unas 4,000 personas marcharon por Hollywood. En San Francisco, hubo una protesta el 18 y miles de personas marcharon por el suburbio normalmente tranquilo de Walnut Creek el 17. Peter Gassner, CEO de una compañía de software, marchó con su esposa y dos hijos. Le dijo al San Francisco Chronicle: "Quiero enseñarles a mis hijos que tienen una responsabilidad de hacer algo". También hubo protestas en Hartford (Connecticut) y San Diego (California).

* * * * *

March 12 NYC

Nueva York, 17 de marzo de 2007
Photo: NYC Indymedia

Chispas de resistencia por todo el país
Ha habido otras acciones en varias partes en las últimas semanas. El 13 de marzo, unos 100 miembros de Estudiantes por una Sociedad Democrática de Nueva York ocuparon un centro de reclutamiento de las fuerzas armadas durante dos horas. La policía arrestó a 20 participantes. El 2 de marzo, un grupo llamado Grupo Organizador de Pittsburgh y simpatizantes llevaron a cabo un acto de desobediencia civil frente al Centro Nacional de Ingeniería Robótica, un centro de la Universidad Carnegie Mellon que recibe fondos del Pentágono y es un líder de la robótica militar. 34 personas bloquearon la entrada en el mayor acto de desobediencia civil en Pittsburgh desde comienzos de la guerra de Irak.

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Revolución #83, 25 de marzo de 2007

Comentario sobre Israel y el apartheid

Alan Goodman

“Desde el holocausto, lo peor que le ha pasado al pueblo judío es el estado de Israel”.
Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU

Me gustó el artículo de Revolución #82 que examina la controversia sobre el nuevo libro de Jimmy Carter. En particular, me agradó ver el análisis de por qué atacan a Carter muchos políticos, especialmente los demócratas, porque hizo una analogía limitada con el apartheid y expuso un poco de la persecución de los palestinos por Israel, desde la perspectiva de alguien que vela por los intereses estratégicos del imperialismo estadounidense.

Al leerlo, me acordé de algo que pasó en los años 60, cuando yo iba a la escuela hebrea para prepararme para mi bar mitzvah. Mi maestro de hebreo era un joven que en la clase ponía a un lado la enseñanza de la Torá y el Talmud para platicar sobre lo que pasaba en el mundo. Apoyaba el movimiento de derechos civiles y tenía ideas progresistas sobre la mujer. Sin embargo, mezclado con eso, nos enseñó que Israel era el componente judío del movimiento de derechos civiles, un lugar donde los judíos que habían sufrido persecución convertían en granjas un desierto supuestamente abandonado. Un día, un estudiante le preguntó por qué Israel apoyaba a Sudáfrica, un país donde el sistema de apartheid condenaba a los africanos a la más cruel y racista opresión, encerrados en “bantustanes” (campos de concentración masivos) y privados de derechos.

A algunos nos molestó enterarnos de que Israel apoyaba a Sudáfrica. Un rabino que escuchaba la clase nos “explicó” que si Israel no tuviese esa relación con el gobierno sudafricano, este clasificaría a los judíos como “gente de color”, una categoría de gente oprimida en comparación con los blancos en el sistema de castas. Esto nos molestó más aún, y hasta me acuerdo haber dicho impulsivamente: “¿Quién quiere ser ‘blanco’ en un país como ese?”.

Cuando se fue el rabino, el maestro nos dijo que entendía por qué nos incomodaba eso, y que era un terrible dilema moral, pero que el rabino no había explicado bien qué estaba en juego. Nos dijo que no lo deberíamos repetir, pero que era un secreto abierto que los gobernantes sudafricanos eran unos nazis y que los judíos estaban en una situación precaria, protegidos solamente por el apoyo israelí al gobierno de apartheid.

Eso presentó muy francamente la lógica que supuestamente debe unir a los judíos a Israel. No estaba del todo claro en mi mente, pero recuerdo que me enojó mucho esa “justificación”. Me decían que los judíos deberían aliarse con los gobiernos más opresivos, racistas y cuasinazis a cambio de “protección”. Recuerdo que pensé: ¿quién quiere ese tipo de “protección”?

Creo que la misma “justificación” opera hoy cuando gente como Bush y Pelosi hablan de que hay que defender la existencia de Israel para movilizar (desafortunadamente con mucho éxito) a gente, que en otras cosas no está de acuerdo con Bush, a apoyar o por lo menos a dejarse paralizar por la guerra contra el “terror”. Lo que los confunde es el argumento de que la “seguridad de Israel está en peligro". La cuestión moral que yo tuve que afrontar en ese tiempo todavía la tienen que afrontar los que han sido manipulados para actuar contra sus propios intereses por la supuesta naturaleza sagrada de Israel (sí, un gobierno de apartheid). Tienen que preguntarse: ¿qué tienen que ver con la supervivencia del pueblo judío: la opresión y el desplazamiento de los palestinos, y el envío de armas a todo tirano aislado (no solo el gobierno de apartheid de Sudáfrica, sino el sha de Irán cuando mataba a miles en la calle) o al fascista cristiano Ríos Montt (cuando mataba miles de indígenas en Guatemala) y muchos más? ¿Cuál es la lógica o la moral de venderles el alma a los peores opresores y asesinos del planeta a cambio de la supuesta seguridad propia?

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Revolución #83, 25 de marzo de 2007

El socialismo es mucho mejor que el capitalismo, y el comunismo será un mundo mucho mejor

Séptima parte: El gran avance de Mao: La revolución conquista el poder

Raymond Lotta

El socialismo es mucho mejor que el capitalismo, y el comunismo será un mundo mucho mejorRaymond Lotta

• Parte 1: Introducción
• Parte 2: El comunismo y el socialismo
•  Parte 3: La revolución bolchevique estremece al mundo
• Parte 4: El experimento soviético: El poder proletario abre paso a la revolución social
• Parte 5: El experimento soviético: Se establece la primera economía socialista
• Parte 6: La II Guerra Mundial y sus secuelas
•  Parte 7: El gran avance de Mao: La revolución conquista el poder
• Parte 8: El avance de Mao: Romper con el modelo soviético
•  Parte 9: El Gran Salto Adelante
• Parte 10: La Gran Revolución Cultural Proletaria en China - No una purga fanática, sino el camino socialista contra el camino capitalista
•  Parte 11: Mao sobre las contradicciones en la sociedad socialista
• Parte 12: La Revolución Cultural en China, Una irrupción sísmica
• Parte 13: La Revolución Cultural, Lucha compleja y liberadora
• Parte 14: La Revolución Cultural, logros en educación y cultura
• Parte 15: La Revolución Cultural: Salud y economía
• Parte 16: La derrota del socialismo en China y las lecciones para el futuro
• Conclusión: La nueva visión del socialismo de Bob Avakian

Cada vez más personas se preocupan por el estado del mundo y la suerte del planeta. ¿Tiene que ser así el mundo? No; hay una alternativa mundial concreta: el socialismo y el comunismo. Pero constantemente nos remachan que el socialismo fracasó y que el capitalismo es lo máximo. Toda una generación no ha oído más que el socialismo es una pesadilla. Esa “revisión de la historia” también ha afectado a muchos intelectuales progresistas. El proyecto Pongamos las Cosas en Claro se propone convertir este ataque ideológico contra el comunismo en un debate enérgico en las universidades sobre el pasado del comunismo y el futuro del comunismo. En el 2005 y el 2006, el economista político maoísta Raymond Lotta dio una serie de conferencias por todo el país con ese fin. La conferencia “El socialismo es mucho mejor que el capitalismo, y el comunismo será un mundo mucho mejor” confronta las mentiras sobre el socialismo, analiza la experiencia y los logros de la revolución bolchevique de 1917 a 1956 y de la revolución china de 1949 a 1976, y plantea la nueva visión de Bob Avakian sobre el proyecto comunista. Revolución está publicando la conferencia por entregas. Salió por primera vez en Revolución a finales del 2005 y a comienzos del 2006. El website del proyecto Pongamos las Cosas en Claro es thisiscommunism.org. Estas son las partes siete y ocho.

* * * * *

El 1° de octubre de 1949, Mao Tsetung habló a millones de personas reunidas en la plaza Tiananmen de la capital, Pekín, tras dirigir 20 años de lucha armada para derrocar a los grandes terratenientes opresores y sacar al imperialismo extranjero. Ahora, celebraban la victoria. Mao les dijo a los presentes y al mundo: "El pueblo chino se ha puesto en pie". La multitud vitoreaba. Mao sentía con ellos la gran alegría del triunfo, pero veía más allá de ese momento. Dijo que el heroísmo y el sacrificio que los llevaron a esta celebración eran "solo un comienzo... un breve prólogo de una larga obra".

Para Mao, la revolución no terminaba ahí. Entraba en una nueva etapa de la transformación socialista de la economía, de crear nuevas instituciones políticas y de forjar los nuevos valores de trabajar por el bien común. La meta final era el comunismo, un mundo sin clases. Pero otros dirigentes del partido veían la situación de un modo muy diferente. Para ellos, la conquista del poder en 1949 básicamente era el final de la revolución, y la tarea era construir una China moderna y poderosa. Ese era un aspecto de la situación complicada y difícil que tenían por delante Mao y las masas.

Los grandes terratenientes y capitalistas no se conformaron con su derrota; tampoco los imperialistas que antes dominaban a China.

Antes de cumplirse un año, Estados Unidos empezó una guerra en Corea y la llevó cada vez más cerca de China. Amenazó atacar a China con armas nucleares. China mandó ayuda militar y voluntarios a Corea, y como resultado la guerra quedó en un impasse. Pero China pagó un costo muy alto: sufrió más de 200,000 bajas en el conflicto; el número de muertos y heridos ascendió a 900,000.

Estados Unidos rodeó a la China revolucionaria con una red de bases militares en Taiwán, Corea del Sur y Japón, además de su Sexta Armada. También, durante dos décadas, junto con los países europeos, impuso un embargo económico y le prohibió el comercio con importantes regiones del mundo. La revolución se veía ante condiciones internacionales sumamente hostiles.

Por qué se hizo la revolución

Hace poco salió un nuevo libro contra Mao: Mao: The Unknown Story (Mao: La historia desconocida) de Jung Chang y Jon Halliday. En el típico estilo anticomunista, declara que la revolución china fue el producto de maquinaciones malévolas de Mao... como si todo fuera tan maravilloso antes de la revolución o como si la opresión social se acabara por sí sola. Echemos, entonces, un vistazo a China antes de la revolución.

La mayoría de la población eran campesinos que trabajaban tierras ajenas o tenían muy poco terreno propio. Vivían bajo la bota de terratenientes que dominaban la economía local y la vida de todos. Sobrevivían a duras penas. En los años de escasez, comían hojas y corteza, y tenían que vender los hijos. Solo el ciclo de desastres no les fallaba: si las lluvias no inundaban los campos, la sequía los acababa. China sufría, en un promedio, una hambruna importante al año; cientos de miles murieron en las hambrunas de 1921 y 1943.

Para la mujer, la vida era un infierno: le pegaba el marido, había matrimonios arreglados, de niña le vendaban los pies, el terrateniente o el caudillo podía llevársela como concubina.

La economía estaba en un nivel de desarrollo muy bajo, con muy poca industria. Por ejemplo, de los 700,000 habitantes de Nankín, 200,000 trabajaban de sirvientes, meseros, cantineras, prostitutas, porteros de rickshaw y oficios similares; solo 16,000 trabajaban en la industria.

En las fábricas textiles, de noche encerraban con llave a las muchachas obreras. La gente vivía apiñada en casuchas en callejones angostos, oscuros y sucios, o vivía en la calle. Se calcula que cada año los basureros recolectaban 25,000 muertos de la calle. Por otro lado, los extranjeros tenían distritos relucientes con hoteles y clubes nocturnos.

En un país de 500 millones de personas, solo había 12,000 médicos con conocimientos de medicina occidental. Cuatro millones de personas fallecían al año de enfermedades contagiosas y parasíticas. Había 90 millones de adictos al opio.

Por eso el pueblo chino hizo la revolución y conquistó el poder. Bajo la dirección de Mao Tsetung y el Partido Comunista de China, la revolución inmediatamente se propuso cambiar la situación.

La revolución trae cambios decisivos

En cuanto el Ejército Rojo se apoderó de las ciudades grandes, tomó control de los grandes bancos, fábricas y otros negocios importantes, y puso estos recursos productivos al servicio de la nueva economía. El partido dirigió al pueblo a reorganizar la producción. Abolió el trabajo de niños. Redujo la jornada de 12 ó 16 horas a 8 horas.

Cuando el ejército revolucionario derrotó a las fuerzas armadas de Chiang Kai-shek (que gozaba del respaldo de Estados Unidos) y de los terratenientes, el sistema feudal cayó rápidamente. De hecho, esa labor empezó en las zonas liberadas durante la guerra revolucionaria. Equipos de trabajo, bajo el liderazgo del partido, iban a las aldeas a hacer campañas de educación política y hablar con los campesinos sobre sus problemas. Los apoyaron y los dirigieron a que se levantaran, se organizaran y tomaran las tierras.

A partir de la conquista del poder nacional en 1949, la reforma agraria se hizo ley y arrasó como un río que reventó una presa. Por todo el país, los campesinos se dividieron entre ellos la tierra, la herramienta y los animales. En un país donde nunca antes se trató como igual a la mujer, tanto hombres como mujeres recibieron tierras.

La mujer alzó la cabeza. En 1950, una nueva ley matrimonial puso fin al matrimonio arreglado y de niños. Garantizó el derecho al divorcio a la mujer igual que al hombre. Pero Mao entendía que la revolución iba más allá que cambiar las leyes. Tenía que transformar el modo de pensar y las antiguas relaciones sociales; tenía que luchar contra los retrógrados valores e ideas basados en esas relaciones, que eran muy comunes.

Las biografías histéricas contra Mao dicen que se embriagó de poder. Pero en realidad, de lo que se quejan es de que la revolución derrocó el viejo poder de los terratenientes, grandes capitalistas e imperialistas extranjeros, y estableció un nuevo poder: una forma de la dictadura del proletariado. Dio a los trabajadores y campesinos la autoridad de empezar a gobernar la sociedad y de suprimir a los explotadores viejos y nuevos.

Nos dicen que Mao mató gratuitamente a millones de personas. De hecho, el nuevo sistema económico y social que creó la revolución maoísta liberó a cientos de millones, y salvó a incontables vidas. Durante toda la historia, a los oprimidos los trataron como bestias de carga. Ahora, tenían el derecho y la capacidad de alzar la cabeza. Y contaban con el apoyo de un ejército popular de liberación.

Imagínense lo que significaría en una futura sociedad en el territorio actual de Estados Unidos, si los oprimidos contaran con un poder estatal que defendiera sus intereses. En vez de que la policía sembrara terror en las comunidades oprimidas, el estado apoyaría al pueblo a arrancar de raíz la discriminación. En la China de Mao, los de abajo tenían la libertad y el poder de transformar la vida económica, política, social y cultural.

El socialismo es mucho mejor que el capitalismo, y el comunismo será un mundo mucho mejor

Octava parte: El avance de Mao: Romper con el modelo soviético

Mao Tsetung buscó crear una economía socialista basada en la cooperación social y la propiedad común, una economía que pudiera:

  * satisfacer las necesidades materiales y sociales del pueblo.

  * resolver el problema milenario de hambre endémica, desnutrición y hambruna recurrente.

  * fomentar el apoyo mutuo entre la industria y la agricultura, en vez de extraer los recursos del campo.

  * reducir las disparidades entre la ciudad y el campo, y entre regiones, con la meta final de eliminarlas.

  * promover el conocimiento y dominio colectivo popular de los procesos de producción.

  * resistir un ataque imperialista.

Tal economía no podría depender de préstamos ni ayuda del imperialismo, ni responder a las demandas del mercado internacional capitalista.

La revolución maoísta se propuso crear un sistema educativo que satisficiera las variadas necesidades de la población y contribuyera a revolucionar la sociedad. Se propuso crear una nueva cultura y combatir el antiguo modo de pensar.

A la cabeza de ese gran propósito estaba la ideología comunista, la meta final de llegar al comunismo: una sociedad sin clases ni ninguna forma de opresión.

Con el nuevo poder estatal basado en la alianza del proletariado y el campesinado, era posible cambiar las terribles condiciones que afligían al pueblo.

Eliminaron la adicción al opio por medio de campañas masivas de tratamiento médico y educación. También lanzaron campañas masivas para limpiar las ciudades. Erradicaron o controlaron el cólera y otras epidemias. Construyeron fábricas, viviendas para trabajadores, hospitales y escuelas de medicina. En 1965, China contaba con 200,000 médicos.

Crearon un nuevo sistema educativo nacional. En menos de una década, las campañas masivas de alfabetización proporcionaron a la mayoría de los campesinos un conocimiento básico de lectura.

Romper con el modelo soviético

Eran logros increíbles. Pero dentro del Partido Comunista se luchaba con respecto al camino a seguir. Uno de los temas más candentes era cómo desarrollar y modernizar la economía.

Un grupo de dirigentes del partido proponía un programa de industrialización rápida, que concentraba los recursos nacionales en las fábricas grandes y modernas y en la tecnología avanzada. Querían desarrollar los centros urbanos, con la idea de que el desarrollo poco a poco llegaría al campo. Decían que se necesitaba todo un aparatazo de planificación centralizada para manejar la economía y recomendaban preparar un vasto ejército de expertos y especialistas para administrar la nueva economía y el gobierno. Proponían motivar a los trabajadores y al personal de las empresas por medio de incentivos monetarios y diferencias salariales.

Ese programa seguía los pasos de la Unión Soviética, que ejercía mucha influencia en China en ese tiempo. Pero Mao reconocía las fallas del modelo que se ponía en la práctica en la Unión Soviética y también en China en los años 50. El modelo soviético colocaba la técnica y la pericia por encima de la iniciativa y la actividad consciente de las masas. Mao rechazó la subordinación de la agricultura a la industrialización urbana. También decía que China tenía que descentralizar la industria y evitar la concentración del desarrollo en las ciudades y las costas, que eran más vulnerables a un ataque e invasión imperialista.

Mao buscaba forjar un camino distinto de desarrollo económico y social. Para decirlo de otro modo, tras la victoria nacional en 1949 Mao luchaba contra dos legados. En primer lugar, luchaba contra el legado y la influencia y presión aún importante del capitalismo y del imperialismo occidental. Segundo, rompía con el legado del modelo soviético de desarrollo.

En la novena parte: El Gran Salto Adelante

"Dicen que el Gran Salto Adelante fue un experimento irracional y utópico. Pero en realidad tenía enorme sentido económico y político, desde el punto de vista de liberar al pueblo y la capacidad productiva".

 

 

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Revolución #83, 25 de marzo de 2007


¿Cuáles son TUS morales?

 


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