Informe directo de la guerra popular de Nepal

Parte 4: Rifles y una gran visión

Obrero Revolucionario #1017, 8 de agosto, 1999

El 13 de febrero de 1996, una serie de ataques armados coordinados inició un nuevo capítulo en la historia de Nepal. Bajo la dirección del Partido Comunista de Nepal (Maoísta), miles de hombres y mujeres dieron inicio a una guerra popular con el fin de barrer el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático de la faz del país. Durante tres años, la revolución se ha extendido, ha echado raíces y ha logrado mucho en Nepal. Es un acontecimiento significativo, pero altamente desconocido en Estados Unidos. Los que hemos tratado de mantenernos al tanto de esta guerra popular hemos obtenido información valiosa, pero es escasa.

Ahora el Obrero Revolucionario/Revolutionary Worker presenta un reportaje exclusivo. Hace poco nuestra corresponsal Li Onesto regresó de un viaje de varios meses a Nepal, donde recorrió el país con el ejército popular, se reunió y platicó con dirigentes del partido, guerrilleros, activistas de las organizaciones populares y habitantes de muchos pueblos... o sea, con los que están librando una auténtica guerra popular maoísta y empiezan a ejercer el nuevo poder popular. Damos un saludo rojo "lal salaam" a todos los de Nepal que hicieron posible este viaje.

A continuación publicamos la cuarta parte de una serie de artículos sobre Nepal. (Vea las partes 1, 2 y 3 en el OR No. 1014, 1015 y 1016.)

Un pelotón de la Región Oriental

Al iniciar la guerra popular, se organizaron escuadras de defensa y combate. Los combatientes tenían poca experiencia y armas muy rudimentarias, como pistolas de un cartucho y khukuries (una especie de machete). A través de tres años de guerra popular, se ha logrado un salto cualitativo en la construcción del ejército popular, que ahora cuenta con tres fuerzas: la básica, la secundaria y la principal. La básica es la milicia popular que opera en cada zona; la secundaria consta de escuadras guerrilleras de unos nueve miembros, que son la base para desarrollar pelotones; y en la actualidad, la principal consta de pelotones de unos 27 guerrilleros; se está dando el paso de elevarlos a compañías.

Un pelotón de la Región Oriental ha convocado una asamblea cerca de esta aldea. Los compañeros del pelotón llegarán muy noche; Shiva (mi traductor) y yo tendremos la oportunidad de reunirnos con ellos.

Después de la cena nos avisan que ya es hora y partimos en fila. Al rato, veo una multitud al lado de una casa, iluminada por una linterna muy brillante. Los compañeros van directo a juntarse con el grupo; a nosotros nos dan una señal para que demos la vuelta. Vamos caminando muy rápido, casi corriendo, y el corazón me late fuertemente por la emoción. De repente nos encontramos a la espalda de un pelotón del ejército popular en orden de batalla.

Se da la orden: "¡Firmes!". Los guerrilleros se cuadran con el rifle al hombro. Pasamos entre dos filas de combatientes. Ahí al frente los camaradas nos esperan bajo la luz de la linterna; nos enguirnaldan de flores y nos dan regalos. Me aprietan las manos y me saludan con el "namaste" (saludo tradicional de Nepal) y el "lal salaam" (saludo rojo). Una joven líder del Partido en este distrito me da un fuerte abrazo y luego el mando del pelotón me abraza calurosamente. Un miembro del pelotón corre de aquí para allá, sacando fotos con una pequeña cámara y flash.

Entramos a la casa, nos quitamos los zapatos y pasamos a una pequeña recámara, donde han colocado una mesa cubierta de tela brillante con dos floreros. Hay dos camas; Shiva y yo nos sentamos en una, y los demás se amontonan en la otra. La mayoría de los combatientes se quedan afuera, salvo un joven y una joven que se paran en la puerta con el rifle al hombro. La líder del Partido entra y se sienta a mi lado; luego viene el mando del pelotón, saca el revolver de su cinturón, lo pone encima de la mesa y se sienta al lado de la camarada.

Nos presentan a los 10 camaradas que están sentados apretaditos en la otra cama-son líderes del Partido en esta zona-y a los dos centinelas, quienes me saludan calurosamente. Les brindo un mensaje de internacionalismo proletario y solidaridad de parte de los camaradas y masas de Estados Unidos. Entonces la camarada dice unas palabras y guardamos un minuto de silencio en honor a los mártires. Tres combatientes pasan a presentar una canción revolucionaria. Shiva me la traduce en susurros:

En esta vida falta la certeza
hoy o mañana nos tocará la muerte
nos despedimos con la esperanza de encontrarnos nuevamente
tenemos tantos mártires
nosotros los proletarios tenemos rifles y una noble visión
no es grato separarnos
en la guerra la sangre del pueblo se derrama, sufrimos por la gran incertidumbre
les decimos a los padres y a las madres:
no lloren
en el fragor de las balas, los luchadores caen, tantos mártires
somos internacionalistas
luchamos por emancipar a toda la humanidad
el pueblo alcanzará la victoria
a los que caen en el camino
a los que caen en el combate.

Como el tiempo es limitado, les pido enfocar sus comentarios en tres temas: 1) la situación de esta zona en el momento del inicio de la guerra popular; 2) la represión; y 3) el trabajo que están haciendo para establecer bases de apoyo.

La camarada dice que antes del inicio el trabajo del Partido en esta zona era muy sólido y por eso pudieron realizar exitosamente el Primer Plan de iniciar la lucha armada.

Dice: "El Partido hizo los preparativos para lanzar la lucha armada a la vez que realizó trabajo de masas y educó al pueblo sobre la situación política. Se hizo una buena labor de concientizar a los cuadros de que es necesario empuñar el fusil; eso nos ayudó a dar el salto de la lucha de masas a la lucha armada.

"El Partido elaboró el plan de iniciar la lucha armada; atacamos los símbolos del enemigo: la policía, los terratenientes feudales, los compradores y el imperialismo. El Partido tiene una larga tradición de lucha contra fuerzas revisionistas que postergan la lucha armada y trabajan dentro del gobierno. Analizó la situación económica y política del pueblo, y concluyó que la lucha armada es el único camino a la emancipación del proletariado y los pobres. La lucha de clases demanda que los oprimidos empuñaran el fusil, pues la represión no dejó otra opción. Ahora las fuerzas políticas se han deslindado muy claramente: por un lado, los que libran la lucha armada, y por el otro, las fuerzas revisionistas. La monarquía ha gobernado durante 200 años y el pueblo lleva 200 años luchando contra su dominación. Actualmente, estamos en la vanguardia de esa tradición de lucha.

"En el inicio atacamos un puesto policial y saboteamos a los terratenientes que explotaban al pueblo. Cumplimos el Primer Plan del inicio de la lucha armada y el Partido elaboró el plan siguiente, el Segundo Plan de librar guerra de guerrillas. En ese plan un objetivo central era apoderarnos de armas. Realizamos el ataque exitoso al puesto policial de Bethan, donde cayeron dos policías y tomamos 200 balas y varios rifles. Perdimos a tres valientes camaradas; uno de ellos, Tritha Gautam*, era el secretario del comité del distrito y mando de una escuadra. El Partido menciona dicha acción como una de las más importantes del Segundo Plan. Con el Tercer Plan de "elevar la guerra de guerrillas a nuevas alturas", atacamos otro puesto policial, donde tomamos dos rifles y 200 balas, y no sufrimos bajas".

En estos meses, el Partido está impulsando el Cuarto Plan Estratégico de desarrollar ciertas zonas como bases de apoyo; la camarada platica de la experiencia de llevarlo a la práctica:

"Ahora en el Cuarto Plan, atacamos un puesto policial del distrito, donde cayó un policía y tomamos cuatro rifles, uno de fabricación estadounidense. En otro ataque cayeron tres policías y nos apoderamos de cuatro rifles, sin sufrir bajas. Dedicamos esa acción a los mártires de Bethan. Hemos perdido a algunos combatientes y líderes políticos, un total de 25 mártires, pero logramos eliminar a 14 del enemigo: soplones y elementos malos, entre ellos seis policías.

"Hemos propuesto ciertas zonas para bases de apoyo. Primero hay que eliminar el enemigo. Si existen puestos policiales, los atacamos, tomamos el armamento y expulsamos a la policía. Segundo, si hay soplones y espías, tenemos que sacarlos, a veces hay que eliminarlos. Tercero, hay que sacar a los terratenientes feudales. En las zonas principales, haremos todo eso. Además, pedimos que renuncien los funcionarios del Comité de Desarrollo de la Aldea (VDC, siglas en inglés), elegidos en las elecciones oficiales, y exhortamos a las masas a boicotear las elecciones.

"Tenemos el apoyo del 75% del pueblo. Invitamos a los presidentes de los VDC a participar en el nuevo poder popular, y han aceptado renunciar a su cargo. Estamos centralizando y concentrando nuestras fuerzas para establecer nuevas formas de poder, estableciendo distintas formas de organización de masas-de mujeres, campesinos, estudiantes y niños-organizando a todo el pueblo".

Sumarse a la guerra

Hablo con dos grupos de combatientes del pelotón. La mayoría son jóvenes, de menos de 20 ó 30 años, con unos dos o tres mayores de 40. Son campesinos pobres y han vivido la represión en carne propia. Varios compañeros participaron en la lucha revolucionaria primero como estudiantes. Dos jóvenes son de una nacionalidad oprimida; dicen que la supresión de su cultura e idioma los motivó a unirse a la revolución. Recalcan que empuñaron el fusil porque no existe otra opción para los que quieren acabar con el gobierno reaccionario. Un joven dice: "Es nuestro deber, como jóvenes, luchar en esta guerra". Un compañero de 34 años sentado a su lado dice:

"¿Cómo me acerqué al ejército popular y el Partido? Pues, analicé la situación de nuestro país: carece de servicios de salud, de empleo, etc. Los jóvenes que migran del campo tampoco encuentran trabajo. Pregunté: ¿A qué se debe esta situación? Y capté que se debe al poder estatal reaccionario que explota al pueblo de muchas maneras. Entendí que hay que impulsar la lucha de clases; que los pobres triunfaremos porque somos muchos; y que podemos superar todas las dificultades y organizar a las masas.

"Entonces conocí al Partido, se inició la guerra popular y entré a las filas del ejército popular. Además, me sumé a la guerra popular porque el gobierno reaccionario no nos permite lograr nuestras metas por la vía pacífica. Respondió a nuestras reivindicaciones con represión, violando sus propias leyes. No dejó otra opción que iniciar la lucha armada. Participé en el inicio de la guerra popular en 1996 por la libertad de las masas oprimidas".

Hay pocas compañeras en el grupo, pero tienen muchas ganas de contarme por qué se unieron al ejército popular: se sumaron porque vieron que los maoístas están luchando por la liberación de la mujer. Una joven de 18 años dice:

"Empecé a trabajar con el ejército popular en la época del inicio. Antes participé en el movimiento estudiantil. Mi familia es muy humilde, tenemos una pequeña parcela. Estoy convencida de que no existe otra opción si queremos eliminar la desigualdad, la terrible opresión de la mujer, el expansionismo de India que acapara nuestras tierras. Para resolver todo eso es imprescindible luchar contra los reaccionarios y, por eso, he empuñado el fusil de todo corazón.

"En esta sociedad existe desigualdad entre hombres y mujeres. Los hijos heredan la propiedad de los padres, pero las hijas no. Cuando nos casamos, pasamos a la casa del esposo, donde nos oprimen, o sea, no somos libres. Pero la guerra popular y el Partido fomentan la igualdad de hombres y mujeres, y la plena participación de la mujer en la revolución. Estoy convencida de que el sistema de nueva democracia por el cual luchamos asegurará la igualdad de la mujer".

Varios guerrilleros mencionan que los motivó la valentía de los mártires. Un combatiente de 40 años dice: "Soy campesino pobre de Bethan. No tuve la oportunidad de asistir a la escuela; fui a la capital para buscar trabajo. Ahí conocí el comunismo y hablé con muchos revolucionarios; decidí ser comunista. Luego participé en el movimiento estudiantil, conocí a algunos dirigentes y milité en la organización juvenil del Partido.

"Ingresé al ejército popular el mero día del ataque al puesto policial de Bethan. Me motivó la explotación, además de la represión de los pueblos indígenas como el mío: el gobierno hindú nos reprime, no nos permite hablar ni leer nuestro idioma. Ahora soy optimista, pues me dedico a establecer el sistema de nueva democracia que fomentará la igualdad y eliminará la discriminación espoleada por los reaccionarios".

Una joven de 18 años cuenta que el ataque al puesto de Bethan la motivó a sumarse a la guerra: "Cuando se inició la guerra popular, participaba en el movimiento estudiantil. Estaba en prepa y militaba en la milicia popular. Era muy amiga de una mártir que cayó en el ataque de Bethan. Fuimos compañeras del movimiento revolucionario estudiantil, y cuando se inició la guerra popular, decidió asumir mayor responsabilidad. Se lanzó al ataque contra el puesto policial; dijo que si llegara a caer mártir, ese sacrificio beneficiaría al movimiento de la mujer y que era su deber".

Otro combatiente de 18 años dice que el ataque a Bethan lo impactó profundamente: "Es mi deber luchar por las masas oprimidas, crear una nueva situación en este país, acabar con la explotación. Mi compromiso es luchar hasta la última gota de sangre para tumbar el viejo sistema y establecer el sistema de nueva democracia. Recuerdo las palabras de Tritha Gautam: es mejor caer mártir y vivir para siempre en el corazón del pueblo, que vivir muchos años sin lograr nada para el pueblo. Estoy cumpliendo su promesa y, al luchar por la libertad de las masas, viviré para siempre".

Terminamos la reunión pasadas las tres de la madrugada y aun teníamos ganas de seguir platicando. La camarada y el mando me aprietan las manos y con un fuerte abrazo manifiestan su gran compromiso con esta lucha de vida o muerte, y nuestra profunda unión. Salen rápidamente sin hacer ruido.

Nos sirven té y al rato partimos. A estas horas no debemos prender la linterna y es necesario caminar aprisa. Un camarada me ofrece el brazo y lo dejo guiarme por el terreno desconocido. Tropiezo varias veces y me doy contra ramitas en el sendero, pero me ayuda con movimientos ligeros del brazo. Me asombra que nos desplacemos tan rápida y ágilmente sin siquiera ver el camino.

Llegamos a la casa donde nos vamos a quedar y un señor nos conduce a dos camas que han tendido para nosotros. Shiva se duerme en seguida; son pasadas las 4:30, pero no me da sueño.

Unas horas después nos despertamos y le doy las gracias al señor de la casa. Me dice: "No es nada... a la lucha aportamos todo lo que esté dentro de nuestras posibilidades". Desayunamos y luego pasan por nosotros; subiremos el cerro hasta la carretera. Miro a mi alrededor, observo el terreno que atravesamos anoche en la oscuridad. Vamos caminando por la aldea; las mujeres están afuera trabajando, montones de grano se secan al sol; los bueyes y cabras pastan. Luego, vamos por un sendero entre los cultivos de mijo, el alimento básico del pueblo.

A lo lejos veo un grupo de gente trabajando; son los compañeros del pelotón que están limpiando un espacio para construir un monumento a los mártires. El bus viene justo cuando llegamos a la carretera. Subimos, volteo la mirada y me despido.

Continuará.

* El OR 1015 relata la vida de Tritha Gautam.


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