Informe directo de la guerra popular de Nepal

Parte 5: Una escuadra en la ciudad

Li Onesto

Obrero Revolucionario #1018, 15 de agosto, 1999

El 13 de febrero de 1996, una serie de ataques armados coordinados inició un nuevo capítulo en la historia de Nepal. Bajo la dirección del Partido Comunista de Nepal (Maoísta), miles de hombres y mujeres dieron inicio a una guerra popular con el fin de barrer el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático de la faz del país. Durante tres años, la revolución se ha extendido, ha echado raíces y ha logrado mucho en Nepal. Es un acontecimiento significativo, pero altamente desconocido en Estados Unidos. Los que hemos tratado de mantenernos al tanto de esta guerra popular hemos obtenido información valiosa, pero es escasa.

Ahora el Obrero Revolucionario/Revolutionary Worker presenta un reportaje exclusivo. Hace poco nuestra corresponsal Li Onesto regresó de un viaje de varios meses a Nepal, donde recorrió el país con el Ejército Popular, se reunió y platicó con dirigentes del partido, guerrilleros, activistas de las organizaciones populares y habitantes de muchos pueblos... o sea, con los que están librando una auténtica guerra popular maoísta y empiezan a ejercer el nuevo poder popular. Damos un saludo rojo "lal salaam" a todos los de Nepal que hicieron posible este viaje.

A continuación publicamos la quinta parte de una serie de artículos sobre Nepal. (Vea las partes 1, 2, 3 y 4 en el OR No. 1014, 1015, 1016 y 1017.)

Desigualdad y desequilibrio

La experiencia de conocer el campo, y convivir y aprender de los campesinos, elevó mi conciencia acerca del terrible desequilibrio que existe en el mundo. La vida rural es tan difícil y atrasada que agota a los campesinos, quienes no tienen posibilidad alguna de salir de la miseria. La mayoría de la población (el 60%) es analfabeta, sobre todo las mujeres. Solo el 10% tiene electricidad. La vida, incluso de los citadinos de clase media, es muy dura comparada a Estados Unidos, donde hay tanta abundancia y tecnología, y grandes sectores tienen tantas comodidades. Hasta los trabajadores de Estados Unidos cuentan con muchas cosas que el 90% del pueblo nepalés, que vive en el campo, solo vería en un viaje a la ciudad: coches, televisores, refrigeradores, agua potable, electricidad y pisos de madera en vez de tierra. Por su parte, las masas de las ciudades viven en la pobreza, con muchísimo desempleo, vivienda inadecuada y atestada, etc.

En Katmandú, la gente trabaja sumamente duro. Cuando salgo por la mañana, ya están cargando bultos de ladrillos para la construcción; por falta de tecnología, el enorme peso les va destruyendo la espalda poco a poco. Los vendedores cargan su producto a la plaza y pasan todo el día bajo el sol. La niñez prácticamente no existe; los chamacos se pelean para vender artesanías o limpiar zapatos, y las señoras andan con sus hijos pidiendo limosna para darles de comer.

Un día vamos a un barrio donde nos toca estar un rato en la calle, esperando a un amigo. Es mediodía y todo el mundo está chambeando. En las tienditas se venden legumbres, pollo, carne, etc., sin refrigeración. Dos sastres están sentados en la banqueta con máquinas de coser (que parecen ser del siglo pasado) para remendar ropa. Las calles principales y chicas tienen puestos de todo tipo, donde la gente trata de ganarse la vida vendiendo servicios y mercancía. En frente una señora está peinando la basura, buscando algo que pueda servir. Todo eso me pone a pensar nuevamente que la vida diaria de esta ciudad para las masas es una lucha cruel e inexorable.

Nepal no tiene industria automotriz; la mayoría de los autobuses y carros son fabricados en India. De hecho, hay muy pocos coches particulares y mucho transporte: taxis, colectivos, buses y carros de culís.

Los carros de culí se usan muchísimo; son carretas que jala un culí-siempre un hombre-montado en bicicleta. Los manejan hábilmente por las calles atascadas; zigzaguean entre carros, camiones y bicicletas, y parece que en cualquier momento provocarán un choque o atropellarán a un peatón. Los culís pesan un promedio de 70 kilos, pero tienen muchísima fuerza; además de su propio peso, jalan unos 200 kilos (tres pasajeros y su equipaje) por las calles llenas de hoyos y baches. En las colinas, a veces no pueden avanzar: paran y se balancean en los pedales para agarrar fuerza y cobrar velocidad nuevamente. O tienen que bajarse y empujar la bicicleta con su carga, subiendo la colina a puros jalones y empujones.

Las grandes desigualdades se manifiestan en las relaciones entre los nepaleses y los turistas, y desde el primer día en Katmandú, esa situación me cae mal. Los pobres de la ciudad se desplazan hacia las zonas turísticas, donde bregan por ganarse el pan de cada día, ofreciendo sus servicios a cuanto extranjero encuentren en el paso. Los niños piden limosna en inglés: "Cinco rupias, por favor".

En Thamel, la zona turística, se concentran esas relaciones de desigualdad. Los restaurantes de la zona ni venden comida nepalesa, pues su clientela extranjera gasta mucho dinero para probar cocina italiana, mexicana, india, japonesa y americana. Es gente a quien le gusta ir de vacaciones a países "exóticos" como Nepal, pero espera encontrar todas las comodidades de su propio país. Por eso, se sirve el desayuno típico de Estados Unidos, huevos con tocino y pan tostado, y ¡hasta vi un café que toca jazz y blues, y sirve café Starbucks! En Thamel se puede comer muy bien por 200 rupias-unos $3.00-pero el pueblo no puede pagar eso ni en sueños, pues un obrero de caminos, por ejemplo, gana 60 rupias por una jornada de ocho o diez horas, ¡y eso tiene que alcanzarle para alimentar a toda la familia!

Hay grandes contrastes entre la falta de infraestructura por un lado, y la alta tecnología del turismo y las compañías extranjeras por el otro. La inmensa mayoría de nepaleses vive en la miseria; sin embargo, en los techos de los hoteles lujosos se ven antenas parabólicas y letreros que ofrecen "sauna, masaje, restaurante y bar". El pueblo no tiene servicio telefónico, pero un extranjero en Thamel puede comunicarse con sus familiares al otro lado del mundo por la Internet. Entro a un pequeño despacho que ofrece "e-mail"; cuenta con cinco nuevas computadoras con Windows 95, y dos estadounidenses están enviando e-mail por seis rupias por minuto. Las compañías de turismo ofrecen hoteles con aire acondicionado y televisión por cable, computadoras, etc., pero los colegios y universidades de Katmandú carecen de esa tecnología.

La tasa de desempleados es muy alta. Muchos nepaleses, sobre todo los jóvenes, se ven obligados a salir del país para buscar trabajo, principalmente en India y los países del golfo Pérsico. Se calcula que unos 100.000 nepaleses trabajan en los países del Golfo, como Qatar, Arabia Saudita, Bahrein y los Emiratos Arabes Unidos. La prensa en inglés informa que se acaba de firmar un acuerdo con el gobierno de Qatar, que aceptará 15.000 obreros nepaleses al año en Doha. El artículo dice que actualmente casi 6000 nepaleses trabajan en ese país. Esa cifra comprende solamente a los que tienen permiso de trabajo. Además, miles de indocumentados trabajan en Qatar como guardias y en la industria de comida rápida, la construcción y las fundidoras.

Por lo general, no voy a los lugares turísticos porque me siento muy incómoda, pues ahí las masas me ven como una extranjera rica. Sin embargo, me interesa la arquitectura y el arte, y por eso tengo ganas de ver los antiguos templos. Un día voy caminando por la ciudad hasta la plaza Durbar.

Un joven se ofrece de guía y nos ponemos a conversar. Me pregunta mucho sobre Estados Unidos, dice que quiere ir a trabajar, pero el viaje es tan caro que casi nadie puede hacerlo. Pero se piensa que los inmigrantes ganan mucho en Estados Unidos, y los jóvenes sueñan con ir; la situación tan difícil del país nutre el mito.

Cuando le pregunto a qué ciudad iría, responde que quiere trabajar en la agricultura de Virginia o en un estacionamiento de Las Vegas. Como no hay nada en Nepal, un trabajo así le parece una buena oportunidad. Le digo que en Estados Unidos la vida es muy difícil para los pobres, sobre todo los inmigrantes, y que hay mucha discriminación y brutalidad policial. Dice: "Igual aquí, la policía es terrible. Son una bola de corruptos, se meten en el narcotráfico y matan a mucha gente. A veces hacemos un `asado de policía'".

Trabajo revolucionario en las ciudades

El gobierno está muy ocupado con los preparativos para las elecciones parlamentarias y las calles están tapizadas. En todos lados hay cartelones de políticos con promesas falsas. El Partido Comunista de Nepal (Maoísta), que dirige la guerra popular, ha convocado un boicot nacional, y en el campo los enfrentamientos entre la policía y los guerrilleros maoístas aumentan. En las ciudades la lucha también se intensifica.

En el Kathmandu Post se informa de dos bombazos en la casa del Ministro del Interior, Pdam Prasad Pokhrel, en Sinamangal. No hubo muertos, pero destruyeron un vehículo y una moto. Según el Post, los maoístas reivindicaron la acción y "el jefe de policía del valle afirmó que las detonaciones fueron muy potentes". Al día siguiente se informa que la policía "no tiene pistas"; sin embargo, han arrestado a más de 500 personas en redadas en Lalitpur, Bhaktapur y Katmandú. El Post dice: "El subcomandante de policía del distrito de Lalitpur confirmó el arresto de 400 sospechosos de participar en el bombazo de Lalitpur, a 129 de los cuales trasladaron al cuartel de la policía de Mahendra para interrogación. Asimismo, hay centenares de detenidos en Katmandú y el distrito de Bhaktapur tras el incidente". El artículo agrega que muchos de los detenidos son jóvenes de 15 a 25 años y que afirman que los han tratado inhumanamente.

Tengo la oportunidad de entrevistar a varios dirigentes de organizaciones de masas que trabajan con mujeres, intelectuales, profesionales, estudiantes y obreros. Me da una mejor idea del movimiento revolucionario de las ciudades, de cómo se organiza y moviliza la resistencia contra el gobierno y el apoyo a la guerra popular en el campo. Los compañeros son muy dedicados y están muy convencidos de que es necesario acabar con el actual sistema político para lograr verdaderas soluciones a los problemas del pueblo.

Las organizaciones de masas tienen metas de corto y largo plazo. Si bien están dirigiendo la lucha reivindicativa de las masas, la libran desde una perspectiva revolucionaria. Los dirigentes dejan muy claro-y la Constitución de las distintas organizaciones de masas destaca-que para resolver los problemas del pueblo es necesario tumbar el actual sistema feudal y construir un sistema de Nueva Democracia. Educan a las masas de acuerdo a ese análisis y declaran abiertamente su "apoyo moral" a la guerra popular en el campo.

En este momento, las organizaciones de masas son abiertas y legales; sin embargo, hay una escalada de represión y están arrestando y matando a mucha gente. La represión ha atizado la voluntad de luchar contra el gobierno. Actualmente están luchando por mantener su posición legal, a pesar de los ataques. Han perdido a muchos camaradas, pero son optimistas y tienen una gran confianza en el potencial de la guerra popular de seguir avanzado y ganando el apoyo de la gente de las ciudades. Dicen que de veras las amplias masas consideran que la guerra popular les ofrece la única esperanza de verdadero cambio.

Por otra parte, la guerra popular realiza acciones armadas en la ciudad. Un día tengo la oportunidad de reunirme con una escuadra que hace esas acciones, unos muchachos y una compañera muy jóvenes, yo diría de unos 20 años. El jefe de escuadra dice: "Le agradecemos su visita y esperamos que divulgue las noticias de la lucha de Nepal. Brindamos nuestra solidaridad a los movimientos nacionales y guerras populares del mundo. La guerra popular de Nepal es parte de la revolución mundial".

Habla del trabajo de la escuadra: "Nos guía el plan del partido de organizar la lucha armada y la lucha legal. Consultamos al pueblo para escoger los blancos, es decir, los escogemos de acuerdo con las opiniones de las masas. Hay tres clases de blancos: 1) los que apoyan al gobierno; 2) los que obstaculizan la lucha de clases; y 3) los que respaldan al orden feudal o trabajan para él. Las transnacionales como Coca-cola, que son símbolos del capitalismo burocrático, son uno de los blancos principales. Otros son: la policía, las autoridades y ministros del gobierno que masacran al pueblo y atacan la guerra popular.

"Una vez que seleccionamos el blanco, organizamos la acción. Hacemos un plan muy detallado: vemos qué armamento se necesita; verificamos que la persona, la fábrica o lo que sea es un enemigo del pueblo. Para realizar una acción armada se necesita una sólida organización de masas; el respaldo de las masas es imprescindible. Es decir, la organización de masas es fundamental para las acciones armadas.

"El plan del partido determina las acciones para las distintas regiones: la oriental, la occidental, la central y el valle. Se han realizado unas 150 acciones en el valle desde la etapa del inicio, acciones de sabotaje, bombazos, cocteles molotov, y ataques a casas y tiendas de elementos malos. Otras acciones humillan a oficiales, policías y autoridades corruptas; los condenamos ante las masas. Eso ha tenido una respuesta muy favorable de parte de las masas; esas acciones les gustan muchísimo".

Les cuento que la prensa estadounidense tacha tales acciones de "terroristas" y el jefe de escuadra responde:

"El imperialismo yanqui es el líder del imperialismo y esgrime la prensa contra el pueblo. Por eso, allá no se entienden esas acciones; en cambio, el pueblo nepalés las recibe muy bien, o sea, muchos sectores tienen una respuesta favorable porque el gobierno viola la ley y la policía reprime al pueblo. Por eso el pueblo las apoya y pide más. Siempre explicamos el porqué de los blancos, o sea, que son enemigos del pueblo y que tales acciones son necesarias. Además, la prensa revolucionaria detalla los crímenes del individuo o de la compañía para dejar bien claro el motivo. Esas acciones son muy alentadoras para el pueblo. No se hacen al azar sino muy conscientemente, y se saca un comunicado de prensa al pueblo".

Le pido que explique la relación entre esas acciones guerrilleras en la ciudad y la guerra popular en el campo:

"Las acciones en la ciudad fortalecen la guerra popular y son importantes para: 1) la propaganda internacional; 2) desviar la atención del enemigo; 3) desarrollar organización en la ciudad; y 4) desmoralizar al enemigo y alentar al pueblo".

Además, dice que están elaborando armamento más avanzado:

"La cantidad de acciones está aumentado y estamos creando nuevas tecnologías, como nuevas formas de hacer y detonar bombas. El enemigo no entiende cómo hemos fabricado ciertas armas. Queremos desarrollar nuestra tecnología más para que el enemigo no logre entenderla ni emplearla. El gobierno cree que esta tecnología proviene del extranjero, pero no es cierto. Estamos elaborando una tecnología de gran escala que las masas pueden emplear para crear armas. Y a las nuevas armas les damos el nombre de mártires que dieron la vida a la revolución".

Al final de la reunión, el jefe de escuadra dice: "Es un gran honor tenerla aquí para contarnos del trabajo revolucionario en Estados Unidos. Conocemos la labor del Obrero Revolucionario y del PCR, y les brindamos nuestra solidaridad. Es difícil conseguir el Obrero Revolucionario aquí, pero cuando nos llega, lo leemos con interés y nos alegra mucho. Quisiéramos mandar un mensaje a los camaradas del PCR: los exhortamos a superar todas las dificultades, y luchar con osadía y determinación contra el imperialismo yanqui. Deseamos la derrota del imperialismo yanqui porque es clave para el éxito del proletariado. ¡Un saludo rojo a los camaradas del PCR y las masas revolucionarias de Estados Unidos!".

Continuará


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